miércoles, 4 de enero de 2023

Reflexiones en torno a una antigua e interesante fotografía de la Iglesia San Pedro de la ciudad de Lambayeque.

 

Iglesia San Pedro de Lambayeque (1938) (Colección: Miguel Ángel Diaz Torres).

La iglesia San Pedro de la generosa y benemérita ciudad de San Pedro de Lambayeque. se extiende paralelamente a la plaza de armas “27 de Diciembre” de esta ciudad, entre las antiguas calles de “San Roque”, hoy “Dos de Mayo” y “Real de los Mercaderes”, hoy “Ocho de Octubre”. Espacio que le fuera asignado en el momento mismo en que fuera fundado, a mediados del siglo XVI, el pueblo de indios de San Pedro de Lambayeque, así su denominación original.     

Ahora bien, la fotografía de la iglesia San Pedro, que ilustra esta entrega, fue captada al promediar una tarde de hace aproximadamente ocho décadas atrás. Se encuentra en el libro Nobiliario de las ciudades del Perú de Enrique Gamarra y Hernández, aparecido en 1938. Una copia, de ésta (15x21), nos ha sido gentilmente proporcionada por nuestro dilecto amigo el bibliófilo y bibliógrafo chiclayano Miguel Ángel Díaz Torres.

En la vista se observa el lado Sur del templo, de Este a Oeste. Al momento de la toma habían pasado algo más de dos décadas de aquel fatídico verano de 1925, en que un recurrente fenómeno de “El Niño”, catalogado por los especialistas de “muy fuerte”, asolara catastróficamente la costa norte del Perú, especialmente nuestra región.

Las torrenciales lluvias e inundaciones, que trajo consigo el terrible fenómeno natural, estuvieron a punto de inundar la ciudad de Lambayeque, que logró salvarse gracias a la oportuna participación, por especial encargo del presidente Augusto B. Leguía, del ingeniero Charles W. Sutton, a la sazón, jefe de la Comisión de Irrigación de Piura y Lambayeque (Irrigación de Olmos). Sutton, con ayuda de su personal especializado y el concurso de gran parte de la población, cumplió fielmente la orden dada por el mandatario desde Palacio de Gobierno: “Salve mi pueblo cueste lo que cueste”.

La iglesia de Lambayeque fue uno de los edificios afectadas por el nefasto y cíclico evento. La antigua ramada de “San Pedro”, hoy “Capilla San francisco de Asís”, sufrió serios daños, sobre todo en su techumbre, la casa parroquial quedó en escombros. Por efecto de las torrenciales lluvias se perdieron 216 casas en su casco urbano, amén de un porcentaje mayor que resultó seriamente afectado en sus estructuras.

Capilla San francisco de Asís”, sufrió serios daños en el verano de 1925.

El Cementerio General “El Ángel”, fue totalmente arruinado por efecto de una fatal inundación que se verifico por el lado Norte de la ciudad. Se tiene conocimiento que el agua acumulada al interior del Campo Santo lambayecano llegó a 1.50 m. de altura. El Ingenio o Molino Mocce, de propiedad de don Sebastián Oneto, de nacionalidad italiana y, por entonces, Agente Consular de su país en la región, se salvó gracias a los denodados esfuerzos de su personal y pobladores de su entorno.

Cementerio de Lambayeque (1921)

Molino Mocce (1925).

No contamos con datos precisos en torno a las refacciones que se efectuaron en el templo lambayecano, después de pasado el gran susto del verano de 1925. Pero por lo que podemos apreciar en la fotografía estas no fueron del todo perdurables, dado los precarios elementos de que estaban constituidos algunos de sus elementos estructurales, sobre todo los de su exento cerco perimetral, fabricado de adobes, a finales del siglo XIX, y enlucido con mortero de yeso, cal y arena fina de río (lavada).


Vista del cerco perimetral de la iglesia de Lambayeque (1913).

Sin embargo, una década antes de que fuera publicada la foto de la iglesia de Lambayeque en 1938, materia de esta modesta entrega, la ciudad de Lambayeque soportaba, en horas de la tarde, un fortísimo temblor los días 14 y 18 de mayo de 1928. El fraile dominico Ángel Menéndez Rúa en su libro Boceto Histórico de la Iglesia de Lambayeque, relata que ambos fenómenos naturales “…hicieron en la Iglesia tanto destrozo que en distintas partes se veía el cielo a través de los boquerones producidos por el terremoto” (Ob. cit. 1935: 258).

Menéndez Rúa, manifiesta que fueron ocho meses consecutivos los que se emplearon en la reparación de los daños ocasionados por el sismo “…dejando los arcos asegurados con rieles, las bóvedas con clavos de hierro y todo resanado y enlucido”. Seguidamente agrega: “Se pintaron al óleo la mayor parte de las bóvedas y la cúpula de hierro o media naranja” (Ibíd.). En 1930, se continuó con la obra. En ese año “…se pintaron al óleo las naves laterales, las bóvedas del coro y las de la entrada principal” (Ibid.). En 1933 “…se revocó la parte exterior de la Iglesia con yeso y arena” (Ibíd.: 259), en este trabajo se empleó cinco meses. En los primeros meses de 1934 “…se repararon las fachadas de la Iglesia que dan al parque, capilla San Francisco y calle “8 de Octubre(Ibid.).


Interior de la iglesia a mediados del pasado siglo.

Debemos mencionar que, en 1916, a iniciativa del señor cura Dr. Arístides Pita se colocó la loseta de mosaico al interior de la iglesia, y el 17 de octubre, del mismo año, se dio inicio a la refacción de la vieja torre campanario del lado Sur, con fondos colectados por un comité de damas de la localidad presidida por doña Luzmila Iglesias de Burga. Era alcalde de la ciudad el señor José Ignacio Iturregui Mendiburu. Las obras de refacción y pintado interior de la iglesia tuvieron un costo de 10,000 soles y estuvieron a cargo del ingeniero Roberto Behr, de nacionalidad alemana. En esa ocasión se revistió la torre con abrazaderas de hierro y cemento. Lo curioso del caso es que la cruz, que corona la cúpula de esta torre, colocada en esa oportunidad por los albañiles lambayecanos Manuel Mesta y Víctor Gallo, fue pintada de color negro, la peana, donde descansa la citada cruz, de color blanco, y, por último, de color rojo la cúpula, colores de la bandera alemana de donde, como hemos visto, era natural Behr. La obra se culminó el 19 de noviembre de 1916.

El templo de Lambayeque, tiene tres puertas de acceso de dos abras y postigo. Están realizadas en fina madera de cedro y mirra, todas con sus antiguas y respectivas aldabas de bronce y engalanadas profusamente con botones elaborados en cobre. Así tenemos: la puerta principal o puerta de la “Esperanza”, que mira a la antigua calle del “Cabildo” después de “San Roque”, hoy calle “2 de Mayo”; la puerta de “San Pedro” que mira a las ramadas o capillas doctrinales y la puerta del “Perdón” o de la “Caridad” que mira a la Plaza Mayor, Plaza Principal o Plaza de Armas “27 de Diciembre”, de esta prócer y devota ciudad.

Aldaba de bronce

Aldabas de bronce y botones realizados en cobre.

Ahora bien, sabemos que el reloj público, que engalana la torre sur del templo lambayecano, fue adquirido y donado a esta iglesia, en 1862, por el acaudalado terrateniente lambayecano don Manuel Salcedo Peramás, hijo legítimo de Manuel López Osaba de Salcedo y Tomaza Peramás Villodas. El reloj fue colocado en la antigua y primigenia torre del lado sur del templo por el maestro trujillano Nicolás Zevallos, en abril de 1864. Debemos agregar: que el reloj fue fabricado en Inglaterra en 1859.



El reloj público de la iglesia.

Reloj público. Se ubica en el tercer cuerpo de la torre campanario del lado Sur de la Iglesia San Pedro de Lambayeque.

Sin embargo, investigando entre la antigua papelería que se custodia en el Archivo Regional de Lambayeque (ARL), ubicamos un interesante e inédito dato en torno a este hecho que se encuentra registrado entre los protocolos notariales del escribano público y de hipotecas don Manuel Samillán (1863).

Decimos esto porque el 29 de diciembre de 1863, la Junta de Obras Públicas de la Provincia de Lambayeque, compuesta por los señores don Clemente Ríos, subprefecto de la provincia; don Rosendo Sánchez, alcalde municipal y don José María Bernuy, se presentaron ante el anteriormente citado escribano con el objeto de celebrar un contrato con los maestros albañiles don Ricardo Johnson, domiciliado en Lambayeque, y don Jorge W. Noblie, con residencia en Ferreñafe: […] para plantificar o edificar sobre el frontis de la puerta de la iglesia que mira a la plaza principal de esta ciudad, la obra adecuada de la colocación del reloj público”.

Ahora sabemos que en un principio la intención de la aludida corporación lambayecana era el de colocar el reloj público, obsequiado por Salcedo, en el frontis de la puerta del “Perdón” o de la “Caridad” de la iglesia, o sea aquella que mira a la Plaza de Armas “27 de Diciembre” de esta ciudad. La obra se ejecutaría con dinero proporcionado por el erario nacional. 


Puerta del "Perdón" o de la "Caridad".

El compromiso pactado por los citados maestros albañiles y los miembros de la corporación era levantar “desde la superficie hasta la cúspide” el frontis, de estilo neoclásico, de la aludida puerta hasta una altura de 22 varas castellanas (aproximadamente unos 18 metros de altura), debía ser sólido, poseer molduras y las paredes, construidas de cal y ladrillo, debían tener un espesor de 32 pulgadas. La fábrica tendría una duración de tres meses y se empezaría a trabajar desde el 4 de enero de 1864.

El costo de la obra sería de 1,200 pesos pagaderos puntualmente en el siguiente orden: doscientos pesos que ya se les había adelantado; treinta pesos por cada semana de trabajo y el saldo el día en que la obra fuera entregada a satisfacción. La junta se comprometía también a proporcionar los operarios y los siguientes materiales, puestos en obra, como: agua, sin ningún costo; ladrillones (sic) a diecisiete pesos el millar; diez pesos por el millar de ladrillos pequeños y doce reales por el quintal de cal. Como es obvio, y por motivos que hasta el momento desconocemos, esta obra no se llegó a concretar, y el reloj público fue colocado en el lugar en el que hasta ahora se encuentra.

Esperamos no habernos excedido en comentar los antecedentes previos al momento de la toma fotográfica que ilustra esta entrega, esa no fue nuestra primigenia intención. Sin embargo, hemos creído que la vista, en sí, lo ameritaba. Dicho esto, pasemos ahora a tratar de realizar un brevísimo analices de ésta.

La fotografía, captada en Angulo a nivel o normal, muestra la fachada del lado Sur de la Iglesia, de Este a Oeste. Se puede apreciar, en primer plano, la calle empedrada (canto rodado) y casi la totalidad del cerco perimetral del lado Sur de la iglesia. El cerco muestra, a las claras, cierto deterioro en su enlucido realizado con mortero de yeso, cal y arena fina; se nota también que las bases de las almenas, que sostienen las originales rejas de madera y se encuentran apoyadas sobre el muro de baja altura, se encuentran sin enlucir y, tal vez, afectadas por serios problemas de humedad. Sabemos que estas estaban en proceso de reconstrucción entre los años de 1934 y 1935, año, este último, en que se concluyeron los trabajos. Lo que no es fácil determinar, es si la vereda está constituida por piedra granito (adoquín) o ladrillo de tipo pastelero.

Podemos observar también, que no se encuentra la lograda escultura del apóstol San Pedro, patrono de la iglesia y de la ciudad. Esto porque la efigie, obra del escultor chiclayano (natural del distrito de Pimentel) Miguel Baca Rossi, fue colocada en 1947.

Escultura del apóstol San Pedro. Iglesia San Pedro de Lambayeque (Memo Luna, 2014).

En la fotografía se pueden ver, nítidamente, los delgados y largos postes de alumbrado público, de fina madera de pino Oregón, con una altura de 6 m. aproximadamente, dotados en lo alto con su pequeño brazo de fierro del que pendía, sujeto a una cadena por la que pasaba el cable conductor, el platillo de metal que protegía del agua lluvia el foco o bombilla de luz. Estos postes se encontraban clavados en el suelo sirviéndoles de sostén, en su base, una cuña de madera de algarrobo de aproximadamente 1m. de altura, empernado y amarrado al poste con alambre galvanizado trenzado. Estos postes tuvieron, en su tiempo, doble función, porque también se usaban para amarrar los caballos, mulas y burros, que, con sus respectivos jinetes, transitaban por la ciudad. La monumental iglesia lambayecana exhibe orgullosa su imponente y única torre campanario, la del lado Sur, de algo más de 35 m. de altura y terminada a finales del siglo XVII. 


La iglesia San Pedro de Lambayeque, con su única torre campanario del lado Sur (Brüning, 1911). 

La torre del lado Norte se concluyó, recién, diez años después, en 1948, gracias a la tesonera labor de fraile Casimiro Jiménez OP. y fue inaugura el 11 de septiembre de ese mismo año. Artífices de esta obra lo fueron: el maestro albañil Sr. Guillermo Niño Vite (lambayecano), bajo la dirección del arquitecto Sr. Víctor Mora Flores (chiclayano).

Arquitecto Víctor Mora Flores

Para ahondar en más detalles sobre este feliz acontecimiento, quisiéramos remitirnos al interesante artículo que publicara Miguel Ángel Diaz Torres, en su Blog “Del Baúl Bibliográfico Lambayecano”, aparecido el miércoles 13 de abril de 2022. En él, Diaz Torres, amparándose en los datos tomados de la revista "Misiones Dominicanas del Perú" (1943-1946-1948) de su amplia colección, nos da una pormenorizada razón de los actos realizados con motivo de la inauguración y bendición de la torre del lado Norte del templo lambayecano. Veamos:

“Con motivo de celebrarse los veinticinco años de la presencia de los Padres Misioneros Dominicos y la culminación de la segunda torre de la Iglesia San Pedro, los miembros de la Junta Parroquial de Acción Católica, prepararon un extenso Programa de festejos religiosos y sociales.

Los festejos conmemorativos se iniciaron con un Solemne Novenario de sermones a cargo del R.P. Wenceslao Fernández, como preámbulo para la Comunión General del día de la Fiesta.

Se tuvo la visita del Excmo. Sr. arzobispo de la Diócesis Mons. Aurelio Guerrero quien fue recibido por las Autoridades, Escuelas, Instituciones Religiosas, dando el saludo de bienvenida un joven de la Acción Católica, recibiendo de parte del arzobispo su agradecimiento dirigiendo unas palabras en el Templo.

El día Central 11 de setiembre de 1948, muy temprano, el arzobispo dijo la Misa de Comunión General, quien ayudado por el R.P. Párroco Fr. Miguel Matamala y el R.P. Wenceslao Fernández se administró mil quinientas comuniones.

A las 10 de la mañana hubo misa de Medio Pontifical oficiada por los RR.PP. Lazaristas de la Comunidad de Chiclayo. Entre los Reverendos. Párrocos y demás sacerdotes que se encontraban presentes se repartieron los oficios de Asistencia al Prelado. La misa fue cantada por los RR.PP. Franciscanos de Chiclayo. Honraron estos actos los siguientes: Dr. Jerónimo Mondoñedo Párroco de la Matriz de Chiclayo; Dr. Vargas, Párroco de Motupe; Dr. Samuel Pereda, Párroco de Monsefú; Dr. Francisco Cantons, Párroco de Pimentel; Dr. Alfonso Murillo, Párroco de Jayanca; Dr. Francisco González Burga, Párroco de Ferreñafe (quien hizo de maestro de ceremonias); el Capellán del Regimiento, Dr. José Marchino; el de la Base de Aeronáutica de Chiclayo, Dr. Alfredo Bonadona (quien hizo luego un elogioso artículo de prensa); y además, Capellán de las RR.MM: Dominicas del Colegio del Rosario de Chiclayo. La Iglesia San Pedro de Lambayeque estaba totalmente llena en sus tres naves.

Acto seguido el arzobispo con todos los religiosos presentes, procedieron a la bendición de la Nueva Torre, siendo padrinos e Sr. Marcial Pastor y la Sra. Luisa Larco Ferrari (esposa del Ing. Luis Noya Ferré). Habló un miembro del Comité Pro Templo, siguiendo luego las bendiciones de nuevas construcciones y reparaciones del Templo, así como de nuevas imágenes etc.

En la Casa Parroquial se develó la Placa Conmemorativa de las Bodas de Plata de la venida de los Padres Misioneros Dominicos, acto apadrinado por el alcalde de la ciudad Dr. Hilario Fierro y Sra. Artemia Cuglievan de Woyke. Dirigiendo un discurso el presidente de la Junta Parroquial de Acción Católica Capitán Gamaliel Hinostroza.

En los actos sociales se dio desayuno a los niños de Primera Comunión y a los jóvenes de A. C. de Chiclayo; y en la casa de la Sra. Orocia García de Oneto se sirvió el almuerzo en honor de las Autoridades religiosas y civiles”.

Bendición de la torre del lado Norte de la iglesia de Lambayeque (1948).


Las torres asimétricas de la iglesia San Pedro de Lambayeque /(Mamo Luna, 1985).

Prosigamos. Al fondo de la antigua vista se puede divisar parte de la puerta de la tienda del chino Carlos (Cálalo), y al costado, hacia la calle “Bolívar”, la puerta de ingreso a la casa de la señorita Villafuerte, de ocupación: costurera. En este espacio se levanta hoy el local de la Municipalidad Provincial de Lambayeque.

Al extremo izquierdo de la fotografía de 1938, se observa la puerta de la tienda del chino Carlos (Cálalo), 

En esta fotografía de 1929, se puede apreciar en primer plano el local de la antigua Municipalidad de Lambayeque


El actual edificio de la Municipalidad Provincial de Lambayeque.

Perdón, nos olvidábamos. Al costado izquierdo de la vieja fotografía podemos distinguir claramente las ramas y las largas hojas de uno de los ficus, de notable crecimiento, que adornaban el cuadrilátero de la Plaza de Armas “27 de Diciembre” de nuestra generosa y benemérita ciudad. Se sabe que fueron talados en 1939, por orden expresa del teniente alcalde don Alfredo Wenceslao Salcedo Pastor, por el gran desarrollo, tal vez, de su sistema radicular. El periodista e historiador peruano Aurelio Miro Quesada Sosa - que estuvo de paso por Lambayeque en 1935 - en su libro Costa, Sierra y Montaña (1940), escribe:

    “Cruzo enseguida la Plaza Principal. Bajo el viento fresco de la tarde, veo una plaza lírica y simpática, con bancas que se acogen a la sombra propicia de algunos ficus hermosísimos. Se me dice ahora que ya esos árboles no existen. Se me afirma – y quiero todavía resistirme a creerlo – que no se ha tratado de una poda, sino que han sido cortados de raíz. Cuando pasen los años y los habitantes de Lambayeque o los viajeros recuerden la copa frondosa de los ficus, habrá quien coloque en la Plaza alguna ofrenda a esos árboles mártires, que fueron en su día lujo y presea en la ciudad".


La Plaza de Armas de Lambayeque circundad de ficus (Brüning, 1903).

 

Bibliografía

DIAZ TORRES. Miguel Ángel. https///delbaúlbibliográficolambayecano.blogspot.com. Miércoles 13 de abril de 2022.

MENÉNDEZ RÚA, Ángel. Boceto Histórico de la Iglesia de Lambayeque. Lambayeque. Marzo 19 de 1935.

MIRÓ QUESADA, Aurelio. Costa, sierra y montaña. Chacra Ríos, P.L. Villanueva. 1964.

  

Archivo Regional de Lambayeque (ARL).

Libro de Registros. Escribano: Manuel Samillán. Año 1963.

Fotografía

 Hans Heinrich Brüning.

 Guillermo Luna Lorenzo (Memo Luna)

 Colección: Miguel Ángel Diaz Torres.

 Antiguas Fotos de Chiclayo.

 

 


lunes, 2 de enero de 2023

Lambayeque en las celebraciones del Centenario de la Independencia del Perú (1821 – 1921).


El 28 de julio de 1921, el reducido casco urbano de la generosa y benemérita ciudad de San Pedro de Lambayeque y, como es obvio, con menos densidad poblacional de la que hoy ostenta, celebró los primeros 100 años de la simbólica proclamación política de la Independencia del Perú del opresor régimen español, la mañana de 28 de julio de 1821, en la ciudad de Lima.

Por aquellos años los límites de la ciudad de Lambayeque eran los siguientes: por el Norte: el nuevo y antiguo cauce del río Lambayeque con sus respectivos puentes metálicos inaugurados en 1908, con los nombres de puente “Pardo”, en honor al presidente, en funciones por aquella época, don José Pardo y Barreda, y puente “León”, en atención a las cualidades morales del empresario y político lambayecano don Augusto F. León Paredes. 

Debemos agregar que el puente “León”, se construyó sobre la antigua y hasta hoy operativa acequia “San José”, y el puente “Pardo” se construyó justo al ingreso, de sur a norte, de la actual avenida “Augusto B. Leguía”, en la hoy denominada calle “Miguel Baca Matos".

                                

Augusto F. León Paredes. 

El puente “José Pardo” sobre el antiguo cauce del río Lambayeque (1920).

Por el Sur: la antigua calle “Tancún” actualmente calle “Emiliano Niño Pastor”, la vieja acequia de Chantón, sobre cuyo cause se construyó después la hoy denominada calle “Juan XXIII”; el campo de “Tiro al Blanco”, espacio donde hoy se levanta la Universidad Nacional Pedro Ruiz Gallo (U.N.P.R.G.), y, por último, los “Montes de la Virgen”, extensas dunas o médanos de arena movediza pertenecientes, en su origen, al común de indios de Lambayeque.

Por el Este: la Estación y terraplén del Ferrocarril y Muelle de Puerto Eten y el Hospital “Nuestra Señora de Belén”.

Por el Oeste: la pampa de Sodac, el Cuartel Leoncio Prado, la calle “Cruz del Siglo XX” (hoy calle “Charles Sutton”). 

Al Noroeste: el viejo puente de la Carramuca. Antiguo puente que perteneciera, en su momento, a la cofradía del Santísimo Sacramento de la iglesia parroquial San Pedro de esta ciudad. Este puente se encontraba ubicado en la intercepción de las hoy denominadas calle “Miguel Baca Matos” (antiguo cauce del río Lambayeque) y la calle “José Gálvez” (antaño conocida como calle "del puente" o calle del “puente viejo”.

El puente viejo de la Carramuca a principios del siglo XX.

Cuartel Leoncio Prado, inaugurado en 1916.

Ese era, en apretada síntesis, el perímetro urbano que abarcaba la ciudad de Lambayeque al momento de celebrar el primer Centenario de la jura de la Independencia del Perú (28/7/1821– 28/7/1921).

Una ciudad, de poco más de 4,000 habitantes, que todavía mostraba su antiguo esplendor. Ese viejo lustre se encontraba reflejado en su antigua e inconclusa iglesia matriz, de una sola torre campanario; sus capillas doctrinales o ramadas, y en sus viejas casonas solariegas de sobrias y singulares fachadas.

Mansiones señoriales dotadas de recios portones y postigos de ingreso, zaguanes con arcos de medio punto, amplios patios empedrados, solidos ambientes decorados con logradas pinturas murales al temple o, en su defecto, forrados con fino papel importado de Francia o Italia. Antiguos inmuebles equipados de largos balcones abiertos de cajón corrido, de techos artesonados con fina madera de cedro de Nicaragua, de ventanas exquisitamente elaboradas en fierro forjado, de balconcitos con sus balaustres de madera o fierro, etc., etc.

La antigua calle de “San Roque”, hoy “2 de Mayo” a principios el siglo XX.

La antigua casa solariega de los Iturregui en Lambayeque, demolida en 1928 (Brüning 

Las antiguas capillas doctrinales o ramadas 

Carlos J. Bachmann, en su Monografía aparecida en 1921, nos dice que una de las casas que mostraba, aún, su “magnificencia de antaño” en esta ciudad, lo constituía la casa de don Bernardino Salcedo, ubicada en la antigua calle “Real de Mercaderes” hoy “8 de Octubre”. Bachmann escribe: “Tiene amplio patio y está bien conservada. En el patio, hacia la derecha, se ve un viejo y hermoso tamarindo, cuyo tronco revela su ancianidad, y cuyo follaje da sombra envidiable que provoca aprovecharla” (Ob. Cit., 1921: 318)

De lo que a todas luces no estaba enterado Bachmann, es de que, en uno de los amplios salones de esta mansión señorial, el cabildo en pleno de Lambayeque declaró la independencia absoluta del poder español, la memorable noche del 27 de diciembre de 1820. Lamentablemente, está histórica casa fue demolida, “por la piqueta del progreso”, en 1962.


La desaparecida casa "Salcedo" en Lambayeque.

    “En el mismo Jirón - continua Bachmann - queda otra casa colonial, propiedad de la señora Águeda Leguía de Cúneo, hermana del ministro de gobierno, doctor German Leguía y Martínez. Es de altos; sus balcones y ventanas ostentan verjas de fierro de primoroso trabajo” (Ibid.). 

Sin imaginarlo también, Bachmann hacía una descripción muy sucinta de la casa virreinal que ocupara, 100 años atrás, el síndico procurador del cabildo de Lambayeque Dr. Mariano Quesada y Valiente. Sí, aquella en que el pueblo bajo o llano de Lambayeque juró su independencia del anacrónico régimen peninsular, la madrugada del 31 de diciembre de 1820. En la actualidad, esta histórica casa también ha desaparecido, fue derruida, sin motivo aparente, en 2014.


Desaparecida casa "Leguía - Cúneo" en Lambayeque

Constituye una verdadera lástima el que no se conserven fotografías de algunos de los acontecimientos más importantes acaecidos en esta ciudad en los primeros años del siglo XX. Sin embargo, contamos con la copia de un artículo aparecido el 21 de agosto de 1921, en la revista limeña “Variedades” (copia proporcionada por mi dilecto amigo el bibliófilo y bibliógrafo chiclayano Miguel Ángel Díaz Torres), en él se insertan algunas vistas y se detalla, muy brevemente, las actividades realizadas en esta generosa y benemérita ciudad con motivo de conmemorarse el primer centenario de la Independencia del Perú. Por su lectura sabemos, hoy, que el día central, el 28 de julio de 1920:

    “…hubo parada militar y los colegios y otros centros de educación desfilaron en perfecto orden por las calles de la ciudad recibiendo los aplausos del público; además una serie de diversas actuaciones”.

Desfile militar en Lambayeque (1929). Se puede observar, al extremo derecho, el frontis del antiguo cabildo lambayecano.

Desde uno de los balcones del Casino Civil Militar de Lambayeque, hizo uso de la palabra el mayor Zarate, en representación Regimiento N. 1 acantonado en esta ciudad. Posteriormente, tanto civiles como militares desfilaron por las principales calles de la ciudad precedidos por un “cuadro vivo” alusivo al magno acontecimiento.

El mayor Zarate dando lectura a su alocución patriótica desde uno de los balcones del Casino Civil Militar.

El multitudinario desfile cívico - militar hace su paso por la calle “8 de Octubre” de Lambayeque. precedido por un cuadro vivo, la mañana del 28 de julio de 1920.

Ahora bien. El primer Centenario de la ruptura con el anacrónico régimen peninsular, trajo consigo la aparición, reconstrucción y consiguiente inauguración de dos obras conmemorativas, realizadas en igual número de espacios públicos con que contaba la ciudad de Lambayeque.

En primer término: la construcción de la “Plaza de la Independencia”, erróneamente conocida hoy como parque “Pascual Saco Oliveros”. Algunos meses atrás, de tan importantes efemérides, el señor Gamarra Castañeda, subprefecto de la provincia, había nombrado un comité, ad hoc, que trabajaría en la adecuación del espacio.

El comité fue apoyado por el Club Sport “Pascual Saco” y por familias lambayecanas comprometidas, desde un principio, con el proyecto. Su principal tarea:

    “La distribución de los sardineles o posas, donde, previó sembrío, había de formarse el jardín en los distintos compartimientos. Esta Plaza fue adornada con particular esmero, por tratarse de los Héroes y estar dedicada a ellos” (Menéndez Rúa, 1935: 207).


La Plaza “De La Independencia” (1929).

Posteriormente, con ocasión de celebrarse el primer Centenario de la Independencia del Perú (28/7/1821 – 28/7/1921) se construyó, al centro de dicha plaza, un sobrio y elegante pedestal levantado sobre tres gradas de piedra granito, y en su cúspide se colocó una lograda e imponente escultura de bronce, de tamaño natural, que representa al prócer de la independencia de Lambayeque, coronel don Pascual Saco Oliveros. agente primordial de la rendición realista en esta ciudad. Al ilustre prócer lambayecano se le muestra de pie, vistiendo uniforme militar, con charreteras y botas de montar, portando entre sus manos una espada de caballería envainada. En las cuatro esquinas de la plaza, igual número de bustos de bronce dedicados a los próceres lambayecanos Juan Manuel Aniceto Iturregui Aguilarte, José Rivadeneira y Tejada, José Ignacio Iturregui Aguilarte y José Leguía y Meléndez.

Estatua de bronce del coronel Pascual Saco Oliveros.

Busto de bronce de don José Rivadeneira y Tejada (Archivo del autor).

Tanto la estatua de bronce del coronel Pascual Saco Oliveros, como los cuatro bustos, elaborados también en bronce, de los patriotas lambayecanos antes mencionados, fueron realizados por uno de los más destacados exponentes de la primera generación de escultores peruanos de las dos primeras décadas del siglo XX, el artista plástico chalaco (natural del Callao) don David Lozano Lobatón. (1885 – 1936), en su taller de Barrios Altos en la ciudad de Lima.

David Lozano Lobatón (Colección: Miguel Ángel Diaz Torres).

En lo que respecta al busto, esculpido en bronce, de José Ignacio Iturregui Aguilarte, que adorna una de las cuatro esquinas de esta plaza, ha surgido recientemente un interesante debate en torno a si verdaderamente es la imagen de Iturregui o se trataría de la imagen del ferreñafano coronel Baltazar Muro de Rojas y Sandoval, activo colaborador de la independencia de Lambayeque. 

La fotografía de Muro de Rojas y Sandoval, exhumada hace poco tiempo atrás por sus más cercanos descendientes, tiene un gran parecido con el busto que se supone se trataría del coronel Iturregui. Es más, la estampilla aparecida en 1921, con el supuesto retrato de Iturregui, también lo deja entrever.

De ser así, no nos imaginamos tremendo error. Máxime, si sabemos que a la cabeza del ministerio de Gobierno, de aquella época, se encontraba el ilustre historiador lambayecano Germán Leguía y Martínez, inquieto promotor de la construcción de la Plaza de la “Independencia” en esta ciudad prócer. No cabe duda, que sobre este particular caso habrá que seguir investigando. 


Retrato del coronel Baltazar Muro de Rojas y Sandoval.

Estampilla con el supuesto retrato de José Ignacio Iturregui Aguilarte.

Busto de José Ignacio Iturregui Aguilarte. 

Ahora bien. Como lo hemos manifestad anteriormente, recién el 28 de julio de 1921 se inauguró solemnemente la flamante "Plaza de la Independencia”.

  “Hechos los preparativos de rúbrica, y reunidas las gentes, - que resultaron muchedumbres – se dio comienzo a la ceremonia por la Estatua de Pascual Saco. El Sr. Prefecto de entonces, plecaro hijo de esta Ciudad, Dn. Moisés Escurra, descorrió el velo que cubría al héroe. Los de los bustos, fueron descubiertos por miembros de familia más o menos allegados, como eran las Señoritas: Baca Iturregui, Elena Cúneo Leguía, y Victoria Rivadeneira. Apadrinaron tan impresionante ceremonia el Sr. Juan Aita y la Sra. de Echandía, en representación del Augusto Presidente de la República y de la Sra. Francisca Iturregui de Leguía y Martínez. Asistieron el Regimiento de Infantería No 1 y el de Zapadores No 1. La Banda tocó el Himno Nacional y se hicieron nutridas y prolongadas salvas” (sic) (Menéndez Rúa, 1935: 208).

Prefecto del departamento Sr. Moisés Escurra, natural de Lambayeque. 

Autoridades asistentes a la inauguración de la Plaza de la Independencia.

En este punto, permítasenos dar cuenta de una atrayente y vieja anécdota - que en su tiempo se convirtió en una emotiva tradición - que se suscitó, precisamente con motivo de la inauguración de la Plaza Independencia, el 28 de julio de 1921. El breve relato lo recogimos de labios del odontólogo lambayecano Adalberto Zapata Jordán, Su protagonista: la matrona lambayecana doña Basilia Escute. Doña Basilia vivió en la casa de la familia Zapata Jordán (en la calle Huamachuco). fue hija de don Alejo Escute y había nacido en 1807. Doña Basilia, había sido especialmente invitada a la ceremonia de inauguración de la “Plaza Independencia” y, por ende, a la develación de la estatua de bronce del prócer lambayecano coronel Pascual Saco Oliveros, ubicada al centro de la misma. Se dice que al momento de correr el velo que cubría dicha estatua, emocionada y en voz alta, doña Basilia exclamó: ¡adioo! ¡igualito a mi pascualito!!


Doña Basilia Escute (1921)

No era para menos, ya que doña Basilia contaba con 13 años de edad al momento de declarar y proclamar esta ciudad su independencia del poder español. Por lo tanto, había llegado a conocer, y muy de cerca, al mismo Pascual Saco Oliveros, a los hermanos don Juan Manuel y José Ignacio Iturregui Aguilarte, a los hermanos Leguía y a don José María Lastres y Martínez de Tejada. En fin, también daba cuenta detallada de todos los que tuvieron activa y decisiva participación en tan memorable jornada.

No cabe duda que doña Basilia narrara también, y con lujo de detalles, los fatídicos efectos causados por los copiosos aguaceros y catastróficas inundaciones que asolaron notablemente su tierra natal a lo largo del siglo XIX (1828, 1871, 1878 y 1895). En el ocaso de su vida, doña Basilia, se convirtió en acérrima adepta al gobierno del presidente don Augusto Bernardino Leguía Salcedo, su “paisano y “amigo” como ella misma decía.

Prosigamos. En segundo término: se remodeló también la antigua plaza mayor o plaza principal de está prócer ciudad. Veamos algunos antecedentes.

A principios del siglo XX, se inician intentos por reconstruir la vieja plaza lambayecana que mostraba un aspecto carente de armonía y proporcionalidad. “En septiembre de 1900, se trazan y pavimentan sus veredas a iniciativa de un Comité de Obras Públicas presidido por el entonces subprefecto Sr. Gamarra Castañeda. En 1913, se colocan los postes de madera para el alumbrado a kerosén, dotados de faroles “Auto Luz”, donados por la Empresa del Ferrocarril y Muelle de Puerto Eten. (Izquierdo Castañeda, 2006: 5,6).

Plaza mayor de Lambayeque 1897 (Colección: Benigno León Escurra).

En una fotografía captada por el lente fotográfico del alemán Enrique Brüning, de finales del siglo XIX, propiedad del recordado arquitecto lambayecano Benigno León Escurra, se puede observar claramente en medio de la plaza un alto enrejado de fierro, que protege un frondoso jardín y una pequeña y rustica pileta con su obelisco al centro, se observan también los ficus que bordean la plaza (plantados a principios del siglo XX y talados a mediados del mismo siglo), y los delgados postes de madera con sus faroles, retirados en 1962.


Los famosos ficus que bordeaban la plaza, talados a mediados del siglo XX (Brüning, 

    “El 19 de mayo de 1920, ante “la necesidad patriótica” de conmemorar, en diciembre de ese año, el centenario de la independencia de Lambayeque, el presidente Augusto B. Leguía emitió un Decreto, considerando, en su primer artículo, que la plaza principal de Lambayeque llevaría en lo sucesivo la denominación de “Plaza 27 de Diciembre”, en clara alusión a la gloriosa fecha en que el pueblo de Lambayeque juró ser libre de toda opresión. Firma también el instrumento el ministro de Gobierno Dr. Germán Leguía y Martínez, su pariente y coterráneo. Un mes después, el 20 de junio de 1920, a escasos seis meses de los festejos, se da inicio a la reconstrucción total de la plaza, siendo alcalde el Sr. Miguel Baca Matos. Meses antes, el 22 de septiembre de 1919, se había instalado la “Comisión de Fiestas de Independencia de Lambayeque” presidida por el síndico Sr. Rafael Rodrigo Delgado y compuesta por los señores Edilberto Samillán, Roberto Barandiarán, Arístides Pita Matute y Carlos Ruiz. Para el efecto se destinó también una partida especial denominada: “Celebración 1er. Grito de Independencia en Lambayeque el 27 de Diciembre de 1820”, ésta ascendía a la suma de 150.00 Libras peruanas, procedente del cobro de veredas.

Sr. Rafael Rodrigo Delgado

Dicha comisión se encargó de concluir los 1,200 metros de vereda que se encontraban inconclusas para ese año, parte de este material se utilizó en el pavimentado de la plaza. Se empedraron las arterias que circundan la plaza, y se colocaron también las primeras doce bancas de madera en la plaza mayor, construidas por el maestro carpintero Víctor M. Cornejo Pinto, sus estructuras de fierro se trabajaron en la ciudad de Trujillo. Estas medían cinco y medio pies de largo, por cuatro de ancho, dos pies ocho pulgadas de alto y dieciocho pulgadas de asiento, su costo 25.6.80. Libras peruanas” (Izquierdo Castañeda, 2006: 5, 6.).

En el Decreto, anteriormente mencionado, emitido por el gobierno central, el 19 de mayo de 1920, y firmado por Augusto B. Leguía, en su calidad de presidente de la República, y el Dr. Germán Leguía y Martínez, a la sazón, ministro de Gobierno, se estipulaba que debía instaurarse en la plaza principal de Lambayeque una placa de bronce ya que hasta ese momento carecía de ella. Sin embargo, en vez de la citada placa se determinó, no sabemos en qué momento, se construyera una escultura del mismo material al centro de la plaza. Y ésta no sería otra que la lograda “Estatua de la Libertad” de Lambayeque.

El monumento que debería ser inaugurado, conjuntamente con la remozada Plaza de Armas, el 27 de diciembre de 1920, con motivo de las celebraciones del Centenario de la independencia de esta ciudad, tuvo que estrenarse siete meses después, el 28 de julio de 1921, al conmemorarse el Centenario de la independencia nacional. El móvil: la escultura no estaba concluida para la fecha prevista.


La "Estatua de la Libertad" de Lambayeque

La “Estatua de la Libertad”, es una magnífica obra realizada en bronce y ejecutada también por el escultor chalaco David Lozano Lobatón.

No cabe duda fue diseñada para representar esa facultad natural de todo hombre y nación, el de la responsabilidad de ejercer la propia libertad. Por todo esto es que así se le concibió: desnuda, libre, voluptuosa, graciosa, coqueta, provocativa e irreverente. Así quisieron legárnosla nuestros mayores, los Leguía.

La imponente, bella, y, a la vez, desvergonzada escultura, erigida justo al centro de nuestra sugestiva plaza, recuerda a quienes nos visitan que la memorable noche del 27 de diciembre de 1820, se dio, en esta santa tierra, el primer grito de libertad e independencia en el norte del Perú.

Esta obra de arte, que se yergue majestuosa sobre el suelo milenario de Ñampagic, es el permanente símbolo que rememora cuan profunda es la gratitud y reconocimiento de los lambayecanos, de hoy, a aquellos nuestros coterráneos que contribuyeron a la independencia de la tierra que los vio nacer y del Perú.


La Estatua de la Libertad de Lambayeque 1940 (Colección: Víctor Manuel Boggiano)


Plaza de Armas de Lambayeque 1947 (Colección: Rodríguez Rivadeneira).

Han transcurrido 101 años de habérsele retirado el velo que la cubría el día de su inauguración, y pese al siglo transcurrido se mantiene aun mostrando, a propios y extraños, su sempiterna e inigualable belleza.

La “Estatua de la Libertad”, musa y orgullo de todo lambayecano se convirtió, desde el mismo momento de su estreno, en un atractivo turístico más en esta generosa y benemérita ciudad.

La Estatua de la Libertad, 1929 (Anales del Congreso de Irrigación Olmos Piura)

El 28 de julio de 1921, día central de las festividades del centenario de la independencia nacional, se inauguró la reconstruida Plaza de Armas lambayecana. Era, a la sazón, ministro de Gobierno el Dr. Germán Leguía y Martínez.

La comisión encargada de la supervisión de las obras estuvo conformada por las siguientes personas: Sr. Moisés Escurra, prefecto del departamento; Sr. Miguel Baca Matos, alcalde de la provincia de Lambayeque; Sr. Antonio Monsalve Baca, subprefecto de la provincia; y el Sr. E. Trujillo Bravo, ingeniero adscrito a dicha comisión. Fue bendecida solemnemente por el P. Miguel Villavicencio, párroco interino de la iglesia de Lambayeque.

                   
             
                                                           Germán Leguía y Martínez                                                            Antonio Monsalve Baca

    “Los obeliscos que adornan los vértices de los cuatro ángulos de la plaza, también fueron donados por el Gobierno del presidente Augusto B. Leguía, para la conmemoración del centenario de la independencia de Lambayeque. “Estos pilares están realizados en fino mármol de Carrara, de cuatro caras, iguales y convergentes, rematadas en achatadas puntas piramidales y descansan sobre tres gradas de piedra granito. Estos monumentos conmemorativos fueron fabricados en la ciudad de Lima, en la casa de José María León e Hijo. Las gradas de piedra granito fueron cinceladas por el maestro picapedrero lambayecano Sr. Manuel Urcia” (Izquierdo Castañeda, 2006: 5,6).

Imponente obelisco de mármol de carrara en la Plaza de Armas de Lambayeque (Memo Luna, 2014).

En las cuatro caras de los obeliscos del lado oeste de la plaza se encuentran inscritos, tal y como manda el decreto legislativo firmado por el presidente Leguía, los nombres de los jefes militares y civiles que efectuaron el pronunciamiento la memorable noche del 27 de diciembre de 1820, los de los miembros del cabildo patriótico, a cuya cabeza se encontraba don Pedro López de Vidaurre, que rubricaron esa misma noche el acta de independencia oficial; el nombre del personaje que facilitó su casa para tan magno acontecimiento. don Melchor Sevilla Navarrete; el nombre del personaje (el síndico procurador don Mariano Quesada y Valiente) que levantó el acta en que el bajo pueblo juró la independencia la madrugada del 31 de diciembre y de los que la suscribieron, entre los que se encontraban los alcaldes indios de las cuatro ramadas (Manuel Chiquita, Juan Huerta, Rudecindo Teno, Manuel Conde); los nombres de los que firmaron el acta de proclamación pública de la independencia de Lambayeque el 14 de enero de 1821; los nombres de los que estuvieron prestos a tomar por las armas, la noche del 27 de diciembre, el local donde se guarnecía el escuadrón realista, entre los que destacan el limeño Juan del Carmen Casos Barrionuevo y los lambayecanos Juan Pascual Saco Oliveros y Juan Manuel Iturregui Aguilarte y, por último, los nombres de los jóvenes y valientes voluntarios que fueron a engrosar las filas del Ejercito Patriota, para luego cubrirse de gloria en los campos de Pichincha, Junín y Ayacucho, entre los que destaca José María Lastres y Martínez de Tejada.


Plaza de Armas de Lambayeque, 1929 (Colección: Miguel Ángel Diaz Torres).

Vista de la Plaza en 1940 (Colección Víctor Manuel Boggiano).

Otra vista de la Plaza de Armas de Lambayeque, 1940. (Colección: Víctor Manuel Boggiano).



Bibliografía

Bachmann, Carlos J. Departamento de Lambayeque Monografía Histórico Geográfica. Imprenta Torres Aguirre, 1921.

Izquierdo Castañeda, Jorge. La Plaza de Armas de Lambayeque. Suplemento Dominical del Diario “La Industria” de Chiclayo, 2006.

Menéndez Rúa, Ángel. Boceto Histórico de la Iglesia de Lambayeque. Imprenta La Gaceta. 1935.

Revista “Variedades”. Lima 21 de agosto de 1921.

 

Fotografía

Antiguas Fotos de Chiclayo.

Anales del Congreso de Irrigación Olmos Piura.

Colección: Miguel Ángel Diaz Torres

Colección: Víctor Manuel Boggiano.

Colección: del Autor.

Guillermo Luna Lorenzo (Memo Luna).

Hans Hinrich Brüning.