jueves, 29 de diciembre de 2016

LAS DAMAS PATRICIAS DE LAMBAYEQUE.

La Estatua de la Libertad en Lambayeque
En el duro y complejo proceso histórico de la campaña final de nuestra independencia política del gobierno español, que se inicia en 1820 y concluye con las victoriosas jornadas de Junín y Ayacucho en 1824, teniendo como acto definitivo la capitulación del Real Felipe, el 6 de enero de 1826, la ciudad de San Pedro de Lambayeque cumple, no cabe duda, un rol protagónico.

Tanto por ser la primera, en el Norte del Perú, en proclamar exitosamente su independencia del poder español la memorable noche del 27 de diciembre de 1820 - evento de mayor trascendencia en el calendario cívico patriótico de ésta ciudad - como por su indiscutible y sostenida contribución a la revolucionaria empresa.

Todo esto, tres día antes que la ciudad de Trujillo, capital de la intendencia del mismo nombre, jurisdicción a la que pertenecía Lambayeque, proclamara su independencia el 29 de diciembre de 1820, y siete meses antes del día en que el ilustre argentino capitán general José de San Martín y Matorras, pronunciara en la plaza mayor de Lima, e hiciera pregonar a tambor batiente por calles y plazas de la capital, su célebre proclama: “El Perú es desde este momento, libre e independiente por la voluntad general de los pueblos y por la justicia de su causa que Dios defiende”, la mañana del 28 de julio de 1821.

No cabe duda que en esta significativa fiesta patriótica, que hemos conmemorado hace dos días, nos han venido a la memoria los nombres de los ya conocidos próceres de la independencia de Lambayeque: Juan Manuel Aniceto Iturregui Aguilarte, Juan Pascual Saco Oliveros, José Rivadeneira y Tejada, José, Romualdo y Santiago Leguía y Menéndez, etc.

Sumemos también a ellos, los nombres de los firmantes del acta del 27 de diciembre de 1820, del 31 de diciembre de 1820 y del 14 de enero de 1821, declarados próceres de la Independencia Nacional en octubre de 1965: Pedro Antonio López y Vidaurre, Melchor Sevilla, Juan del Carmen Casós Barrionuevo, José Manuel Poemape, Crisanto Yerren, Pedro Yuyas, Valentín Mondragón, Mariano Quesada y Valiente, Hilario Gil, José Díaz de Arellano y José Manuel Otiniano.

A ellos agreguémosle, de paso también,  los nombres de los que blandieron el sable, la lanza o el fusil, en las victoriosas jornadas de Pichincha, Junín y Ayacucho: Manuel Salcedo, Gómez de la Torre, Domingo Pozo, Sebastián Fernández Zamudio, Manuel Vidaurre, Cipriano Sabaleta, Manuel Aguilar, Mateo Blanco, Manuel Iturregui, José Albujar, Juan Ruiz, Vicente Castañeda, José Joaquín de Lecuona y Lecuona, Francisco Rivas Casós, Gertrudis Poémape, José María Lastres y Martínez de Tejada, José Francisco Deza, Luciano Mejía, José de la Cruz Pantojas  (naturales de Lambayeque). Sebastián Romero y José Leonardo Ortiz, naturales de Chiclayo. Del pueblo de Motupe: José Orozco, Juan José del Castillo, Nicanor Falla, Andrés Obando, Manuel Jiménez, Juan M. Luna, José M. Saavedra y José Santos Zapata.

A todos estos personajes los hemos recordado, en algún momento, en libros, revistas, folletos alusivos, audiciones radiales, discursos conmemorativos, artículos periodísticos, charlas de café, etc. Pero de lo que nos hemos olvidado es del papel que le cupo a la mujer lambayecana en este importante episodio de nuestra historia. En esta oportunidad nos toca hablar, muy brevemente y principalmente, de dos ellas. 

La Damas patricias de Lambayeque

No solo las damas de Lima y algunas provincias se unieron a la noble causa de la libertad, también en el pueblo de Lambayeque se trabajó activamente. Las damas reunían dinero vendiendo sus alhajas y vajilla de plata, confeccionaban uniformes, recolectaban víveres para la soldadesca, o acompañaban a éstos en sus accidentadas y penosas marchas. En ésta noble empresa todas colaboraron, desde, negras, mulatas, zambas, mestizas, indias, que vivían en una posición subordinada, y criollas de las élites sociales. Todas ellas colaboraron eficientemente y en la medida de sus posibilidades en el proceso histórico que les tocó vivir.

Sabemos que ninguna participó en el campo de batalla, pero, ya no cabe duda, actuaron también como informantes y espías patriotas desde mucho antes de la llegada del general San Martín y la Expedición Libertadora a nuestras costas.

De ahí que el general San Martín contara, desde el primer momento de su arribo al Perú, con la valiosa colaboración de mujeres, sobre todo, como hemos dicho, en su trama de espionaje.

Después de haberse creado la Orden del Sol, por Decreto fechado el 8 de octubre de 1821, el 11 de enero del mismo año, San Martín expidió otro decreto por el cual se premiaba a aquellas damas que habían servido a la causa de la independencia.

El Decreto fue publicado al día siguiente de su promulgación, el 12 de enero de 1822, en la página 3 de la Gaceta del Gobierno de Lima Independiente. Instrumento que literalmente reza así:

                                                                         El Protector:

El sexo mas sencible naturalmente debe ser el mas patriota: el carácter tierno de sus relaciones en la sociedad, ligandolo mas al pais en que nace, predispone doblemente en su favor todas sus inclinaciones. Las que tienen los nombres expresivos de madre, esposa, ó hija no pueden menos de interesarse con ardor en la suerte de los que son su objeto...El bello sexo del Perú, cuyos delicados sentimientos relevan sus atractivos, no podían dejar de distinguirse por su decidido patriotismo...El Gobierno que desea distinguir el mérito de toda persona cuyo corazón ha suspirado sinceramente por la Patria acaba de expedir el decreto que sigue:

EL PROTECTOR 
DE LA 
LIBERTAD DEL PERÚ

Art. 1.  Las patriotas que mas se hayan distinguido por su adhesión á la causa de la independencia del Perú usaran el distintivo de una banda de seda bicolor, blanca y encarnada que baje del hombro izquierdo al costado derecho donde se enlazará con una pequeña borla de oro, llevando hacia la mitad de la misma banda una medalla de oro con las armas del estado en el anverso, y esta inscripción en el reverso; "Al patriotismo de las mas sencibles".

Atc. 2. La Alta camara, cuyo eminente atribución es hacer justicia, pasará al Ministerio de Estado una razón de las patriotas que por el voto de la opinión pública, se han distinguido mas, para que el Gobierno las declare comprendidas en el artículo anterior.

Atc. 3.  Los parientes inmediatos de las patriotas que obtengan este distintivo serán preferidas en igualdad de circunstancias para los empleos que pretenden. El Ministro de Estado queda encargado de la ejecución de este decreto: imprimace en la Gaceta oficial.

Dado en el palacio protectoral de Lima, á 11 de enero de 1822, 3°

Por orden de S: E. B. Monteagudo. (sic)

A juicio de la opinión pública y las autoridades representativas de Lambayeque, las patriotas que más se distinguieron por su adhesión a la causa de la independencia del Perú, en esta ciudad, fueron: doña Catalina Agüero López Vidaurre y doña Micaela García Durán.

Ellas figuran en la relación de las 193 damas patricias que en el Perú se hicieron acreedoras a tan significativa distinción; y que sin duda lucieron orgullosas. Desgraciadamente, y aunque parezca mentira, en la ciudad de San Pedro de Lambayeque sus nombres son desconocidos, y permanecen en el panteón del olvido.

A continuación, y como lo hemos manifestado al principio, trataremos de dar una muy breve semblanza biográfica de estas notables y distinguidas patriotas lambayecanas, que no sin riesgo se atrevieron a enfrentarse a un poder secular y glorioso para que fueramos no solo libres si no también grandes.  Esperemos que, con el tiempo, también se les amerite con justicia.  


Catalina Fernández de Agüero López Vidaurre

Doña Catalina, fue hija de don Higinio Fernández de Agüero y de doña Juana López Vidaurre. Contrajo nupcias en la iglesia parroquial de Lambayeque, el 13 de diciembre de 1803, con don Pedro Joseph de las Muñecas y Carassa. Durante su matrimonio no procrearon ningún hijo. Don Pedro Joseph de las Muñecas, fue dueño de la hacienda Chongoyape y Tumán, capitán y ayudante mayor de milicias disciplinadas de caballería de Pacasmayo, regidor perpetuo del cabildo de Lambayeque, entre los años de 1805, 1819, y 1820. 

Desde junio de 1822, la pareja arrendaba parte de la primera planta de la casa conocida como Casa de la Logía o Casa Montjoy, en Lambayeque. Don Pedro, dejo de existir el 19 de marzo de 1838, doña Catalina continuó en la casa hasta el año de 1842.

A don Pedro Joseph de las Muñecas, se le recuerda por haber sido el emisario que condujo la copia del acta de la segunda proclamación de la independencia de Lambayeque, acaecida el 31 de diciembre de 1820, al cabildo de Chiclayo, cuyo alcalde de primera nominación era el don Santiago de Burga. Reunido el cabildo chiclayano, en horas de la mañana de ese mismo día, proclamó su independencia del poder español.

El  25 de agosto de 1823, en la batalla de Zepita, los lambayecanos integraron el Tercer Escuadrón, conducido por el esforzado comandante Eufemio Aramburú. Este oficial patriota había formado, entre abril y junio de 1822, dos escuadrones de lanceros de 150 plazas cada uno. Doña Catalina de Agüero López Vidaurre, costeó el estandarte de uno de los escuadrones de "húsares de la guardia". Tal y como consta en la Gaceta del Gobierno del 14 de mayo de 1823, página 4.

El distrito de Chongoyape, perteneciente a la provincia de Chiclayo, departamento del mismo nombre, fue fundado el 17 de junio de 1825, en "la suerte de tierras", ubicadas a las faldas del cerro "Racarrumi", donadas, para tal fin, por don Pedro Joseph de las Muñecas. Al flamante pueblo se le denominó Santa Catalina de Chongoyape, en honor a la ilustre consorte de don Pedro. Todo esto, con la obligación de pagar la limosna de dos misas mensuales que manden celebrar por su intensión y la de su esposa doña Catalina Agüero en la iglesia que debían construir en el nuevo pueblo., según consta en el acta respectiva.  

No contamos con mayores datos sobre ésta ilustre dama lambayecana, sabemos que fue heredera de todos los bienes de su esposo. Por esto tuvo que soportar una serie de peripecias y afrentas, al extremo que, en 1844, el juzgado de instrucción de Lambayeque, dizque, en actitud de rebeldía de la referida dama, le arrebató la hacienda Luya (de la que también fue propietario don Pedro de las Muñecas), la cual fue vendida a don José Ignacio Iturregui, éste a su vez la arrendó a don José María Izaga. Cosas de nuestros patricios.

Micaela García Rodríguez Durán

Micaela García Rodríguez Duran, hija legitima de don Miguel García, natural de San Lucas Barramea, Sevilla  (España) y de doña María Teresa Calixta Rodríguez-Duran y Zeña, natural de Lambayeque. Doña Micaela, contrajo nupcias con el marino Juan José Fanning, natural de Filadelfia en los Estados Unidos de Norteamérica.

Durante su matrimonio procrearon 14 hijos de los cuales sobrevivieron: doña María del Carmen Dominga, doña María Encarnación, don José María Eugenio, doña María Teresa de Jesús, don Juan Manuel, don Roberto, doña María Micaela Emilia y doña María del Carmen Fanning García. 

La familia vivió en Lambayeque en una casa ubicada en la calle de las Tres Cruces, hoy calle Junín, que heredara de sus padres doña Micaela.

Poseía también un lote de tierras, en la playa del antiguo puerto de San José (hoy distrito del mismo nombre), en parte del  terreno se encontraba construida una bodega, con sus habitaciones adyacentes, que fuera fabricada, por el marino Fanning, con el peculio de doña Micaela, además de […] Una casa en la misma playa, haciendo esquina a dichas piezas de la bodega, y una tienda enseguida, construida de cercha”. Archivo Regional de Lambayeque (ARL). Protocolo Notarial. Pedro Pablo de Anteparas, 1839). 

Parece que las cosas no le fueron del todo bien a la familia Fanning – García, y esto debido, tal vez, a lo numeroso de su prole y a las continuas enfermedades del marino. Esto lo deja entrever Fanning, en tres de las cláusulas de su testamento otorgado en el puerto de San José, el 18 de diciembre de 1834. Ahí declara que los cuatrocientos pesos, las joyas, vajilla de plata y las tres esclavas de color que aportó, como dote, doña Micaela al matrimonio, aparte de los tres mil pesos en mercaderías aportados por él, fueron paulatinamente vendidos y consumidos en […] sostener las cargas de nuestro matrimonio tanto más que con mis habituales enfermedades nunca he podido adelantar nuestra subsistencia, y cada día ha sido atrasarse más, lo que declaro para que conste” (ARL. PN. Pedro Pablo de Anteparas, 1834)   

En otra cláusula del instrumento declara deber a don Manuel Herrera vecino de España […] tres  mil pesos mancomunados con D. Francisco Argote, y D. Rafael Garfias, y a otros individuos que no tengo presente; pero debe constar por sus documentos que aparezcan a los que suplico, ruego, y encargo me perdonen cada uno por su parte; pero si sobrevivo y adquiriese fortuna serán satisfechos lo declaro para que conste”dem) .

Lamentablemente Fannig dejó de existir poco tiempo después de haber redactado su testamento y, como es de suponer, con ésta deuda cargo doña Micaela García.



El marino Fanning, pedía también que una vez muerto su cuerpo sea amortajado […] con el hábito y cuerda de nuestro padre San Francisco de Asís, sea sepultado en el Panteón de la ciudad, y de entierro menor como que soy pobre, y no tengo para disponer de pompa” (Ídem) El otra parte del instrumento, Fanning, había declarado ser “pobre de solemnidad”.

Por su parte la patricia lambayecana, doña Micaela García Rodríguez Durán, después de haber encomendado su alma a Dios Padre, pidió, en una de las cláusulas de su última voluntad, redactado el 11 de junio de 1839, que su cuerpo sea  amortajado con el hábito de nuestra Señora del Carmen, de la que era muy devota, y sepultado en el Panteón de la ciudad, [...] de entierro mayor ó menor como mi albacea disponga a cuya elección lo dejo, lo declaro para que conste" (ARL. PN. Pedro Pablo de Anteparas, 1839).

Para terminar, no olvidemos que uno de los hijos de la pareja Fanníng – García, el capitán Juan Manuel Fannig García, fue héroe de la Guerra del Pacífico. Al mando del aguerrido batallón “Guarnición de Marina”, se destacó en la defensa de Lima, luchando en la batalla de Miraflores, el 15 de enero de 1881, donde fue gravemente herido. A causa de las heridas dejó de existir en la madrugada del día siguiente. 
 



 
       

 

sábado, 24 de diciembre de 2016

La antigua casa Iturregui - Montalvo en Lambayeque

Casa "Iturregui - Montalvo" en Lambayeque


No cabe duda que el siglo XVIII, fue un periodo de esplendor para el pueblo de San Pedro de Lambayeque. El historiador Dr. Jorge Zevallos Quiñones, manifiesta que esto se produjo:

    […] a partir de las leyes y franquicias que los reyes Borbones concedieron permitiendo el paso libre de los peninsulares emigrantes a las Indias, y la apertura de nuevos puertos de comercio (Zevallos Quiñones 1947, t 1: 92).

Entre los emigrantes peninsulares que embarcaron en Cádiz y arribaron a Lambayeque, por el año de 1777, se encontraba don Juan Antonio de Iturregui, natural de la villa de Zarauz, Guipúzcoa, hijo legítimo de don Pedro de Iturregui y de doña María de Arraiz, naturales de la misma comarca.

Don Juan Antonio de Iturregui, se dedicó con mucho éxito al comercio en el pueblo de San Pedro de Lambayeque. Contrajo nupcias con la acaudalada dama lambayecana dona Catalina Aguilarte Vélez. Durante su matrimonio procrearon cinco hijos, nombrados: Juan Manuel Aniceto, José Ignacio, Pedro, Narcisa y Josefa. Ésta última abrazó el estado eclesiástico entrando como monja de claustro en el Monasterio del Carmen de la ciudad de Trujillo.

A partir de mediados del siglo XIX, José Ignacio Iturregui Aguilarte aparece como dueño  de la mansión virreinal materia de esta entrega. Casona conocida actualmente como casa “Iturregui”, siguiendo con esa vieja tradición de denominar a las casas por un hecho trascendental acaecido en ellas o con el nombre de sus dueños más representativos. La casona señorial se encuentra ubicada en la esquina que forman la antigua calle “Real de Mercaderes”, después “del Comercio” e “Independencia”, hoy calle “8 de Octubre”, y la vieja calle del “Correo” o “del viejo Correo”, hoy calle “Miguel Grau”, en la ciudad de Lambayeque (Izquierdo Castañeda 2006:  

El viejo inmueble fue declarado Patrimonio Cultural de la Nación, por Resolución Jefatural del Instituto Nacional de Cultura (hoy Ministerio de Cultura) del 12 de enero de 1989 (R.J. 009 – 89 – INC/J. 12-01-89) y como tal queda protegida por la Ley 24047 de Amparo al Patrimonio Cultural de la Nación. La Resolución fue publicada en el Diario Oficial “El Peruano”, el 28 de abril de 1989.

Debemos anotar que está casa solariega no figuraba entre los bienes de doña Catalina Aguilarte de Iturregui, madre de José Ignacio. Bienes que fueran inventariados en 1834, y cuyo expediente se encuentra en el Archivo Regional de la Libertad en Trujillo (ver: Vega Cárdenas 1995: 23 - 25). En el aludido instrumento solo figuran la casa situada en una de las esquinas de la plaza de armas de Lambayeque y una tina de elaborar jabón y curtir pieles denominada Santa Rita de Pololó, situada al sur de la ciudad. Ésta última pasó, a las finales, a manos de José Ignacio.

Nuestro biografiado contrajo nupcias con doña María del Pilar Montalvo Lavalle, natural del pueblo de Chiclayo. Durante su matrimonio procrearon ocho hijos, cuyos nombres fueron: Juan Manuel, José Ignacio, Juan Antonio, Josefa, Catalina, Dionisio, María Santos, y Ladislao Iturregui Montalvo. Además de un hijo natural nombrado José Ignacio Iturregui Montalvo y doña Ignacia Iturregui. Tal y como consta en su inédito testamento que exhumáramos en el 2010, tras afanosa búsqueda, de entre la copiosa papelería que se custodia en el Archivo Regional de Lambayeque (ARL). El instrumento rotula: Juicio Sumario de Apertura del Testamento Cerrado del Sr. D. José I. Iturregui, ante el Juez de primera Instancia de la Provincia de Lambayeque Dr. D. Juan Manuel Amésquita. 5 de Octubre de 1869  (Causas Civiles. Protocolos Notariales, Manuel Samillán: 1869 - 1870).

Ahora bien, doña María del Pilar Montalvo trajo por dote y caudal a su matrimonio la suma de 4,000 pesos, que le fueron entregados a su consorte por la madre de ésta, doña Santos Lavalle. Por su parte, José Ignacio, aportó al matrimonio la tina de elaborar jabón y curtir pieles nombrada Santa Rita de Pololó, grabada con un censo de cinco mil pesos; la hacienda de Chacupe, cuyas tierras poseían también algunos censos, y la hacienda de Luya, grabada con un censo de quince mil pesos: “[…] al dos por ciento anual a favor del Monasterio del Carmen de la ciudad de Trujillo” (ARL. Causas Civiles. PN. Manuel Samillán 1869 – 1870, folios. 3,4). Monasterio en que, como hemos visto anteriormente, se encontraba recluida su hermana doña Josefa Iturregui Aguilarte.

El censo fue una actividad crediticia:

    […] utilizada en tiempos medievales y modernos en Europa y América. Se trataba de un contrato mediante el cual una persona vendía a otra, por una determinada cantidad, el derecho de recibir réditos anuales consignados sobre un inmueble propio, cuyo dominio se reservaba, el cual debería satisfacer cuando el vendedor le devolviera la suma recibida. Eran préstamos a largo plazo, a veces redimibles, anulables y vitalicios; pero también podían ser irredimibles y perpetuos” (Castañeda Murga, Espinoza Córdova y Pimentel Carranza 2015: 61).                                                               
Prosigamos. Entre sus bienes se encontraban también la hacienda de San Martín de Congoña y la hacienda de Chinllama, ambas grabadas con censos. Aparte de poseer en hipoteca las chacras de Cadape y Chilancape (ARL Causas Civiles. PN. Manuel Samillán 1869 – 1870, folios 3, 3vt, 4).

José Ignacio, fue miembro de la Sociedad Secreta, Club Patriótico o Logia, que fundara su hermano el prócer de la independencia de Lambayeque Juan Manuel Aniceto iturregui Aguilarte por el año de 1819. En ella se trabajó ardorosamente a favor de la independencia. Sus reuniones las efectuaban, indistintamente, en las diferentes casas de los asociados con el objeto de burlar el continuo y odioso espionaje realista.

En el momento de la proclamación de la independencia de Lambayeque, efectuada la noche del 27 de diciembre de 1820, José Ignacio tomó el mando de un grupo armado y de a caballo, compuesto exclusivamente con los numerosos peones libres y la servidumbre de color de la familia. Esa memorable noche éste grupo:


    […] se lanzó sobre el cuartel realista que se había preparado ya para la defensa formal y seguramente habría corrido mucha sangre si la prudencia de Casós no aconsejara que mejor era que José Ignacio pasara con su caballería a la retaguardia, y enviar al capitán de milicias Pascual Saco Oliveros para convencer a los oficiales realistas que debían rendirse y entregar el Fuerte Dragones, porque el pueblo armado estaba decidido a emplear la violencia para reducirlos.” (Byrne Valcárcel 1974: 50).

Es sumamente interesante el párrafo de una carta enviada, el 23 de febrero de 1821, por el intendente de Trujillo, José Bernardo Tagle y Portocarrero (marqués de Torre Tagle), al general San Martín; en ella, después de manifestarle que Juan Manuel Iturregui “es un patriota decidido”, le dice:

    […] y lo es también su hermano conductor de ésta correspondencia Dn. José Ignacio ha quien he nombrado de Capitán, y espero que así a él como a los demás oficiales de Lambayeque les mande V. expedir los Despachos de las Clases en que voluntariamente se han ofrecido a irse a incorporar en ese Ejército, y que los trate V. con su acostumbrada benevolencia para que lo escriban así a sus paisanos y se exalte el entusiasmo en todos” (Ortiz de Zevallos 1982: 67-70).

La misiva nos demuestra: que José Ignacio integró el primer contingente de jóvenes voluntarios lambayecanos que marcharon a enrolarse al cuartel general del ejército patriota acantonado en Huaura.


Ricardo Miranda Romero, nos dice que José Ignacio Iturregui: […] actuó como voluntario, destacándose en las graves comisiones que se le encomendaron, asegurándose que él fue el que acompañó a Simón Bolívar a su llegada al Perú”  (Ob. Cit. 1959: s/n). Éste último dato aún sin confirmar.

    “De regreso a Lambayeque, José Ignacio se dedica a los mismos menesteres en que su padre trabajara, pero sin dejar de intervenir en la política turbulenta de los primeros años de la era republicana. Tomo a cargo la representación de la familia en ausencia de su hermano. Fue amigo del general Francisco Vidal a quien la Historia a bautizado como el Primer Soldado del Perú, e interviene en política a favor de éste los años 1842 y 1843, siendo solicitados sus servicios por aquel General” (Byrne Valcárcel, Ob. Cit: 50,51).

José Ignacio, conjuntamente con el prócer lambayecano José Leguía y Meléndez, son autores del ilustrativo informe que remitieran a la Municipalidad de Lambayeque, el 6 de mayo de 1869, sobre los acontecimientos acaecidos en esta ciudad con motivo de la proclamación de su independencia del poder español, la memorable noche del 27 de diciembre de 1820.

Bienes inmuebles de José Ignacio Iturregui Aguilarte

Aparte de las haciendas que poseía, y de las que ya hemos hecho mención, José Ignacio contaba también, entre sus bienes inmuebles: tres tiendas “con sus altos encima”, situadas en la esquina de la “plaza mayor” de Lambayeque, grabada con un censo principal de 530 pesos a favor de la cofradía de Nuestro Amo de la iglesia parroquial de Lambayeque (ARL. Causas Civiles. PN. Manuel Samillán 1869 – 1870, f. 5)

Otra casa situada también en la plaza mayor – hoy, Plaza de Armas “27 de Diciembre” - que pertenecía exclusivamente a su hija Josefa Iturregui Montalvo, por habérsela donado su tía doña  Josefa Iturregui Aguilarte, monja profesa en el convento de Nuestra Señora del Carmen de Trujillo.

Una casa fabricada en la calle “Real de Mercaderes”, hoy “8 de Octubre”. Casa fincada con un censo de 480 pesos de principal a favor de don Manuel Gregorio León. El espacio que ocupó esta casa es en el que actualmente se levanta un moderno edificio de tres pisos, sede del Colegio Particular Peruano – Español.

Y, por último, la mansión donde vivía la familia. Ubicada también en la antigua calle “Real de Mercaderes”, justamente enfrente de la casa anteriormente citada. Esta casona se concluyó en su mayor parte con los haberes de su esposa doña María del Pilar Montalvo, así lo manifiesta el mismo Iturregui en una de las cláusulas de su última voluntad, recalcando además el constante empeño que ambos pusieron en conservarla (Ibíd., f. 6).

Por el año de 1853, moraban en ésta casa, el hacendado José Ignacio, de 54 años, su esposa María del Pilar, de 30 años de edad, y sus siguientes hijos: Juan Manuel Iturregui Montalvo, de 14 años de edad; José Ignacio Iturregui Montalvo, de 13 años; Juan Antonio Iturregui Montalvo, de 12 años; Dionisio Iturregui Montalvo, de 6 años; Josefa Iturregui Montalvo, de 9 años; Catalina Iturregui Montalvo, de 7 años, y María Santos Iturregui Montalvo, de 2 años (ARL. Censo – Guía de la Benemérita ciudad de Lambayeque 1853).

Después de declarar, en su testamento, que su religión era: […] la Católica, apostólica, Romana, en cuya verdadera fé y creencia, he vivido, vivo y protesto vivir y morir”  (sic) (ARL. Causas Civiles. PN. Manuel Samillán 1869 – 1870, f. 2), José Ignacio Iturregui Aguilarte, dejó de existir el 22 de septiembre de 1869, a la edad de 70 años.

En esta mansión vivió su familia por aproximadamente medio siglo más. El primogénito don Juan Manuel Iturregui Montalvo fue sub-prefecto de la provincia de Lambayeque por el año de 1872 y diputado al Congreso en 1876. El último inquilino de la casa fue don Ladislao Iturregui Montalvo, el hijo menor de José Ignacio y María del Pilar. Posteriormente, aproximadamente en las dos primeras décadas del siglo XX, aparece como dueño el Sr. Pedro Cárpena Monsalve. Actualmente la mansión es propiedad de la testamentaria del Sr. José Cárpena Ruiz y sucesores.

La casa, sede del Colegio Nuestra Señora del Carmen

A la gestión del presidente Augusto Bernardino Leguía Salcedo, natural del antiguo puerto de San José, en Lambayeque, se debe el establecimiento de un Colegio de Misioneras Dominicas en Lambayeque. Solicitud que hizo ante la R. M. Vicaria General de las Misiones Dominicas del Santísimo Rosario Sor. Dolores Sauras del Corazón de Jesús.

“En virtud de esto se dirigieron a Lambayeque el día 5 de marzo de 1923, la referida M. Vicaria General con las Reverendas Madres, Sor. Visitación del Rosario; Sor. Teresa Mújica; Sor. Filomena de Sto. Domingo; y las Hermanas Sor. Presentación del Niño Jesús; y Sor. Carmen del Calvario, con el fin de establecer en dicha Ciudad un Colegio para niñas” (Menéndez Rúa 1935: 226).

El Colegio de señoritas llevaría el nombre de Nuestra Señora del Carmen, en homenaje a la madre del presidente Leguía, doña Águeda María del Carmen Salcedo Taforó, esposa de don Nicanor Leguía y Haro. En abril de 1923, se iniciaron las clases […] en la finca de del Sr. Iturregui situada en la calle “8 de Octubre” (Ibíd. 227).

El 10 de mayo de ese mismo año se bendijo solemnemente la Capilla, […] con asistencia de las Autoridades y elementos destacados en la localidad. Se instaló el Santísimo Sacramento en el nuevo Sagrario preparado ad-hoc y terminó la inauguración con la Procesión solemne del SSmo., que fue traído del Iglesia Matriz por el Sr. Dn. Miguel J. Villavicencio acompañado del Sr. Mondoñedo. Dn. Juan Aurich, dio el capillo de 100 Lp.” (Ibíd.).

Las copiosas lluvias que trajo consigo el recurrente fenómeno de El Niño del verano de 1925, catalogado por los especialistas de “muy fuerte”, afectaron notablemente las estructuras de la casa, razón por la cual, las madres dominicas, optaron por trasladarse a otro local, esta vez, a una casa propiedad de don Marcial Pastor, situada en la antigua calle de “San Roque”, hoy “2 de Mayo”. En síntesis, la permanencia de este colegio en la mansión que perteneciera a los Iturregui - Montalvo fue muy corta, de aproximadamente tres años.

Su estadía en la casa de Pastor, también fue breve; ya que por Resolución Suprema el alumnado de dicho centro de enseñanza pasó a ocupar los ambientes de la segunda planta del edificio en que funcionaran las oficinas de la Comisión de Irrigación, hoy sede de la comandancia militar en esta ciudad. El 16 de julio de 1934, se inauguró apoteósicamente el nuevo local - ubicado al lado Norte de la Plaza Independencia - con la bendición solemne de su capilla. Su primera directora fue Sor Visitación del Rosario.

Sede del Colegio Nacional “Juan Manuel Iturregui”

Como consecuencia de las gestiones realizadas ante el Congreso de la República, por el senador Ing. Luís Heysen Inchaústegui (chiclayano) y el diputado por el departamento de Lambayeque Dr. Pedro F. Vílchez Buendía (Lambayecano), con el objeto de dotar a la provincia de Lambayeque de un Colegio de nivel secundario que acoja a la juventud estudiosa de esta región, se expidió la Ley No 10262, que fue promulgada el 27 de octubre de 1945. Así nació el Colegio Nacional “Juan Manuel Iturregui”; adoptando ese nombre como un sincero homenaje a uno de los más destacados próceres de la independencia de Lambayeque.

Entre sus considerandos la Ley indicaba los fondos para que pueda instalarse y funcionar. Estos consistían  en: […] $ 156,000 ciento cincuenta mil soles y un impuesto de $ 0.50 por cada botija de chicha que se elabore en el departamento” (Anuario Lambayeque 1947: 575).

“En febrero del año de 1946, el Gobierno designó una Comisión que se ocupara de proyectar la organización de ese Centro de Instrucción, compuesta de los señores Arturo L. Pastor, en su condición de Alcalde de la ciudad, y el señor Manuel Samillán Baca, que ya había demostrado su vocación de Maestro, en el Colegio Nacional de San José, de Chiclayo” (Miranda Romero, Ob. Cit: s/n)

A los nombres de estos distinguidos señores, agreguémosle también el de los padres de familia que conformaron dicha Comisión, veamos: Ingeniero Agustín Gavidia Salcedo, Sr. Manuel Francisco Burga Puelles y el Sr. Celso D. Cuzquén.

“Esta Comisión logró hacer funcionar el Colegio en su oportunidad el 15 de abril de 1946, en el local que actualmente ocupa de propiedad del señor Pedro Cárpena y que anteriormente perteneció a la familia Iturregui, situada en la calle 8 de Octubre.” (Anuario Lambayeque 1947: 576).

 Por su parte Miranda Romero escribe:   

“Aprobada la organización, el día 15 de Abril del mismo año de 1946, se inauguraron las labores escolares, en la casa No 108 de la calle “8 de Octubre”, en la misma ciudad de Lambayeque con una matricula de 102 alumnos” (Ob. Cit.: s/n).  

La casa donde inició sus labores este centro de instrucción no era otra, como hemos visto líneas arriba, que la vieja mansión que había pertenecido a la familia Iturregui - Montalvo. En mayo de 1946, fue nombrado Director de este Colegio el Dr. Manuel Salvador Sanmillán Baca, cargo que ocupó hasta el año de 1949. Durante su gestión el colegio:

[…] había conseguido prestigiar su labor intelectual, instalar el material necesario para satisfacer las necesidades del alumnado, establecer una Biblioteca, gabinete de laboratorio, aparatos de proyección cinematográfica y dotando a todas las secciones de un magnifico mobiliario” (Miranda Romero 1959: s/n).
 

El 27 de octubre de 1957, se colocó la primera piedra para la construcción del flamante y moderno local del colegio, ubicado en la avenida “Huamachuco”, antes calle “Santo Domingo”, gracias a las gestiones realizadas por el entonces diputado por el departamento de Lambayeque profesor Miguel Oneto García.

Desde 1957 a 1961, nuevamente ocupó el cargo de director del colegio el Dr. Manuel Salvador Sanmillán Baca. Bajo su atenta y vigilante mirada se construyó el nuevo local, que contó con una partida de un millón de soles para su primera etapa. A finales de 1959 se le dotó de comedor y cocina. El colegio contaba, para el año citado, […] con nueve secciones y 360 alumnos; y seguramente, en el año próximo (1960), con la creación de 2 secciones más, la matricula pasará de los 450 niños” (Miranda Romero Ob. Cit.: s/n.).

Sede de la Escuela de Menores Nº 11037

Ésta escuela se creó en 1944, bajo la denominación de Escuela de 1er. Grado de Mujeres Nº 2151, gracias a las gestiones realizadas ante el Ministerio de Educación por el Rotary Club de Lambayeque, presidido por el Sr. Antonio Monsalve Baca. Por Resolución Directoral Nº 6453 del 20 de Mayo de 1944, fue nombrada directora la profesora Srta. Antonia (Antuca) Zapata Jordán.

En el mes de junio - mientras se finalizaban los trámites reglamentarios para el alquiler de un local para la flamante escuela - se iniciaron las matriculas en una de las aulas de la Escuela de Mujeres Nº 212. Poco después la escuela se trasladó a una casa propiedad del Dr. José Mercedes Santisteban Pasco, situada en la calle “2 de Mayo” Nº 53.

En esta sede temporal se iniciaron las clases con 88 alumnas matriculadas en la Sección Transición. Al no contar con el mobiliario adecuado, las pequeñas alumnas tenían que llevar sus propias bancas, sillas y mesitas, para escuchar sus clases, y por último pedir prestado una pequeña pizarra.

Ante tal situación se convocó una reunión de padres de familia y apoderados, con el fin de elegir la junta directiva del Patronato Escolar. Después de algunas deliberaciones ésta quedó conformada por las siguientes personas: Presidente: Sr. Atilio Chirinos Bernuy. Vice-Presidente: Sr. Antonio Baca Walter. Secretaria: Profesora Srta. Antonia Zapata Jordán. Tesorero: Sr. Manuel Santoyo. Vocales: Sra. Berta Seclén de Echevarria, Sr. Justo Rubiños y Sr. Víctor Fiestas.

En 1945, la matricula aumentó considerablemente llegando a contar la escuela con 180 alumnas, divididas en 105 niñas para el grado de Transición y 75 para el 1er año de educación primaria. Toda esta población escolar recibía sus respectivas clases de parte de su directora. En 1946, se crearon dos plazas de auxiliares a cargo de las señoras Lourdes T. de Cueva y Sebastiana Espinoza de Hinope.

Gracias a las actividades realizadas por el Patronato Escolar y el comité Escuela Peruana, se pudieron adquirir carpetas y pizarras. El Dr. Pedro Vílchez Buendía, a la sazón diputado por Lambayeque, gestionó y consiguió una partida para la escuela. Con este dinero se logró implementar el mobiliario. Es más, de su propio peculio, Vílchez Buendía,  obsequio una bandera, la primera con que contó dicha escuela.

Como el local de calle “2 de Mayo” resultara pequeño, por el aumento de la sección de tercer año de primaria, se optó, en 1950, por trasladar la escuela a otro local más amplio. Ésta nueva sede temporal se encontraba ubicada en la calle “Huascar” Nº 42, propiedad de la Sra. Clorinda Salazar de Mendoza. Por Resolución Ministerial Nº 13820 del 26 de septiembre de 1957, la Escuela de 1er Grado de Mujeres Nº 2151, fue trasformada en Escuela de Segunda Grado con el Nº 229.

Gracias a las gestiones realizadas por el diputado provincial de Lambayeque Miguel Oneto García, del prefecto de Lambayeque Sr. Antonio Baca Walter, del alcalde de Lambayeque Sr. Atilio Chirinos Bernuy, y de la presidenta del Patronato Escolar Srta. Emilia Santisteban Pasco, se trasladó la escuela al local que había desocupado el Colegio Nacional “Juan Manuel Iturregui”; o sea a la antigua casa de la familia Iturregui – Montalvo. Por espacio de cuatro décadas funcionó ésta escuela - con la denominación de Escuela de Primaria de Menores Nº 11037 - en ésta vieja casona. Teniendo como su directora a la profesora Srta. Antonia Zapata Jordán.

Las estructuras de la mansión fueron seriamente afectadas como consecuencia de las torrenciales lluvias que trajo consigo el recurrente fenómeno de El Niño, de intensidad “muy fuerte”, del bienio de 1997 – 1998. Por este motivo en el 2002, se trasladó a su nuevo local. Ésta escuela se denomina hoy Institución Educativa Nº 11037, y lleva el nombre de “Antonia Zapata Jordán”, como un justo homenaje a su distinguida fundadora.

“Felizmente que este fue un merecido reconocimiento cuando la Srta. Antuca todavía vivía. Y esto lo digo porque en el Perú estamos acostumbrados a reconocer los méritos de las personas cuando ya descansan en la paz del Señor”. (Delgado Rosado 2004: A 2).

Ésta ejemplar maestra de innumerables promociones dejó de existir en la ciudad de Lambayeque el 20 de junio de 2004.

Estado de conservación de la casa

La casa se encuentra actualmente en mal estado de conservación. A través del tiempo, el uso constante e inadecuado de sus ambientes ha dañado algunos elementos significativos por haber sido suplantados por otros que no guardan relación con su tipología original.

La fuga del desagüe existente ha provocado el hundimiento parcial de algunos de los gruesos muros de adobes, al reblandecer el suelo con las filtraciones de las aguas servidas. La calle donde se ubica el inmueble estuvo empedrada (canto rodado) hasta aproximadamente las dos primeras décadas del siglo XX, periodo en el cual fueron sustituidas por adoquines de piedra granito.

En la década de los ochenta del pasado siglo la Municipalidad Provincial de Lambayeque sustituyó el adoquín de esta calle por el asfalto. Con esto prácticamente “se selló” la natural fuente de evaporación de las aguas del subsuelo y, al producirse esto, el agua acumulada hizo surgir a la superficie las sales nitrosas que ascendieron por los puntos más vulnerables, en este caso, los viejos muros de adobe de la mansión.

Al colocarse el asfalto se niveló la calle con el objeto de evacuar las aguas y colocarse la vereda de concreto, que sustituyó también a las grandes y pesadas losas de piedra granito, lo que obligó a efectuarse recortes importantes en la pesada puerta de su acceso principal y a subir en aproximadamente 30 centímetros el nivel del piso del primer patio que, de una pendiente apropiada para la evacuación del agua lluvia, pasó a ser casi plano.

Los fenómenos de El Niño del bienio de 1982 – 83 y del bienio de 1997 – 98, catalogados por los especialistas de “muy fuertes”, la afectaron significativamente. En el primero de estos fatídicos y recurrentes eventos los techos de los ambientes de su segunda planta sufrieron los embates de las lluvias, siendo sustituidos posteriormente por láminas de zinc o calamina y posteriormente por planchas de Eternic. Actualmente estos ambientes no cuentan con ninguna clase de cobertura. En el último de éstos nefastos eventos (1997 – 98) los techos de dos de los últimos ambientes de su primera planta se vinieron al suelo. Éstos hasta el momento se encuentran sin cobertura y con sus muros de adobes seccionados. En conclusión: ésta antigua y significativa casona lambayecana necesita una pronta intervención.

Vista en detalle del balcón de la casa
Escalera que conduce al segundo piso
Vista de una de las ventanas de la sala principal que mira al primer patio
Puerta de ingreso al chiflón o corredor al segundo patio
Detalle del segundo patio

Bibliografía consultada

ANUARIO LAMBAYEQUE
1947. Primera Edición. Editorial Minerva. Víctor Arenas Pérez, director, propietario y editor. Chiclayo – Perú.

BYRNE VALCÁRCEL, René
1974.  EL PRÓCER Juan Manuel Iturregui, Ed. Gráfica Labor S. A., Lima.

CASTAÑEDA MURGA, Juan, ESPINOZA CÓRDOVA, María del Carmen, PIMENTEL CARRANZA, Eduardo.
2015. Templos virreinales de los valles de Lambayeque. Universidad San Martín de Porres. Fondo Editorial. Lima.

DELGADO ROSADO, Pedro
2004. Antonia Zapata: Una maestra ejemplar. Suplemento Dominical del Diario “La Industria” de Chiclayo.

IZQUIERDO CASTAÑEDA, Jorge
2006. Las calles originarias de Lambayeque. Suplemento Dominical del Diario “La Industria” de Chiclayo.

MENÉNDEZ RÚA, Ángel
1935. Boceto Histórico de la Iglesia de Lambayeque. Imp. LA GACETA – Lambayeque.

MIRANDA ROMERO, Ricardo
1959. Monografía Histórica del Departamento de Lambayeque. Chiclayo - Perú
    
ORTIZ DE ZEVALLOS, Javier
1982. San Martín y Torre Tagle en la Independencia del Perú. Promotores, Consultores, y Asesores Andinos S.R.L Centro de Documentación e Informaciones Andina (CDI). Editorial Alfa S.A. Lima – Perú.

VEGA CARDENAS, Carlos Alberto
1995. La Casa Tina de Iturregui. Calle Real. Órgano del Patronato de Lambayeque. Marzo – Agosto Nº 02.

ZEVALLOS QUIÑONES, Jorge
Lambayeque en el Siglo XVIII. Revista del Instituto de Investigaciones Genealógicas. Tomo I, Lima – Perú.

Manuscritos

ARCHIVO REGIONAL DE LAMBAYEQUE
- Causas Civiles. Protocolos Notariales Manuel Samillán, Registro 5: bienio 1869 – 1870.
- Censo – Guía de la Benemérita Ciudad de Lambayeque 1853.

Fotografía

Arq. José Luís Flores
Guillermo Luna Lorenzo