viernes, 30 de diciembre de 2022

Las celebraciones del primer Centenario de la Independencia de Lambayeque (1820 – 1920).

El partido de Lambayeque primero en romper las cadenas que lo ataban al anacrónico régimen peninsular la memorable noche del 27 de diciembre de 1820. Convirtiéndose de este modo en “Crisol de la Libertad en la Costa Norte del Perú" (Dibujo a la tinta: José Carlos Bustamante Marroquín, 2022).

La reiterada pregunta que siempre nos hemos hecho con respecto a la conmemoración de los primeros 100 años de la independencia del pueblo de Lambayeque, ha sido la siguiente: ¿De qué manera celebró la ciudad de Lambayeque el primer Centenario de tan magno acontecimiento?

Felizmente la respuesta la hemos encontrado en algunos viejos, empolvados y amarillentos periódicos de la época, como el Diario, de la tarde, “El Bien Agrícola” de Chiclayo, El Diario “El País” de Chiclayo, la “Monografía” de Ricardo Miranda (1927), y, especialmente, en un inédito y bien conservado “PROGRAMA” alusivo, que contiene, precisamente, las actividades que debían de llevarse a cabo los días 26, 27, y 28 de diciembre de 1920, en la ciudad de Lambayeque con motivo de festejar tan feliz acontecimiento. Viejo y valioso instrumento, este último, que custodiaba, celosamente, el recordado nonagenario lambayecano, don Pedro “Perico” Esposorio Palacios Torres, y del cual, gracias a su mistad y gentileza, poseemos una copia fotostática.

El “Programa” fue editado por la Imprenta “La Tarde” de Chiclayo, 3 Teniendo como fuente, de primera mano los citados periódicos, el “Programa” y la Monografía, hagamos una breve reconstrucción de los actos llevado a cabo durante los tres días que duraron los festejos. Veamos.

Desde las ocho de la mañana del 26 de diciembre de 1920, los edificios públicos, civiles y militares lucían totalmente embanderados y muchas de sus fachadas engalanadas con guirnaldas y cadenas de papeles de colores rojo y blanco, las calles aseadas diligentemente.

Para las 8.30 a.m. de ese día estaba programado la recepción oficial, que en este caso se debería brindar al presidente de la República. Lamentablemente, el presidente Augusto Bernardino Leguía Salcedo, nuestro ilustre coterráneo, no pudo asistir a tan importante conmemoración. Motivos de fuerza mayor impidieron, tal vez, su esperada presencia en tan importante efeméride.

Un corresponsal, anónimo, del Diario de la tarde “El Bien Agrícola” de Chiclayo, narraba así el hecho:

    “A consecuencia del fracaso sufrido respeto a la ansiada llegada del Presidente de la República Sr, Augusto B. Leguía, el programa preparado de antemano tuvo que sufrir algunas modificaciones sustanciales que han motivado el poco atractivo con que se han realizado las fiestas centenarias de Lambayeque.

La noticia de que ya no llegaba el Presidente causo gran desaliento en las masas populares, y de aquí se explica la disminución del entusiasmo, no obstante la gran afluencia de gente con que se ha visto invadida esta histórica ciudad en la fecha más grande de su historia” (sic) (“Bien Agrícola”, 1920: 2).

Augusto Bernardino Leguía Salcedo

Sin embargo, desde las 8 a.m. del día 26, la ciudad de Lambayeque mostraba un ambiente festivo, cívico - patriótico, con el embanderamiento general de las viviendas de la población y el izamiento a toda asta del pabellón nacional en los principales edificios públicos como la “casa presidencial”, debidamente acondicionada, la Municipalidad, la subprefectura, los edificios militares como la Comandancia General, Estado Mayor, Cuarteles y la Intendencia de Guerra. 

Sospechamos que la denominada “casa presidencial”, no era otra que la casa de la familia Salcedo en Lambayeque. Casona ubicada en la antigua calle “Real de Mercaderes”, hoy “8 de Octubre”, justo a espaldas de la iglesia parroquial San Pedro de esta ciudad. En está "casa grande", como antaño la motejarán, vivía doña Laura Mariana Pastor viuda de Salcedo. Doña Laura había estado casada con don Bernardino Salcedo y Taforó, su tío carnal, fallecido en 1916. Debemos recordar que en esta casa se firmó el acta de la independencia de Lambayeque, la memorable noche del 27 de diciembre de 1820.

La desaparecida Casa Salcedo en Lambayeque (Brüning. 1911)

A esa misma hora (8 a.m.) la banda “Elías Aguirre” de Ferreñafe (por aquel entonces distrito de Lambayeque) recorrió las principales calles y jirones de la ciudad despertando el entusiasmo de los vecinos. De paso, la pequeña ciudad se vio completamente atiborrada de gentes de Chiclayo y Ferreñafe, que habían acudido a las festividades en trenes extras de la Empresa del Ferrocarril de Eten, Estas locomotoras habían corrido todas las horas del día con rebajas en los pasajes. 

Al promediar las 5 p.m., de ese día, se dio inicio a la solemne apertura de la Exposición de productos del departamento.

En horas de la noche. las tropas de la guarnición del Regimiento N° 1. irrumpieron por las calles y plazas de la ciudad portando significativas antorchas y entonando canticos militares, siendo efusivamente aplaudidos por el público.

Terminado el paseo de antorchas se dio inicio, a las 9 p.m., a la gran “Velada Literario Musical” en el antiguo y remodelado teatro de esta ciudad. Programa preparado por distinguidos personajes de la sociedad lambayecana.

El anónimo corresponsal del Diario “El Bien Agrícola”, refiriéndose a este acto, escribe:

  “Todas las señoritas y caballeros que tomaron parte en la citada actuación, merecieron la ovación del numerosísimo público concurrente, pues cada cual supo distinguirse en la parte que el programa le señalaba” (Ibid.).

Para finalizar el ajetreado día, a las 12 p.m. en punto se quemaron “los grandiosos Fuegos Artificiales”.

El día 27, La ciudad de Lambayeque amaneció, nuevamente, completamente embanderada.

A las 7 a.m., de ese día, el Buque de la Marina de Guerra del Perú, Crucero “Almirante Miguel Grau”, atracaba en la bahía de Pimentel.

BAP. Almirante Miguel Grau (1906).

A las 7.30 a.m., desembarcaba, en el muelle del puerto del mismo nombre, el ministro de Guerra, general E.P. Antonio Castro y Arellano, militar que en reemplazo del gobierno central presidiría los actos. Éste venía acompañado del ministro de Marina, el contralmirante Juan Manuel Ontaneda. General Antonio Castro y Arellano Contralmirante Juan Manuel Ontaneda.


          General Antonio Castro y Arellano                              Contralmirante Juan Manuel Ontaneda.

 En su viaje a Lambayeque hicieron una parada en Chiclayo:

    “…donde un gentío inmenso los vitoreo en la estación, habiéndoles dirigido las palabras de bienvenida el señor Eugenio W. Ibáñez, a la sazón, Teniente Alcalde de Chiclayo. De la estación los ministros y sus acompañantes se dirigieron al Club Unión y Recreo”, donde se les ofreció, por el señor José Francisco Cabrera, una Champañada. Este señor les dirigió la palabra, saludándolos a nombre de Chiclayo” (sic) (Miranda Romero, 1927: 104).

Arribo de la comitiva oficial a la ciudad de Chiclayo. De izquierda a derecha: Sr. Moisés Escurra, prefecto del Departamento; contralmirante Juan Manuel Ontaneda, ministro de Marina; general E.P. Antonio Castro y Arellano, ministro de Guerra.

Concluidos los agasajos, la comitiva, venida de Lima, y una enorme muchedumbre se condujeron a la estación del Ferrocarril, para proseguir su rumbo a Lambayeque.

Al promediar el mediodía, la locomotora anunció la llegada de la comitiva oficial a la estación del ferrocarril de Lambayeque. Las tropas de la guarnición acantonada en esta ciudad, que se encontraban bien uniformadas y en correcta formación en la plaza De La Independencia, detonaron salvas de artillería al arribo de la comitiva a dicha estación que, dicho sea de paso, se encontraba completamente invadida de gentes venidas de todas partes del departamento. Inmediatamente después, el alcalde de la ciudad Sr. Miguel Baca Matos “en correcto y expresivo discurso, dio la bienvenida a los distinguidos huéspedes, discurso que fue muy aplaudido, y contestado por el Sr, Ministro de Guerra” (sic) (“El Bien Agrícola”, 1920: 2).

Debido a lo avanzado de la hora, el ministro de Guerra pasó una rápida y breve revista a las tropas que, como hemos visto, se encontraban en plena formación en la plaza de la Independencia. En lo que respecta al desfile de honor estipulado en el “Programa” para las 3,30 p.m. del día anterior, ósea el 26 y postergado para el día 27, éste se canceló por la premura del tiempo. Esta es una muestra de las variaciones que sufrió el “Programa” en dichas actividades.

Seguidamente se efectuó el ingreso a la población, con dirección a la iglesia parroquial de San Pedro. La entrada a la ciudad se convirtió: “en interminable desfile precedido por los Ministros, los representantes parlamentarios, nacionales y regionales, las instituciones todas de Chiclayo y Lambayeque, todo el cuerpo de la Región Militar del Norte y el pueblo que exteriorizaba su entusiasmo en vítores al nombre del Presidente Leguía, al Ministro de Gobierno y a las notables personalidades que en representación de los Poderes Ejecutivo y Legislativo visitaban la ciudad” (sic) (Miranda Romero, 1927: 104).

En el templo, elegantemente adornado para la ocasión, los visitantes fueron recibidos por el párroco Aurelio Delgado, acompañado de los presbíteros Sencie, Vílchez, Ortega y Ríos. Finalizado el acto protocolar se procedió a la ceremonia religiosa con Panegírico y Te Déum, que, como era de esperarse, fue muy concurrido. En esta ocasión, desde el púlpito, el párroco dio lectura a un breve y significativo discurso. Al respecto, Miranda Romero, escribe; “Al terminar la ceremonia religiosa, numerosas señoritas recorrieron la iglesia solicitando u patriótico óbolo a cambio de artísticos discos de plata, que llevaban esta inscripción: Primer Centenario de la Independencia de Lambayeque - 1820 – 1920.” (Ob. Cit. 1927: 104).

Nave principal del templo lambayecano abarrotado de gente. Se puede observar al párroco Aurelio Delgado dirigiendo su breve discurso desde el púlpito. 

Terminada la ceremonia litúrgica, los ministros y su comitiva se dirigieron a la denominada casa presidencial, llamada así porque, no cabe duda, había sido especialmente acondicionada para recibir al presidente Leguía. En esta casa, la anfitriona doña Laura Mariana Pastor viuda de Salcedo, se esmeró en brindar todas las atenciones a los representantes del ejecutivo.

Poco después, la comitiva en pleno se dirigió al local del hoy centenario Casino Civil Militar, ubicado al lado sur de la plaza principal. En sus instalaciones la Comisión de las fiestas del Centenario, presidida por el burgomaestre lambayecano Sr. Miguel Baca Matos, ofreció una “Champañada” y un apetitoso almuerzo a los distinguidos visitantes.

En esa ocasión hicieron uso de la palabra el Sr, Miguel Baca Matos, alcalde de la ciudad; el ministro de guerra, general Antonio Castro. el Dr. Placido Jiménez y los señores José Francisco Cabrera, alcalde de Chiclayo, y Manuel Antonio Mesones Muro, en representación de Ferreñafe. Los oradores arrancaron sonoros aplausos de parte del público que se había dado cita en el mencionado evento social.

José Francisco Cabrera
 
Manuel Antonio Mesones Muro

A las 4 p.m. se dio inicio a la sesión solemne en la sede del municipio. Se entonó el Himno Nacional, a cargo de un coro de niños de la localidad y se leyó el acta de la independencia de Lambayeque (27 de diciembre de 1820). El discurso de orden estuvo a cargo del alcalde la ciudad Sr. Miguel Baca Matos. Seguidamente el secretario del concejo municipal dio lectura al mensaje, vía telégrafo, que el presidente de la República hacia a la generosa y benemérita ciudad con motivo de la conmemoración del Centenario de su independencia del anacrónico régimen peninsular.

El mensaje, a la letra, decía:

    “Señor Presidente de la Comisión del Centenario – Lambayeque. Con el mayor fervor os acompaño en la fecha que perpetúa la más heroica y fecunda acción del patriotismo. Inconvenientes que austero deber aconseja no vencer me impide trasladarme al lado de mis comprovincianos en estos momentos de puro regocijo, pero los acompaño en espíritu y les envío todo mi afecto con la efusión que despierta el amor al suelo natal, esa porción singularmente querida de la Patria con cuyo recuerdo me siento hoy rejuvenecido y gozoso sintiendo no poder compartir personalmente las patrióticas alegrías de los lambayecanos entre quienes tengo el orgullo de contarme. He delegado en los señores Ministros de Guerra y Marina la representación suprema del Gobierno en los actos conmemorativos del Centenario. Quiera Ud. trasmitir estas expresiones a las autoridades y al vecindario de Lambayeque y recibir con ellos el saludo cordial que les mando en este gran día de imperecederos recuerdos. Leguía.” (sic) (Miranda Romero, 1927: 105).

Terminada la sesión solemne, la comitiva oficial presidida por el ministro de guerra, general Antonio Castro y Arellano, asistió a la Procesión Cívica, preparada para la ocasión. En una de las arterias de la plaza de armas se exhibía la cuna en que se meció al presidente de la República don Augusto B. Leguía.

La famosa cuna exhibida en la Plaza de Armas de Lambayeque 

Hubo desfile de carros alegóricos por las principales calles de la ciudad, y un vistoso desfile militar cerró la tarde. El autor anónimo del Diario “El Bien Agrícola” de Chiclayo, escribe:

    “A las 6 de la tarde, desfilaron por la ciudad tres carros en procesión cívica: el de Lambayeque, el de Motupe y el de San José, siendo este último el premiado”.

Empero, en el “Programa”, elaborado por la Comisión de Fiestas del Centenario, se menciona lo siguiente:

   “Gran Desfile Cívico que partirá de la “Plaza de la Independencia” en la siguiente forma:

    Carro de la Independencia ofrecido por el Municipio de Lambayeque. - Carro de Chiclayo ofrecido por la Municipalidad de Chiclayo – Carro de la Instrucción ofrecido por los Colegios de la localidad – Carro Militar ofrecido por las tropas de la guarnición – Carro ofrecido por el Comité Patriótico “LAMBAYEQUE” – Carros ofrecidos por los distritos de la Provincia”.

Como podemos apreciar, no existe relación alguna en cuanto a lo que aparece en la nota periodística publicada en el “El Bien Agrícola” de Chiclayo, y de lo que se supone debería llevarse a cabo, tal y como lo dictaba el “Programa” elaborado en Lambayeque.

Sin duda, todo esto se debió, como ya lo hemos manifestado anteriormente, a los repentinos cambios que se hicieron en el “Programa”, toda vez que ya se tenía conocimiento, aunque no oportunamente, qué el presidente de la República no asistiría a los actos conmemorativos.

Lo que sí parece ser cierto es que Chiclayo no se hizo presente con su voceado carro alegórico. Al respecto, en el artículo aparecido en el Diario “El País” de Chiclayo, el 27 de diciembre de 1820, bajo el título “El Centenario en el ridículo”, su anónimo autor, entre otras cosas, anota:

    “¿La joven ciudad de Chiclayo ha hecho algo por la celebración del Centenario glorioso de Lambayeque teniendo la suerte de ser la capital del Departamento? No, nada absolutamente nada ha hecho por su hermana mayor, esa hermana a quien le debe el ser que tiene, el rango que disfruta hoy. Quizás, si Lambayeque fuese una sección territorial de Siberia, hubiese Chiclayo hecho algo por la ciudad Generosa y Benemérita, pero desgraciadamente ¡que sarcasmo! Es la provincia hermana que puso a disposición de la Patria, un siglo atrás, la vida preciosa de sus hijos, todos sus intereses por la santa libertad, la que dio el mérito y valor a la hermana que hoy es su capital, para que, en su centenario glorioso, que es de todo el Departamento, la dejen sola, sin merecer por mera cortesía, una mirada de desinteresada simpatía. ¡Triste condición de Lambayeque!

…………………….

Solamente la colonia italiana ha hecho un generoso obsequio en honor de Lambayeque, los cajamarquinos una corona de bronce, los monsefuanos una rama de laurel (en bronce) ¿y la muy modesta Chiclayo? Solo una placa de bronce. ¡Oh! Chiclayo hecho la casa por la ventana con su placa de bronce y el carro alegórico conque diz (sic) tomará parte hoy en el Centenario ¡Cuánto derroche!”

Dejemos, por el momento, los diversos, polémicos y duros comentarios, amén de las sanas críticas de algunos de los corresponsales venidos a la ciudad prócer de Lambayeque, con el único objeto de cumplir con su tarea informativa. Aunque, en honor a la verdad, algo de razón tenían.

Habrá ocasión, si la rueda del tiempo avaro nos lo permite, de analizar, sin apasionamientos de ninguna índole (menos aún, sin sesgos de ninguna clase, y, más aún, sin tratar de herir susceptibilidades), los artículos publicados en los medios de información escrita de esa época.

Sin embargo, la pluma se torna, en algunas ocasiones, sumamente frágil, diríamos, muy ligera. De ahí que nos hemos permitido extraer los dos últimos párrafos de los artículos publicados tanto en el Diario “El País”, con el tirulo de “El Centenario en el Ridículo”, como en el “El Bien Agrícola”, bajo el título de “Las fiestas del Centenario. Lambayeque”. Ambos, como lo hemos manifestado líneas arriba, de autores anónimos. Y también, ambos periódicos, opositores, en su momento, al gobierno presidido por el presidente Augusto B. Leguía Salcedo. Veamos:

    “Generosa y Benemérita Lambayeque: el ridículo que sufres hoy, no será tuyo, sino de todo este ingrato Departamento, que formaste con tus propios hijos cien años atrás”. (“El País”, 1920: 2).

Por su parte el reportero del Diario “El Bien Agrícola”, anota:

    “Si es cierto que se ha notado gran entusiasmo por parte del pueblo, ha habido mucho que censurar, que no narraremos porque ello está en el convencimiento de todos los que han asistido a las fiestas del Centenario” (“El Bien Agrícola”. 1920: 4).

No obstante, todo lo dicho, y a pesar de no haber asistido el presidente Leguía y, más aún, cuando algunos otros lugares la provincia de Lambayeque y del departamento en general, no estuvieron a la altura de las circunstancias, repetimos: aún a pesar de todo ello, las fiestas sociales, los banquetes y las recepciones, continuaron en la generosa y benemérita ciudad.

Una vez terminada la procesión de los “contados” carros alegóricos por las principales arterias de la ciudad, se dio inicio al festival de bandas de músicos. La Banda del Regimiento N°1, acantonado en esta ciudad, en la Plaza de Armas “27 de Diciembre” y las bandas populares en la Plaza "De La Independencia”.

Al promediar las 9 p.m. (del día 27) los oficiales militares de la Región, ofrecieron un espléndido banquete a los ministros, comitiva oficial y autoridades locales y regionales en las instalaciones del cuartel del Regimiento N°1.

Cuartel “Leoncio Prado” en Lambayeque, sede del Regimiento N°1  

A las 12 p.m. se quemaron vistosos Fuegos Artificiales en el perímetro de la Plaza de Armas de Lambayeque.

Terminado el ágape, ofrecido por los oficiales del ejército, que duro aproximadamente dos horas, se improvisó, ya que no se tenía previsto, un “suntuoso baile” en el salón principal, o de verano, del Casino Civil Militar. La fiesta se prolongó hasta promediar las 3.30 a.m. del día 28. Poco después los ministros de Guerra y Marina, se alojaron en la casa de doña Laura Pastor viuda de Salcedo.

Casino Civil Militar de Lambayeque, 1920

El día 28, gran almuerzo de despedida a los distinguidos visitantes, ofrecido por el diputado nacional Sr. Enrique Baca Matos, en las instalaciones del Casino Civil Militar. Nuevamente se hicieron presentes, en las plazas y calles principales de la ciudad numeroso grupo de gentes, y las bandas populares continuaron con su festival.

A las 4 y media de la tarde, los representantes del gobierno tomaron el tren, siendo acompañados a la estación de Lambayeque por gran número de caballeros, su destino: Chiclayo. Ciudad a la que arribaron al promediar las 5 p.m. 

En la estación de La Compañía del Ferrocarril y Muelle de Pimentel, con sede en la ciudad de Chiclayo, estuvieron por espacio de breve tiempo, solamente el preciso para tomar el tren que los llevaría a Pimentel.

Antigua foto de la Estación del ferrocarril en Pimentel 

Una vez en el puerto, el Dr. Manuel Ríos, a la sazón, alcalde del distrito de Monsefú, se acercó respetuosamente al ministro de Guerra, general Antonio Castro y Arellano, y después de pronunciar unas muy breves palabras puso en sus manos “un elegante bastón para que fuese entregado al Presidente de la República. Señor Leguía, como ofrenda de la corporación municipal de dicho distrito (sic) (Miranda Romero, 1927: 105).

Inmediatamente después, la comitiva abordó la lancha que los conduciría al Buque de la Marina de Guerra del Perú “Almirante Miguel Grau”, con destino a la ciudad de Trujillo.

La comitiva oficial, presidida por el ministro de Guerra, general Antonio Castro, a bordo de la lancha que los conducirá al Buque “Almirante Miguel Grau”, surto en la bahía del puerto de Pimentel, con destino a la ciudad de Trujillo (“Variedades”. Enero, 1921).

El día 28, las actividades se cumplieron tal y como estaba previsto en el “Programa”. Así tenemos que a las 9 a.m. se dio inicio al Gan Concurso de Tiro al Blanco, según programa especial. Se premió al Club vencedor y a los mejores tiradores.

A las 3 p.m. Se organizaron fiestas populares y una gynkana (gincana o yincana) militar, donde efectivos del ejército mostraron su destreza, ingenio y habilidades para deleite del público asistente. El acto se realizó en la “Pampa del Club de Tiro”.

A las 8 p.m. Paseo de antorchas por las principales arterias de la ciudad y un festival musical a cargo de la Banda de músicos del Regimiento N° 1 y las bandas populares, en la Plaza de Armas “27 de Diciembre”.

A las 12 p. m. Fin de fiesta con la quema de “Grandes Fuegos Artificiales”.



Bibliografía

MIRANDA ROMERO, Ricardo. Monografía General del Departamento de Lambayeque. T Diario “El Bien Agrícola”. Chiclayo 27 de diciembre de 1920.

 

Periódicos y Programa

Diario “El País”, Chiclayo 27 de diciembre de 1920 (Propiedad del autor).

Diario, de la tarde, “El Bien Agrícola” de Chiclayo. 27 de diciembre de 1920 (Propiedad del autor).

PROGRAMA. Para la celebración de las Fiestas del Centenario de Primer Grito de Independencia 1820 - 1920. Imprenta La Tarde – Chiclayo. Talleres Tipográficos El Tiempo, Chiclayo 1920 (Propiedad del autor).

 

Fotografía

Antiguas Fotos de Chiclayo.

Colección: Miguel Ángel Diaz Torres

Hans Heinrich Brüning.  

Revista “Variedades”. Lima 21 de agosto de 1921.

Revista “Variedades”. Lima 15 de enero de 1921.

 

Dibujo

José Carlos Bustamante Marroquín.


 



lunes, 4 de julio de 2022

La efigie del apóstol San Pedro. Iglesia San Pedro de Lambayeque.



Apóstol San Pedro. Iglesia san Pedro de Lambayeque (Memo Luna, 2021)

Al interior de la monumental iglesia San Pedro de Lambayeque, declarada Patrimonio Cultural de la Nación mediante R.S. N.º-2900-72-ED, se encuentra una lograda imagen del apóstol San Pedro, considerado, en el mundo católico, como el “Príncipe de los Apóstoles”. 

Antes que todo, y sobre el tema, debemos mencionar: que desde finales de 1890 la antigua capilla doctrinal o ramada de San Pedro, una de las cuatro con que contó el pueblo de Lambayeque, se comenzó a denominar “Capilla San Francisco de Asís”. Todo esto, a raíz del expreso pedido de las hermanas de la Orden Tercera de San Francisco de Asís de Lambayeque, fundada, el 5 de octubre de 1885, por doña María del Carmen Salcedo de Leguía, madre del presidente don Augusto B. Leguía Salcedo. (Izquierdo Castañeda, 2005: 4). 


 Antigua ramada de San Pedro, hoy Capilla "San Francisco de Asís (Memo Luna, 2014)

Gracias a los denodados esfuerzos y sacrificios desplegados por esta Orden, se logró refaccionar, por aquellos años, la ramada de San Pedro, que se encontraba, desde tiempo atrás, en completo abandono y a su suerte debido a su mal estado de conservación, como fatal consecuencia de la fatídica y recurrente presencia del Fenómeno de “El Niño”, de los veranos de 1891 y 1895, al extremo que los custodios de la antigua efigie del apóstol San Pedro, que se encontraba en esta capilla, no tuvieron otro remedio que trasladarla a la iglesia matriz.

Por lo que, hasta el momento, hemos podido investigar, podemos asegurar que en el templo lambayecano no se ha dado el caso de colocar la imagen, efigie o estatua, del santo patrón de la ciudad en el centro de la iglesia, justo encima del Sagrario o tabernáculo. Lo que hemos descubierto es que, en el antiguo retablo mayor consumido por un voraz incendio en 1891, se encontraba, en posición preferente, una imagen de Nuestra Señora de la Purísima Concepción, desparecida también en el fatal siniestro ocurrido en ese año.  

En la iglesia matriz, y poco después del traslado de la imagen de San Pedro a ésta, se construyó un pequeño y rustico retablo de madera para el apóstol, que se encontraba justo a la entrada del templo, en el primer tramo de la nave principal.

Lo que sabemos, según testimonio oral de viejos lambayecanos, es que, por varios años, la señorita Victoria Ramírez se encargó de la custodia de la efigie de San Pedro. Ella misma se encargaba de recoger las velas que alumbraban diariamente su modesto pedestal, y ella también le mandaba oficiar la misa en el día de su festividad, el 29 de junio de cada año.

Allí se mantuvo la efigie dieciochesca del apóstol hasta la década de los 40s del pasado siglo, dificultando, con el tiempo, el tránsito al interior de la misma. A raíz de esto, la imagen fue colocada en la hornacina del lado izquierdo del altar mayor de la iglesia, en sustitución de una antigua talla de vestir o candelero, con corona y azucena de plata, de la Virgen María con el Niño, hoy desaparecida.

Aquí debemos agregar: que, hasta las primeras décadas del siglo pasado, el altar mayor, que data. Como hemos visto, de 1899, mantenía esa disposición tradicional de colocar a la Virgen María al lado izquierdo y a San José en el derecho, Esa colocación no es casual, aunque no existan normas o reglas específicas en relación a esta disposición. Una irrefutable prueba de esto lo constituye la toma fotográfica que el ilustre alemán Hans Hendrich Brüning captara, en 1911, con motivo de una de las celebraciones de Semana Santa en esta ciudad.


Antiguo Monumento, a los pies del altar mayor de la iglesia San Pedro de Lambayeque (Brüning, 1911)

Si observamos detenidamente, con ojos escrutadores, veremos que, a todas luces, se trata de efigies de candelero o de vestir, y ambas, tal vez, de mediados del siglo XVIII. Su paulatino deterioro, a raíz de su antigüedad, y los ya vetustos ajuares con que se las vestía y adornaba, fueron, no cabe duda, los principales motivos para que se las sustituyera. 

Vista en detalle de la imagen de vestir o candelero de San José con el Niño, hoy desaparecida, que se encontraba en el lado derecho del altar mayor de la iglesia hasta promediar la década de los 50s del pasado siglo. (Brüning, 1911). La efigie fue sustituida por una imagen contemporánea de Santo Domingo de Guzmán.

Como hemos visto anteriormente, la talla del apóstol San Pedro, patrono de la ciudad, ocupó el lugar de la Virgen María con el Niño y la imagen de Santo Domingo de Guzmán el del Patriarca San José con el Niño.


Altar mayor de la iglesia San Pedro de Lambayeque (Memo Luna, 2014)

En lo que respecta a la imagen contemporánea de Santo Domingo de Guzmán (realizada en yeso policromado, de tamaño natural y ojos de vidrio), demás esta decir que su ubicación en el altar mayor fue promovida y ejecutada por los frailes dominicos, asentados en nuestra ciudad desde 1923.

Ahora las cosas han vuelto a su disposición tradicional, aunque, repetimos, no existe ninguna regla imperativa al respecto. Sin embargo, buen número de templos católicos presentan este arreglo en su altar mayor o principal. 

Vista reciente del altar mayor con el arreglo tradicional (Memo Luna, 2022)
       

Por la década de los 60s del pasado siglo se fundó la “Hermandad de San Pedro” o "El Apostolado de San Pedro". institución que actualmente se encarga de su custodia, mantenimiento y festividades.

En la actualidad la efigie, del Patrono de la iglesia y de nuestra ciudad, se encuentra colocada, temporalmente, en la hornacina principal del recientemente restaurado retablo, de estilo neoclásico, del Señor de la Columna y San Pedro Arrepentido, ubicado en la nave de la epístola de la monumental iglesia lambayecana. 


La efigie del apóstol San Pedro, colocada, temporalmente, en la hornacina principal del retablo del Señor de la Columna. Iglesia San Pedro de Lambayeque (Memo Luna, 2021).


Detalle del logrado rostro del apóstol San Pedro, cubre su cabeza una mitra preciosa. (Memo Luna, 2021)


En torno a la efigie del apóstol San Pedro

Patrono de la ciudad de Lambayeque

No contamos, hasta el momento, con suficientes datos en torno al proceso vital de esta magnífica escultura. Lamentablemente, como sucede con casi la totalidad de antiguas esculturas en este templo, no nos es posible dar con el nombre del artífice de muchas de estas singulares tallas. Esto obedece, sobre todo, a la nula o escasa papelería afín (libros de fábrica o conciertos de obra), en los archivos públicos y eclesiásticos de nuestra región.

Sin embargo, hace algún tiempo atrás tuvimos la suerte de exhumar, de entre la copiosa papelería que se conserva en el Archivo Regional de Lambayeque (ARL), un inédito e interesante dato inserto en una de las cláusulas del testamento que, ante el notario de cabildo y público don Francisco Lino de Herrera, otorgara don Juan Niño de Figueroa, en 1720. Niño de Figueroa era oriundo de la villa de Santiago de Miraflores de Saña, con residencia en el pueblo de Lambayeque. Su oficio: Maestro de Carpintería, y, a la vez, alférez de milicias disciplinadas.

La citada cláusula, a la letra reza:

    “Ítem. - es mi voluntad que la efigie del glorioso Señor San Pedro que tengo en mi casa con su bestuario y silla y veinte masetas curiosas que tengo en mi poder se entreguen al mayordomo de la cofradía del glorioso santo de este pueblo de Lambayeque, por tenérselo donado mucho tiempo a, y haverlo hecho a mi propia costa para este fin”. (sic) (ARL. Lino de Herrera 1720 – 21. Legajo N° 03).

No estamos del todo seguros en cuanto a si esta imagen, costeada hace tres siglos atrás por don Juan Niño de Figueroa, corresponde a la que actualmente se encuentra en la iglesia lambayecana. Nosotros no podemos afirmarlo, constituiría un vano intento. Esta es una tarea, una delicada labor, que deben resolver expertos en el tema. Lo que resulta curioso es que no hemos encontrado, hasta el momento, una vieja cofradía bajo esta advocación en la iglesia lambayecana, tal y conforme lo manifiesta don Juan Niño de Figueroa en el instrumento de su última voluntad.

Se trata de una talla barroca, de vestir y articulada, realizada en madera y policromada, con ojos de vidrio. El “príncipe de los apóstoles”, aparece observando de frente y en posición sedente (entronizado). Se le representa no como apóstol sino como Papa, por sus vestiduras. Su rostro es serio y hierático, con bigote, barba corta y rizada. Lleva tiara papal, sobre la cabeza calva, y en ocasiones solemnes viste una rica capa púrpura y estola. Sustenta en su mano derecha dos llaves de plata, que es el atributo más habitual del santo y que simboliza el poder que le concedió el Supremo Varón, y en la mano izquierda un pescado también de plata.

Apóstol San Pedro con sus principales atributos de plata, la tiara papal, las llaves y el pescado (Valentino Juan, 2022).


Vista en detalle del magnifico rostro y la tiara papal de plata del apóstol San Pedro (Valentino Juan, 2022).

Debemos agregar: que en un inventario realizado el 16 de junio de 1902, en la parroquia de Lambayeque, se registran los objetos de plata que, por aquella época, pertenecían a dicha imagen. Así tenemos:

    “Una tiara de plata con dos piezas colgantes, también de plata. Un pescado de plata. Seis canutos de plata. Dos perillas de plata. Una paloma de plata. Dos llaves de plata. Al margen se puede leer: Lo enmendado, corona y báculo = vale = (sic) (Archivo Parroquial de Lambayeque (APL).



Bibliografía

IZQUIERDO CASTAÑEDA, Jorge. La Ramada de San Pedro en Lambayeque. Informe histórico. Suplemento Dominical del Diario “La Industria” de Chiclayo. 2005.

 

Documentos

Archivo Regional de Lambayeque (ARL)

Testamento de don Juan Niño de Figueroa. Escribano: Lino de Herrera. Protocolo: 1720 – 21. Legajo No 03).

Archivo Parroquial de Lambayeque (APL)

Inventario. Parroquia San Pedro de Lambayeque. Hojas sueltas. 16 de junio de 1902.

 

Fotografía

Hans Hendrich Brüning

Guillermo Luna Lorenzo

Valentino Juan  

 



 






domingo, 19 de junio de 2022

Corpus Christi. La fiesta de la Eucaristía en la ciudad de Lambayeque

El recordado fraile dominico Miguel Matamala Ortiz, en una de las festividades del Corpus Christi en Lambayeque 

La fiesta del Corpus Christi. Antecedentes

En el calendario de la Iglesia Católica Apostólica y Romana el Corpus Christi, o del Cuerpo y la Sangre de Cristo, es la fiesta que honra la presencia de Cristo en el Sacramento de la Eucaristía. Fue instituido el Jueves Santo en la Última Cena, donde Jesús convirtió el pan y el vino en su cuerpo y sangre. Con los siglos se ha convertido en uno de los momentos más grandiosos que registra el mundo cristiano y una de sus fiestas más importantes y representativas de ahí que se le reconozca como la fiesta de fiestas.

La Solemnidad de Corpus Christi se remonta al siglo XIII. Dos extraordinarios eventos contribuyeron a la institución de la fiesta de la Eucaristía: Las visiones de la beata de la Orden agustina Juliana del Monte Conillón en Lieja (Bélgica), y el milagro eucarístico de Orvieto / Bolsonia.

El ardiente amor al Santísimo Sacramento de la beata Juliana del Monte Conillón, la llevo a emplear todas sus energías a introducir y promover la fiesta del Corpus Christi. Deseo intensificado por una visión que ella tuvo de la iglesia bajo la apariencia de luna llena con una mancha negra, que significaba la ausencia de esta solemnidad.

Con respecto al segundo evento, cuenta la tradición que en el año 1263 (siglo XIII), mientras el sacerdote alemán, Pedro de Praga, celebraba la misa junto a la tumba de Santa Cristina en la iglesia de la localidad de Bolsena (Italia), al romper la hostia consagrada brotó sangre salpicándole las manos, el altar y el corporal.

Este hecho fue comunicado de inmediato al Papa Urbano IV que tenía su residencia en Orvieto, cercano al pueblo de Bolsena. En 1264, pasado un año del singular acontecimiento, la festividad fue establecida por el mismo Papa, ordenando se conmemorará el jueves después del domingo de la Santísima Trinidad. El Papa otorgaba al mismo tiempo muchas indulgencias a todos los fieles que asistieran a la santa misa y al oficio.

La liturgia, considerada como una de las más hermosos del breviario Romano, fue compuesta por Santo Tomás de Aquino, por petición del Papa, además de la creación de cantos e himnos para celebrar a Cristo Eucaristía, entre los que destaca la secuencia “Lauda Sion” que se canta en la Misa de Corpus Christi.

Posteriormente, en 1311, el Papa Clemente V lo ratificó. Se sabe que en ese año se celebró por primera vez en la ciudad española de Barcelona. El Papa Juan XII, consolidó definitivamente esta celebración sobre todo en el norte de Europa. Actualmente el Corpus Christi es una festividad movible al igual que en España, salvo la ciudad de Sevilla que aún conserva la tradición de conmemorarla pasados exactamente los 60 días del domingo de Pascua de Resurrección.

En el Concilio de Vienne de 1311, Clemente V dará las normas para regular el cortejo procesional en el interior de los templos e incluso indicará el lugar que deberán ocupar las autoridades que quisieran añadirse al desfile. En el año 1316, Juan XXII introduce la Octava con exposición del Santísimo Sacramento.

Ninguno de los decretos habla de la procesión con el Santísimo, o sea la hostia consagrada al interior de una custodia, como un aspecto de la celebración. Es en 1447, bajo el pontificado de Nicolás V, que la festividad del Corpus Christi sale procesionalmente con la Hostia Santa por las calles de Roma.

El arqueólogo e historiador trujillano Juan Castañeda Murga, nos dice: 

    “A diferencia de las procesiones no penitentes, la del Corpus incluía un vocabulario del triunfo heredado de los desfiles romanos como arcos triunfales, conocidos también como posas. Las calles del recorrido eran engalanadas y, en vez del emperador triunfante, estaba la hostia consagrada que representaba a Cristo como el supremo vencedor. De esta manera, se celebraba no solamente el triunfo de Cristo sobre la muerte, sino también sobre el pecado y la herejía. La visualización del Corpus incluyó entonces las victorias de la Cristiandad sobre los infieles, incluyendo a los moros y a los indígenas en los Andes” (Ob. cit., 2006: 233).

A finales del siglo XVIII, formaba parte de la víspera y del día mismo de la fiesta en Lambayeque el desfile de unos gigantes que recorrían las calles del pueblo. No cabe duda una fiesta barroca propia del momento, algo similar, aunque salvando las diferencias, a las antiguas y famosas procesiones del Corpus Christi de algunas ciudades importantes de España.

El dato lo exhumamos de un viejo e inédito testamento otorgado en artículo de muerte el 8 de mayo de 1792, por el indio principal de Lambayeque don José Chudan al clérigo presbítero don Justo Siancas.

En una de las cláusulas del aludido instrumento se lee lo siguiente:

    Ítem. - Declara que los gigantes los deja con toda su decencia correspondiente como lo saben su mujer e hijos, y que sin disiparse se entreguen al Señor Sacramentado, y Santísimo Corazón en sus vísperas, y días festivos, y que acabadas sus funciones los guarde su mujer con el aseo como yo los tenia. Y para que haga fe como mejor haya lugar en derecho hago esta declaración jurando a Dios Nuestro Señor y esta señal de + en verbo Sacerdotis y no estar pechado ni llevar interés el mas leve de ninguno de los interesados, y lo firme a 8 de Mayo de 1792 (sic) (Archivo Regional de Lambayeque (ARL). Causas Civiles 1792). 

Todo esto amenizado por un conjunto de músicos armados de sus chirimías, caja y tambor. Lo que no sabemos exactamente es a que o a quienes representaban los gigantones de cartón que al final de la procesión bailaban en honor del Sacramento pese a la tajante prohibición del rey Carlos III de 1780.

Desde los primeros años del siglo pasado, se conserva al interior de la antigua ramada de San Pedro, hoy Capilla “San Francisco de Asís”, una imagen de Santa Clara de Asís (Patrona de la ciudad de Asís y de la Orden de las Clarisas), extraordinariamente devota al Santísimo Sacramento. La efigie se encuentra colocada en un nicho ubicado al lado derecho del altar principal de dicha capilla. Se le representa con uno de sus atributos principales: sosteniendo con su mano derecha y sobre su pecho un ostensorio o custodia eucarística conque, según testimonios avalados por testigos de la época, ahuyentó a los infieles sarracenos que, en 1241, atacaron la ciudad de Asís y el conventito de San Damián donde se encontraba en compañía de las monjas de su congregación.

Altar principal de la Capilla “San Francisco de Asís” en Lambayeque

Imagen de Santa Clara de Asís. Capilla “San Francisco de Asís” en Lambayeque

Ahora bien, sabemos que a partir de las primeras décadas del siglo XIX, las principales celebraciones religiosas en la ciudad de Lambayeque, lo constituían, por orden de importancia, la de Semana Santa, considerada como una de las fiestas más célebres en esta ciudad, por su popularidad y por su gentío. Le seguía la del Corpus Christi, por su recogimiento y por su unción, la del Sagrado Corazón de Jesús, que hacia época por ser fiesta de la aristocracia y de la elegancia, y por último la festividad de Nuestra Señora del Carmen, cuyos mayordomos, se dice, echaban la casa por la ventana con motivo de su celebración.

Como hemos visto la celebración del Corpus Christi, que no cabe duda debe tener muy antigua data, se convirtió también, en la ciudad de Lambayeque, en una de las principales manifestaciones del quehacer católico de la feligresía lambayecana.

Pero lamentablemente, como en la mayoría de las conmemoraciones religiosas que desde antaño se celebran en esta ciudad, es difícil ocuparnos con rigor de su proceso histórico, de su devenir en el tiempo; en otras palabras, nos es imposible reseñar, con honestidad, su historia. El motivo principal: la carencia de fuentes documentales tempranas en los archivos públicos y eclesiásticos de nuestra región. Sumémosles a estos obstáculos, la escasez de testimonios orales veraces.

Estos factores, entre otros, no permiten realizar una investigación seria, real y justa, de esta importante festividad católica en Lambayeque, tal y como se han efectuado en otras ciudades del Perú, como Cuzco y Trujillo.

Si embargo, hemos logrado rescatar algunos interesantes datos que creemos servirán como un claro testimonio de lo que, en algún momento, constituyó la celebración de esta grandiosa festividad católica en la generosa y benemérita ciudad de San Pedro de Lambayeque. 

Para esto hemos recogido algunos inéditos datos de entre la copiosa papelería que se conserva en el Archivo Regional de Lambayeque (ARL); una curiosa e interesante anécdota; logramos adquirir un viejo “Programa” alusivo a esta festividad; exhumado un antiguo inventario. lamentablemente muy deteriorado y trunco, de la Cofradía del Santísimo Sacramento en el Archivo de la Parroquia de Lambayeque (APL) y revisado los libros de actas, que felizmente aún se conservan, de la Cofradía del Santísimo Sacramento de Lambayeque. Todo este exiguo material nos ha servido para poder rememorar, de alguna manera, la antigua y solemne festividad del Corpus Christi en Lambayeque. Veamos.


 UNA ANTIGUA TRADICIÓN SOBRE LA FESTIVIDAD

DEL CORPUS CHRISTI EN LAMBAYEQUE

Existe una interesante y anecdótica narración, de fines del siglo XIX, sobre esta festividad religiosa en Lambayeque. Se sabe que el 3 de junio de 1891, a las cuatro de la tarde, un voraz incendio destruyó totalmente el retablo mayor de la iglesia San Pedro de esta ciudad, aquel que mandara edificar, por el año de 1814, el presbítero don José Bernuy y Eslava, a la sazón mayordomo de la cofradía del Santísimo Sacramento. (Izquierdo Castañeda, 2005: 4,5). Se celebraba la semana del festival del Corpus Christi y una vela de cera encendida, de las muchas que solían colocar los feligreses a los pies del retablo mayor para dicha ocasión, fue la causante de tan irreparable pérdida.

Junto con el retablo se perdió “la custodia que allí se guardaba que era una obra de arte y una joya valiosísima. Esta Custodia solamente se sacaba en el Corpus y en ciertas solemnidades notables. Era de oro purísimo, tenía incrustada una gran cantidad de esmeraldas, rubíes y zafiros, siendo tan pesada que debían turnarse los curas, cada cuadra, para poder sostenerla”. (Barandiarán – Paredes, 1934:.388).

Vanos resultaron los denodados esfuerzos de la enorme cantidad de fieles reunidos al son de arrebato, tocado por la campana de su única e imponente torre del lado sur, con el propósito de tratar de contener o dominar el voraz incendio. Lamentablemente, como lo hemos señalado anteriormente, esto no se pudo conseguir.

Contaba una antigua tradición, felizmente hoy desaparecida, que la fiesta del Corpus Christi de 1890, “no había sido alumbrado por el sol”, por lo tanto, constituía un “castigo”, un “aviso” y, por último, “una maldición”. Todo esto debido a que los organizadores habían variado la fecha y el normal recorrido de la procesión.  Es más, la ceremonia se realizó por la tarde, en vez de hacerlo por la mañana que era la costumbre, con solo el sacerdote bajo palio portando en sus manos la pesada custodia, sin la compañía de “andas o efigies de ninguna especie”. Esa premonitoria tarde solamente “un anda llevaba la Cruz Alta" (Barandiarán, 1938: 233,234). Antaño era costumbre que las cofradías asistieran a la procesión con sus imágenes titulares. Se deduce, según el relato, que esta participación fue perdiendo presencia a fines del siglo XIX, y que, a las finales, se prohibiera, no cabe duda, en aras de favorecer una mayor concentración en el Misterio principal. 

A esta terrible falta se debió, le contaba el Sr. Augusto F. León a su hijo Augusto León Barandiarán, la total ruina del retablo mayor de la iglesia, la irreparable pérdida de la fina custodia y la fatídica presencia del recurrente fenómeno de el "Niño" en el verano del siguiente año de 1891. (Ibid.).

Cuentos, tradiciones o supersticiones aparte, lo cierto es que el retablo mayor fue consumido por las llamas en el citado año. Poco tiempo después de esta catástrofe se nombró una comisión presidida por el Sr. Carlos D. Pella, que se encargaría de la restauración del retablo mayor. Sin embargo el nuevo altar mayor fue realizado "enteramente de acero laminado en los Estados Unidos de Norteamérica, y se estrenó, en solemne ceremonia, la primera quincena de julio de 1899".(Menéndez Rúa, 1935: 157, 158). 

En esta ocasión también se bendijeron la hermosa Custodia, que hasta nuestros días preside la procesión del Corpus Christi en esta ciudad, y la lograda imagen, de yeso policromado, del Sagrado Corazón de Jesús, ubicado en la hornacina central del primer cuerpo del retablo rococó, forrado en pan de oro, consagrado a esta advocación, que se encuentra en el muro testero de la nave del Evangelio.

Altar Mayor de la iglesia San Pedro de Lambayeque (Memo Luna, 2020)

La estructura de la cúpula o media naranja del crucero de la iglesia San Pedro de Lambayeque, data también de 1899. Vino a suplantar a la antigua cúpula realizada en ladrillo cal y canto, que se vino al suelo como consecuencia de las voraces llamas que produjo el incendio del retablo mayor de la iglesia en 1890. La moderna media naranja está compuesta de doce vigas curvas de perfiles metálicos con tensores distribuidos radialmente, y cubierta de gruesas planchas de zinc galvanizado empernadas y remachadas. La media naranja remata en una linterna del mismo material. Se encuentra asentada sobre un entablamento en anillo, de circunferencia perfecta, con friso decorado por ménsulas y modillones, soportado por los cuatro arcos torales y sus cuatro pechinas en los rincones. En las pechinas se pueden observar cuatro pinturas al óleo realizadas por el pintor trujillano Manuel Márquez, entre los años de 1940 - 1943, con las figuras de Santa Rosa de Lima, San Martín de Porres, San Juan Masías, todos de la Orden de Santo Domingo, y el apóstol San Pedro, patrono de la iglesia y de la ciudad.

Cúpula o media naranja. Iglesia San Pedro de Lambayeque (Memo Luna, 2018)

Debemos acotar, que el Congreso de la República, mediante Resolución Legislativa emitida el 26 de octubre de 1891, dispuso el derecho libre de derecho fiscal, a todas las piezas que formaban la cúpula o media naranja de la iglesia. Siete años después, el 14 de noviembre de 1898, el Congreso de la República, emitía otra Resolución Legislativa, esta vez, declarando libre de derecho fiscal la importación del altar mayor que los vecinos de Lambayeque habían mandado construir en los Estados Unidos de Norteamérica, para la iglesia San Pedro de esta ciudad. 


LA HEMANDAD VEINTICUATRO O COFRADÍA DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO

EN LAMBAYEQUE (1878 - 1881)

A raíz de las torrenciales lluvias y consecuente fatal inundación que asolara la ciudad de Lambayeque, como consecuencia de la recurrente y fatídica presencia del fenómeno el “Niño” del verano de 1871, catalogado por los especialistas de “muy fuerte”, la cofradía entro relativamente en receso. Se sabe fueron años muy difíciles para los pobladores de esta ciudad.

Recuperados los ánimos, se reunieron, el 29 de septiembre de 1878, en la iglesia parroquial San Pedro de esta ciudad un selecto grupo de personajes lambayecanos bajo la presidencia del párroco Manuel Orbegoso, todos “animados del religioso deseo de que se reorganice la Hermandad Veinticuatro para tributar el debido Culto del Santísimo Sacramento” que para esa fecha se encontraba “en estado decadente por falta de ese cuerpo que se encuentra y que ha existido en esta ciudad desde tiempo inmemorial”. En la reunión el párroco presentó y dio lectura a un Proyecto de Reglamento que a su entender debería regir los destinos de la Hermandad.

El Proyecto fue debatido y luego aprobado por unanimidad. La Hermandad quedó instalada y conformada por los siguientes cofrades: Mariano Pastor Sevilla, subrogado poco después por Fructuoso Eneque; Juan Manuel Iturregui Montalvo; Gregorio del Castillo; Guillermo Valentín Fry; José María del Castillo; Manuel de Neco; Salvador Olivares; Antonio O. Fernández, subrogado por Ricardo Iturregui; Juan Aurich; Salvador Descalzi; Manuel Samillán, subrogado por Nicanor Leguía; Bernardino Salcedo; José Andrés Delgado; Juan Manuel Trelles; Manuel Seclén; José Silva; Edilberto Paredes; José P. Barandiarán; Belisario Piedra; Manuel Rivadeneira; Aurelio Ruiz; José María Barandiarán; Rufino Cartagena y Miguel Gonzales. (Libro de Actas de Asamblea de Mayordomos, años 1999 – 2003: 1).       

En 1881, en plena Guerra del Pacifico, fue mayordomo de esta cofradía el Sr. Bernardino Salcedo Taforo (dueño, desde mayo de 1865, de la Hacienda Mayascón y Mochumí Viejo), actuando como secretario el Sr. José del Carmen Valiente.

Sr. Bernardino Salcedo Taforo 

Dado los trágicos momentos por los que atravesaba Lambayeque y la nación en general a causa de la infausta guerra del guano y el salitre, creemos justo dar a conocer, literalmente, el inédito y breve discurso pronunciado por el mayordomo Sr. Salcedo Taforo, en la Junta General de la cofradía realizada el domingo 31 de julio de 1880, con motivo de la presentación de la memoria anual de dicha entidad, veamos:

Señores. En acatamiento a las disposiciones de la Hermandad cumple a mi como primer Mayordomo y presidente de la Junta Directiva, presentaros la memoria de nuestra administración en el año económico que termina en esta fecha.

Pero antes de pasar a haceros conocer todos nuestros actos nos permitiremos un pequeño desahogo al sentimiento que llena nuestros corazones causado por los deplorables sucesos a que esta ciudad como todos los pueblos de la costa están

sometidos, a consecuencia de los desastres que sufrieron nuestras armas en las desgraciadas jornadas vecinas a la capital.

Tan graves sucesos como la subsiguiente ocupación de esta ciudad por el Ejército vencedor, todo lo paralizo y diezmando nuestros recursos con la fuerte contribución mensual que se nos impusiera distrayendo o aplicando a este objeto los ahorros que, de buena voluntad, hubiéramos querido invertir en paramentos y enriquecer de alguna manera la cofradía.

Sucesos tan graves a nuestra voluntad han contrariado nuestros mas íntimos deseos, y que deplorando cual merecen, confiamos amanezcan días mas serenos en que podamos dar expansión y convertir en hechos los piadosos sentimientos que abundan en nuestros corazones; intertanto séame permitido en mi nombre y en el de mis colegas de la Junta Directiva que represento expresaros nuestro jubilo porque ha llegado el día de hacerse la cuarta designación de la  Junta Directiva de mayordomos, hecho de tan alta significación que implica la estabilidad de la cofradía, la unidad que reina en la hermandad, y que el vinculo que nos une no se ha aflojado a pesar de las vicisitudes y calamidades que vamos soportando, y finalmente que es un hecho la alternabilidad en el servicio y consagración de todos los hermanos al culto del Santísimo Sacramento – fundamento de nuestra fe – objeto de nuestras adoraciones y fin de todas nuestras piadosas aspiraciones. (Archivo Parroquial de Lambayeque (APL) Libro Cofradías desde 1797 a 1855).

No sabemos en qué momento dejó de ser una Cofradía para convertirse en una mera Sociedad, aunque, tal vez, con las mismas funciones de aquella, porque para las primeras décadas del siglo XX se autodenominaba simplemente como “Sociedad del Santísimo”. Actualmente se le denomina como: “Hermandad Santísimo Sacramento Corpus Christi – Lambayeque”, o “Hermandad del Corpus Christi Lambayeque”.


INVENTARIO DE LA COFRADÍA DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO

(AÑO - 1906)

Felizmente se conserva en el Archivo Parroquial de Lambayeque un viejo inventario de la cofradía del Santísimo Sacramento de esta ciudad, cuya data se remonta al año de 1906.  Su paciente lectura nos permite saber ahora que entre los bienes de dicha cofradía se encontraba el Altar Mayor y su respectivo repertorio iconográfico compuesto por: El Padre Eterno con su triangulo de plata, que representa la Santísima Trinidad; el Patriarca San José, con su respectiva corona y azucena de plata; la efigie de la Virgen con su respectivo vestuario, no cabe duda se trataría de una imagen de candelero de vestir. Además de un pelicano con sus alas, todo forrado de plata, y un sol de plata dorado que cubría la Custodia en el Altar Mayor.

Hoy el Padre Eterno, realizado en madera policromada, aún se conserva en su lugar, en el ático del retablo, pero sin su triangulo equilátero de plata. La efigie del Patriarca San José, de candelero o de vestir, fue sustituida por la imagen contemporánea, de tamaño natural y realizada en yeso policromado, de Santo Domingo de Guzmán; la antigua efigie de la Virgen María, de candelero o de vestir, por la talla de vestir, de madera policromada y ojos de cristal, del apóstol San Pedro. Últimamente las imágenes de San Pedro y Santo Domingo han sido sustituidas por las de la Virgen del Rosario y San José respectivamente. El pelicano de madera forrado en plata, que se encontraba en la hornacina principal del retablo, por una talla de madera policromada de Cristo Crucificado. 

Detalle del altar mayor de la iglesia San Pedro de Lambayeque (Memo Luna, 2022)

A esta cofradía pertenecían también las efigies (de vestir o candelero) de los doce apóstoles con sus respectivos vestuarios, y el Señor de la Cena con sus tres potencias de plata y su cabellera postiza. Este singular grupo escultórico constituye uno de los once pasos de la tradicional procesión de Viernes Santo en esta ciudad.

La última Cena del Señor

Después de haber hecho estas anotaciones, pasemos ahora a dar lectura a la copia literal del viejo e inédito inventario de esta cofradía. Veamos:

          “Un Altar Mayor con sus respectivas imágenes: El Padre Eterno, el Patriarca San José con su respectiva corona y azucena de plata (el Padre eterno tiene su triangulo de plata), la Virgen con su respectivo vestuario, un pelicano con sus alas todo forrado de plata = Un estandarte de plata con seis campanillas también de plata, dos pasadizos también de plata, su báculo forrado en plata con su Cruz de plata = Un centellero con siete candelejos de plata = Dos incensarios = Una naveta = Una cuchara de plata = Cinco báculos forrados en plata = Dos cañas de ciriales con sus candelejos de plata y las cañas forradas en plata = Cuatro atriles forrados en plata = Doce candeleros grandes de plata (a uno le falta un ruedo de pulgada y ½) = Cuatro candeleros chicos de plata = Una caña de plata con tres candelejos (para las tres marías) = Una Campana de plata (en la agarreda le faltan las perillas) = Un platillo de plata de la demanda del Santísimo = Tres potencias de plata del paso de la cena y su cabellera = Un relicario de plata con su cadena de plata (sirve para las renovaciones) = Un sitial para el viatico con la delantera forrada en plata, este sitial tiene una Cruz de plata = Un sol de plata dorado que cubre la Custodia en el Altar Mayor = Cuatro faroles buenos y dos quebrados = Una caja de madera de la antigua Custodia = Doce apóstoles retocados con sus respectivos vestidos y el Señor de la Cena = Una caja grande para guardar la cera  = Un palio de lama de media vida = Un estandarte de media vida = Una funda de lama de la Cruz Alta = Ocho banderas de raso nuevas = Cuatro banderas de media vida = (APL. Libro de Cofradías e Inventarios).

Pelicano de madera forrado en plata 8Memo Luna, 2018)

 

LA FESTIVIDAD DEL CORPUS CHRISTI A PRINCIPIOS DEL SIGLO XX

EN LAMBAYEQUE

Festividad del Corpus Christi en Lambayeque (Brüning, 1903)

A principios del XX, aunque despojada la procesión en su totalidad del aparato barroco del siglo XVIII, seguirá siendo una fiesta importante y de gran seguimiento popular en Lambayeque.

Sabemos ahora que, hasta las tres primeras décadas del siglo XX, la fiesta se caracterizaba por la salida, en el lapso de los nueve días que duraban las celebraciones, de dos esplendidas procesiones por las principales arterias de la ciudad. El recorrido de la procesión por esos años, acompañada de la Banda Municipal “Juan Aurich” y la Banda del Regimiento N 9, eran las calles “2 de Mayo”, “Atahualpa”, “8 de Octubre” y “Bolognesi”, pernotando en los altares respectivos. Era Antigua y bella costumbre el de instalar altares a lo largo del trayecto de la procesión como actos de ofrenda y honor al Santísimo, y como hitos para rezar las estaciones durante el paso de esta. Su realización corría a cargo de alguna institución y principalmente de familias cuyas moradas se encontraban en el recorrido de la procesión. En la actualidad esta costumbre se ha reducido considerablemente, tal vez porque el solemne desfile se realiza solamente alrededor de la plaza principal de esta ciudad, o a raíz de los aires de “modernidad” emanados de la aplicación de los postulados del Concilio Vaticano II.

En ambas procesiones participaban los colegios primarios de varones y mujeres, tanto nacionales como particulares, acompañados de sus respectivas planas docentes. Todas las principales autoridades de la ciudad, tanto civil como militar, tomaban parte en la festividad y asistían puntualmente a las dos tradicionales procesiones, que como ya hemos dicho, solían efectuarse con motivo de tan solemne acto.

El reparto de programas; los albazos de la víspera; las retretas; la quema de vistosos fuegos artificiales en la plaza de armas; las diarias misas, donde los feligreses eran obsequiados con ramilletes, estampas alusivas y bouquets; velorios; encierros y novenas conmemorativas; las carreras de caballos; las grandes jugadas de gallos y los vistosos altares colocados al paso de cada una de las procesiones constituían también parte de las celebraciones de esta extraordinaria festividad religiosa.

Desde hace algún tiempo obra en nuestro poder un viejo e inédito “Programa” elaborado por la Sociedad del Santísimo de la ciudad de Lambayeque con motivo de la conmemoración anual “De la Gran Festividad del Corpus Christi” celebrada los días 2 al 10 de junio de 1926.  Hemos creído conveniente transcribirlo en su totalidad, para que el lector tenga una clara idea de cómo conmemoraba esta ciudad la festividad del Corpus Christi en aquellos “maravillosos” años. Y, de paso, para que muchos de sus pobladores recuerden con cierta nostalgia los nombres de algunos de sus ascendientes más directos. Veamos:


PROGRAMA

 

DIA 2 DE JUNIO

A las 5 - Albazo por la Banda “Juan Aurich” que dirige Dn. José Rosario Acosta.

A las 9 a. m.- Bendición de las estampas conmemorativas de la fiesta, ceremonia que será apadrinada por la señora Carmen Yerren y el señor José Supo.

Acto continuo se bendecirá también el estandarte de pana que ha sido convenientemente arreglado por el conocido bordador Ricardo Chonate, sirviendo de padrinos la señora Enriqueta Sampedrano de Custodio y el señor Isidoro Ballena.

A las 4 p. m.- Conducción de los Fuegos Artificiales al Parque Principal.

A las 8 p. m.- Solemnes vísperas.

A las 10 p. m.- GRAN RETRETA apuntada por la banda “Juan Aurich”, cuyas piezas son las siguientes: - 1 Marcha General Pellegrini. - 2 Fox Trot Carmen Camel. - 3 Obertura la Peruanita. - 4 Vals Hijos del Sol. - 5 Tango Desolación. - Jazz Noche de Angustias. - 7 Yaraví Recuerdos de Puno. - 8 Tamba Tristes canciones. - 9 Pasa Calle El Gato.

En los intervalos se elevarán globos de diferentes colores, bombardas, cohetones y paracaídas.

A las 11 p. m.- El pirotécnico Eliseo Vílchez sorprenderá al público con la quema de una Hermosa TORRE MISTERIOSA de combinaciones caprichosas, adornada de su respectivo jardín.

Además, quemara las siguientes piezas accesorias: “Carrera de Duendes”, “Danza Mágica”, Esperanza de la Libertad”, “Te quiero Muchísimo”, “Nunca me Olvides”, y “El Capricho del Arte”.

DIA 3 DE JUNIO

A las 5 a. m.- Misa discantada en homenaje al Santísimo.

A las 6 a. m.- Se saludará el gran día con 21 cañonazos, y con sus nuevas y escogidas piezas musicales, del repertorio recién llegado de Lima a la banda “Aurich”.

A las 8 a. m.- Reunión de los devotos acompañados de la banda.

A las 10 a. m.- Misa solemne de fiesta, celebrada por el párroco. Antes del Credo ocupara la Catedra del Espíritu Santo el padre dominico Ángel Menéndez Rúa, en donde desarrollara su panegírico cuyo tema versara sobre la Institución del Santísimo Sacramento.

En el coro se tocará música escogida y adecuada escrita por los R. R. P. P. Gonzales y Donicet, amenizando la Misa la banda del Regimiento de Infantería N 9.

Los concurrentes al Santo sacrificio de la Misa, serán obsequiados con ramilletes, estampas y bouquets.

Terminada la Misa, saldrá en procesión el Cuerpo de Cristo, recorriendo las calles San Roque, Atahualpa, Real y Chancay, pernotando en los altares respectivos.

El turno corresponde en este día a las R. R. M. M. Dominicas del Santísimo Rosario con el Colegio de Nuestra Señora del Carmen; Centro Escolar de Niñas N 212, que dirige la normalista señorita Leonor Niño Ruiz; Centro Escolar de Varones que dirige el señor Flavio Villacorta Gutiérrez; Sras. Lucrecia de Rivero de la Guarda; Águeda Leguía viuda de Ruiz; Victoria viuda de García Castañeda; Rosa Santisteban viuda de Cuneo y Guía; María Fierro; Matilde de Burga y Libia Onetto de Minetti. Señoritas Carmela Rivero de la Guarda; Leonor Niño Ruiz; Elena Monsalve Baca; Zoila Villanueva; Elva Santisteban; Rosa Mercedes Pastor; Virginia Monsalve Baca; Clorinda y Carmen Baca Matos; Carmela Olga, Ana y Lila Ruiz; Honoria Samillán Baca; Rosa y Ricardina Baca.

La procesión será escoltada por la Banda del Regimiento N 9, que ha sido cedida galantemente por el Comandante General, y la Banda “Juan J. Aurich”.

A Las 2 p. m.- CARRERAS DE CABALLOS. Con apuestas valiosas entre los aficionados.

A las 3 p. m.- GRANDES JUGADAS DE GALLOS. - Los aficionados de Lambayeque desafían a los aficionados de cualquier pueblo del departamento a cuatro tapadas y una limpia cancha.

DIA 4 DE JUNIO

A las 8 p. m.- Visita a los altares.

A las 9 a. m.- Misa de segundo día, velorio en la tarde y novena en la noche. En este día les corresponde el turno a las señoras Carmen V. de Pérez García, Oroxia de Oneto, Rosa Amelia de Muro, Estela de Barreto, María Teresa de Ruiz y Matilde Martínez. Señoritas: Angelina Samillán Baca, Lucrecia Delgado, Estevina Reaño, Emilia Santisteban, Blanca María Boggiano, Beatriz Castillo, Ana María y Elena Cuneo, Marta de la Piedra, Angelina y Pepa Ruiz, Clementina de Escobar.

      DIA 5 DE JUNIO

A las 8 a. m.- Tercer turno, Misa, velorio, encierro y novena como el día anterior. En este día harán la guardia de honor al Santísimo Sacramento las señoras Ana de Aita, Luzmila Aguinaga Viuda de Odiaga, Matilde viuda de García, Evelina Quiroz de Malca, Emilia Buendía de Vílchez, Mercedes viuda de Hurtado, Rosa Villafuerte, Josefa Solís, Carlos Sosa, Herminia de Máltese, Rosa Quiroga y Juana Rosa Riojas de Rosado. Señoritas: Herminia Caballero, Gertrudis, María, Margarita, Manuela y Zoila Clara Luzquiños, Consuelo y Genoveva Vílchez Buendía, Lufila y Lola García, Juana y Clotilde Valentín.

      DIA 6 DE JUNIO

A las 8 a. m.- Cuarto Turno – Como el anterior, Misa, velorio, encierro y novena. Corresponde el turno en este día a las señoras: Clementina de Guerrero, Tomasa Vda. de Tello, Lastenia Carranza, Rosa viuda de Yacarini, Evelina viuda de Quiroz, Carmen Mendoza Ilma. Señoritas: Elvira, Leonor y Carmen Julia Tello, Benigna y Natividad Cartagena, Cristina Ruiz, Victoria A. Rivadeneira, M Catalina, Inés y Florencia Monsalve.

       DIA 7 DE JUNIO

Quinto Turno – Misa de encierro y novena correspondiéndole el turno a las señoras Angélica viuda de Iturregui, Elvira Quiroz de García, Magdalena García de García, Esther Portilla de Varillas, Alicia de Rivadeneira, Rita Ponce de Córdova, Ángela Luzquiños de Vílchez, Zoila Portilla, Rita Torres, Juana Morales. Señoritas: Clorinda Varillas, María Victoria, Isabel y Florencia Rivadeneira Madueño, Mercedes Fiestas, Efigenia Valiente, Rosa Hortensia y Obdulia Sánchez, Flor de María Ponce y Emilia Varillas.

      DIA 8 DE JUNIO

Sexto turno. - Como en los anteriores, correspondiéndoles a las señoras Elena Monsalve de Carpena, Laura Iturregui viuda de Ruiz, Isabel de Nieto, Rosa Pastor Aguilar, Clementina Monsalve viuda de Buzzo, Mercedes y Albertina Chonate, Celia Balarezo, María viuda de Acha. Señoritas: Clementina Carpena, Lucinda Delfina y Herminia Arrincon, Petronila Zapatero, Elena, Anita, Luisa y Teolinda Nieto, Petronila León, María Porras, Santos e Isabel Nue, Vicenta Ortega y María Luisa Prieto.

    DIA 9 DE JUNIO

Séptimo turno. A las 5 a. m.- Albazo por la Banda “Juan J. Aurich” cohetes, globos, etc., etc. A las 8 misa de vísperas de octava. En la tarde retiro. Las señoras y señoritas siguientes están de turno: Susana García de Gómez, Matilde de Tapia, Santos de Temoche Cartagena, Teresa C. Bancayán, Rosa Valiente, Francisca Rivadeneira, Mariana Panta. Señoritas: Carmen Nue, Flor de María Piedra de Piedra, Santos Temoche, Tomasa y Cristina Yovera, Genoveva Huertas, Luisa García, Honoria, Carmen Julia y Evangelina Arica, Juna Rosa Villamonte, María Cruz, Tomasa, Elisa y Julia Bancayán.

A las 7 p. m.- Conducción de los fuegos artificiales al parque 27 de Diciembre.

A las 8 a. m.- Oficio de vísperas por el párroco Fray Celestino García.

A las 10 a. m.- Retreta ambulante.

DIA 10 DE JUNIO

Octava. A las 7 a. m. Recorrerá la Banda las principales calles de la ciudad invitando a los devotos.

A las 9 a. m.- Misa solemne de OCTAVA. Terminada esta quedará descubierta la Divina Majestad hasta las cuatro de la tarde que saldrá en procesión, recorriendo las calles de costumbre.

Corresponde el turno en este día, a la Escuela Mixta, que regenta la señorita Teolinda Nieto, alumnos de la Escuela Nocturna Municipal, a las señoras Juana Navarrete de Zavala, Hermenegilda Jordán de Zapata, Benigna Colmenares, Teresa Siancas Villalobos, Mercedes Arce, Pilar Graus, Josefa Tello. Señoritas: Francisca Portilla, América Ruiz, Carmen Rosado, María Rosa fiestas, Otilia escurra, Jacobita Puemape, Margarita Muñoz, Maximina y Catalina Zavala, Paulina Arica, Leonor Nue Moreno, Gulnara Carmona, Irene Rosado, Elvira Panta y Jacoba Ulloque.

A las 8 a. m.- Novena. Terminada esta habrá servicio religioso por el eterno descanso de los socios fundadores que han fallecido. La Banda “Aurich”, y como término de la fiesta, ejecutara en el atrio de la Iglesia trozos escogidos de su repertorio, terminando así la fiesta.

Notas importantes – Las Señoras y Señoritas en los días 7 y 8 de junio, así como las escuelas que se indican, acompañaran a la procesión, que recorrerá las calles de costumbre.

Las nombradas para los demás días concurrirán a la SANTA MISA y harán la Guardia de Honor hasta la hora de retiro, así mismo invitarán a los caballeros que deban tomar el palio. Además, llevaran consigo los niños de ambos sexos para que rieguen misturas e incienso a la MAGESTAD DIVINA. Se les recomienda puntual asistencia a la hora que se indica.

La Sociedad presenta con antelación su profunda gratitud a las comisiones nombradas.

A los señores que nos visiten encontraran en el Gran Hotel de propiedad del Sr. Antero Gurrero toda clase de felicidades.

Han sido invitados oficialmente para que con su presencia den más realce a la festividad el Sr. Coronel Comandante General de la Región, el Sr. Sub-prefecto, los Jefes del Regimiento N 2, el Señor Alcalde del Consejo Provincial, Jefe de Estado Mayor, el Agente Fiscal, los directores de los Planteles Fiscales y Particulares, el Jefe Militar, el Juez Instructor, el Juez Militar, el Juez de la Instancia en lo Civil, el señor Administrador de Aguas, los señores Jueces de Paz, Diputado regional; la Oficialidad y Regimiento de Infantería, Director del Museo Brüning, Director de Beneficencia. (Sic). (Archivo del autor).


LA FIESTA DEL CORPUS CHRISTI EN LAMBAYEQUE. SIGLO XXI

Las actividades se inician siempre un día jueves y duran por espacio de cinco días. Con misas en honor al Santísimo Sacramento en la iglesia San Pedro. Se embandera el local institucional de la “Hermandad de Santísimo Sacramento – Corpus Christi” y la calle “Huáscar” donde se ubica.

Una Banda de Músicos recorre las principales calles de la ciudad invitando a los feligreses a participar de la fiesta. Se realizan velaciones en el local de la Hermandad, y se reza el Rosario. Se comparte con los feligreses el desayuno, el piqueo, el almuerzo y la cena que ofrecen los padrinos, mayordomos y devotos. De paso también se consume la infaltable y tradicional chicha de jora y la refrescante cerveza.

Se realizan tómbolas, bailes, retretas, serenatas, quema de fuegos artificiales y concursos de bandas de músicos. Todo esto en los días previos al día de la fiesta principal.  

Se ha convertido ya en una tradición que, en la noche de víspera a la fiesta principal del Corpus, diversas instituciones de la ciudad se constituyan en la plaza principal con el objeto de confeccionar, sobre el pavimento central de las calles que la circundan, singulares alfombras decorativas de piso con creativos motivos religiosos realizados con aserrín, viruta, diversidad de ramas y flores naturales. Una auténtica y extraordinaria manifestación de fe religiosa del pueblo católico lambayecano.

Alfombra decorativa (Memo Luna, 2018)

El gran albazo y la quema de 21 camaretazos dan inicio al día central de la fiesta. Horas después se celebra la solemne misa en la iglesia parroquial de la ciudad. En ella están presentes, aparte de las autoridades religiosas, las autoridades municipales presididas por el alcalde de la ciudad, autoridades políticas, civiles, militares, representantes de las hermandades y asociaciones religiosas de la ciudad. Terminado el oficio sale de la iglesia la magna y piadosa procesión con el párroco de turno llevando entre sus manos y bajo palio la sagrada eucaristía - Cristo hecho Hostia - que porta la pesada custodia.

El imponente desfile, discurre solamente por el alfombrado perímetro de la plaza de armas “27 de Diciembre” de esta devota ciudad.

En horas de la tarde del siguiente día se realiza el acto de bajada del Santísimo Sacramento en el local institucional de la Hermandad de esta generosa y benemérita ciudad. La función siempre es apadrinada por una autoridad política de turno o por un personaje solvente de la localidad.

La "Hermandad del Santísimo Sacramento – Corpus Christi" portando sus respectivos estandartes (Memo Luna, 1993)


                                                             Festividad del Corpus Christi en Lambayeque (Memo Luna, 2015)

Festividad del Corpus Christi en Lambayeque (Memo Luna, 2020)



BIBLIOGRAFÍA

CASTAÑEDA MURGA, Juan. El Corpus Christi en Trujillo, siglos XVI y XVII. Pueblos, Provincias y Regiones en la Historia del Perú. Religiosidad popular. Mitos, creencias y festividades religiosas. Academia Nacional de Historia. Lima, 2006.

IZQUIERDO CASTAÑEDA, Jorge. El Retablo Mayor de la Iglesia de Lambayeque. Suplemento Dominical del Diario “La Industria” de Chiclayo. 2005.

IZQUIERDO CASTAÑEDA, Jorge. Corpus Christi. La fiesta de la Eucaristía en Lambayeque. Parroquia San Pedro de Lambayeque. Obispado de Chiclayo. 2014.

LEÓN BARANDIARAN, Augusto, Rómulo PAREDES GONZALES.  A Golpe de Arpa. Folclore lambayecano de humorismo y costumbres. Lima 1934.

LEÓN BARANDIARAN, Augusto. Mitos, Leyendas y Tradiciones Lambayecanas. Contribución al Folclore Peruano. Editado por el Club de Artes y Lectores de Lima. Lima. Agosto 1938.

MENÉNDEZ RÚA, Ángel. Boceto Histórico de la Iglesia de Lambayeque. Imprenta La Gaceta. Lambayeque. 1935.

 

DOCUMENTOS

ARL. Archivo Regional de Lambayeque

Causas Civiles 1792.

APL. Archivo Parroquial de Lambayeque

Libro Cofradías de 1797 a 1855.

AHSSL. Archivo de la Hermandad del Santísimo Sacramento de Lambayeque

Libro de Actas de Asamblea de Mayordomos. 1999 – 2003.

 

FOTOGRAFÍA

Guillermo Luna Lorenzo (Memo Luna).

Hans Heinrich Brüning.