miércoles, 14 de septiembre de 2011

Santa Rita de Casia. Iglesia San Pedro de Lambayeque



Santa Rita de Casia

Si los magnificos retablos del siglo XVIII, que engalanan las naves laterales de la Iglesia San Pedro de Lambayeque, constituyen de por si un importante bagaje cultural que debemos conservar, así  también, de paso, merece nuestra atención su impresionante imaginería virreinal, cuyo estado de conservación es precario y malo en algunos casos.  La imaginería virreinal alude a las imágenes tridimensionales o esculpidas que se crean en ese período.  

Aunque el patrimonio de imágenes de esta iglesia no encierre, en gran parte, un notable valor artístico, poseen sin duda un valor vocacional, testimonial e histórico; estas imágenes son símbolo de espiritualidad y por lo mismo objeto de veneración. Antiguamente muchas de ellas tenían  gran arraigo entre los fieles lambayecanos lo que ha permitido su supervivencia a través del tiempo. 

Lamentablemente, muchas de ellas se encuentran cubiertas de polvo, acumulado por los años, y plagadas de xilófagos, tales como termes (polilla de la madera) y anobios conocidos vulgarmente como carcomas de la madera, que han dañado sus estructuras al grado de encontrarse con partes expuestas por la pérdida de sus elementos compositivos, pues los insectos ya se comieron la madera. Un claro ejemplo de lo que venimos manifestando lo constituía la lograda imagen de Santa Rita de Casia, anteriormente ubicada en la hornacina de la calle lateral izquierda del primer cuerpo del retablo de Ánimas, nave de la Epístola.

Se trata de una escultura barroca, realizada en fina madera de cedro policromada, con ojos de cristal. Su autor es desconocido. De la imagen no se tienen datos concretos sobre su antigüedad y procedencia, aunque todo parece indicar se trataría de una talla de principios del siglo XVIII. Mide 112 cm. de altura, y sus pies descansan sobre un montículo o pequeña elevación asimétrica que simula un trozo de terreno cualquiera. La imagen se levanta sobre una peana de madera de 0.15 cm. de altura con el objeto de aumentar sus dimensiones, como "elevándola" a la vista del público.

Se le representa de pie y de frente. Viste el hábito agustino ceñido por la correa. En el lado izquierdo el hábito cae formando unos pliegues muy rectos que se rompen al llegar al suelo, mientras que en el lado derecho la tela deja traslucir su pierna ligeramente flexionada. La cabeza cubierta por una toca, en parte moldeada con tela engomada que le da forma, muestra un rostro ovalado, con la mirada ligeramente hacia lo alto, en la frente una pequeña estrella, huella de la espina clavada en ella (estigmatizada), cejas delineadas color castaño oscuro, nariz recta, boca pequeña y entreabierta que deja traslucir los dientes superiores, labios encarnados y mejillas sonrosadas. No cabe duda portaba en sus brazos una Cruz, atributo principal de la Santa.

A Rita de Casia se le reconoce como la "Santa de los imposibles", por los grandes obstáculos que hubo de vencer para alcanzar la santidad a lo largo de su vida (hija obediente, esposa fiel, esposa maltratada, madre, viuda, religiosa, estigmatizada). Santa Rita lo experimento todo. Es una de las santas más populares de la Iglesia Católica. Murió en olor de santidad el 22 de mayo de 1457 a la edad de 76 años. Su cuerpo se conserva hasta la actualidad incorrupto (aunque muy deshidratado). Fue beatificada por Urbano VIII en 1627. El 24 de mayo de 1900 fue canonizada por el papa León XIII. Su fiesta se celebra el 22 de mayo.

De lo que estamos seguros ahora es que a esta Santa se le daba culto en esta Iglesia desde los primeros años del siglo XVIII. Esto lo avala un fugaz e inconcluso dato que exhumáramos de un viejo protocolo que se guarda en el Archivo Departamental de Lambayeque, que a la letra dice: "...mayordomo de la Gloriosa Santa Rita" (Causas Eclesiásticas. 1718). Además sabemos que contaba con una cofradía, actualmente extinguida, lo demuestra el testamento que hace dos siglos atrás, en julio de 1810, dictara Manuel Sono, natural de esta ciudad, ante el escribano público y de cabildo José Vásquez Meléndez. Inédito documento que ubicáramos también entre la copiosa papelería que se conserva en el citado Archivo.

Manuel Sono era hijo legítimo de Toribio Sono y María Antonia Soenape. En una de las cláusulas del citado instrumento, Manuel declara ser mayordomo de la "gloriosa Santa Rita" y dejar el cargo a don Feliciano Oscho, con todo lo perteneciente a la Santa. Entre los bienes de la imagen se encontraban: "una túnica y manto de terciopelo negro con sus franjas de oro, su diadema de plata, Santo Cristo y disciplina de lo mismo, un punzón de oro con su perla fina, un libro forrado también en plata, otra túnica más de terciopelo negro y un manto viejo del mismo color de genero de seda y una camisa de estopilla blanca, además de una caja de madera para guardar todo esto, con más cuatro libras de cera de castilla".

Aunque la efigie de Santa Rita no es de vestir era antigua costumbre, que se conservó hasta las primeras seis décadas del siglo pasado en esta Iglesia, adornar las imágenes con mantos ricamente bordados y cabelleras postizas. Es más se sabe que hasta mediados del siglo XIX, las imágenes que adornan los retablos lambayecanos se encontraban engalanadas con sus mejores joyas de plata. Los amigos de lo ajeno, el robo sacrílego, hicieron que las cofradías y hermandades las pusieran a buen recaudo.  

El estado de conservación de esta imagen dieciochesca era malo, se encontraba cubierta de polvo, su vestidura, completamente repintada, mostraba a la vista las huellas causadas por el ataque de xilófagos y por último se detectó que la pechera, correa y la parte delantera de la túnica original habían contado con esgrafiados en pan de oro, lamentablemente en gran parte desaparecidos. La peana de madera se encontraba carcomida por los xilófagos y repintada con burdos jaspeados que trataban de imitar el mármol.

Ante el visible deterioro en que se encontraba esta bella imagen, los miembros del Patronato de Cultura y Turismo de esta ciudad, tuvieron la feliz iniciativa de concebir un proyecto al que denominaron: "Adóptame soy una imagen en riesgo. Iglesia San Pedro de Lambayeque". Su principal objetivo: salvar a como de lugar la efigie de Santa Rita de Casia. Para la ejecución del proyecto se contó con el desinteresado concurso de La Parroquia de Lambayeque, de la Municipalidad Provincial de Lambayeque y personas representativas de la ciudad, con su valioso aporte se logró iniciar el proceso de restauración integral de la imagen y salvarla de una irreparable pérdida. Ahora se encuentra depositada en la hornacina lateral izquierda del primer cuerpo del retablo, conocido hasta hace algunos años atrás como de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, en la nave del Evangelio.

Esperamos se continué con este trabajo, en aras de la conservación del patrimonio cultural mueble de esta Iglesia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario