jueves, 24 de enero de 2019

Lambayeque y su decidido apoyo a la flamante Marina de Guerra del Perú. 1822




A manera de introducción

El 3 de agosto de 1821, el general argentino don José de San Martín y Matorras, fue nombrado Supremo Protector de la Libertad del Perú, y, como tal, asumió el mando del poder político y militar de los departamentos libres del Perú, constituidos por Lima, el norte y un sector del centro del país.

José de San Martín  y Matorras

En esa misma fecha, el flamante Protector, decretó la creación de los ministerios de Relaciones Exteriores, Guerra y Marina y el de Hacienda. Dos meses después, el 8 de octubre de 1821, el capitán de navío, Jorge Martín Guise, natural de Inglaterra, asumió la Comandancia General de la Marina con el grado de contralamirante, hasta febrero del mismo año en que renunció, sustituyéndole el vecealmirante chileno Manuel Blanco Encalada hasta principios de 1823, en que Guise, volvió asumir el mando de  la flota peruna con el grado de vicealmirante. 

Por orden del gobierno del presidente José Mariano de la Riva Agüero y Sánchez Boquete, embestido a la alta magistratura por el Congreso Constituyente el 28 de febrero de 1823, Blanco Encalada fue designado como ministro plenipotenciario del Perú ante las Provincias Unidas del Río de la Plata con el objeto de consiguir apoyo de ese gobierno.

A Riva Agüero, se le atribuye también la formación de la primera escuadra peruana. Durante su efímero gobierno creó la Escuela Naval y estableció un permanente bloqueo de la costa para defenderla de las incursiones realistas

De todo esto se desprende que la Marina de Guerra del Perú surgió, no cabe duda, en el contexto de las revolucionarias campañas en pro de nuestra ansiada independencia del opresor régimen español, aunque sus raíces datan de la época colonial.


Jorge Martín Guise
 
Manuel Blanco Encalada. 1853

Lambayeque y su decidido apoyo a la flamante

Marina de Guerra del Perú. 1822 – 1823
 
A mediados de junio de 1822, San Martín, le hace llegar al coronel argentino don Nicasio Ramallo, a la sazón, gobernador político y militar del partido de Lambayeque, una urgente misiva. En ella le encarga que “sin perder un solo momento” reúna al “patriótico vecindario” del partido de Lambayeque, para darles a conocer que: “la expedición marítima pronta a salir para abrir la campaña de un modo que asegure la Independencia del Perú, se halla detenida por falta de víveres”. 
 
Firma autógrafa del coronel argentino Nicasio Ramallo

El Protector apelaba a la conocida y probada honestidad de sus habitantes para que juntos realicen un extraordinario esfuerzo y reúnan: “todo el maíz, arroz y harina de trigo, grasa, jabón y demás víveres” que pudieran proporcionar.  
“No dudo un solo momento - manifestaba el Protector – de los esfuerzos de los honrados lambayecanos, y que contribuirán de un modo directo a la terminación de esta ominosa guerra”. “No me detenga Ud., - le conminaba el Supremo Protector al gobernador de Lambayeque - un solo momento la goleta, después de tomados los víveres indicados, pues de su prontitud en el regreso pende el éxito de la expedición”.    
A las doce de la mañana del 29 de junio, el vecindario de Lambayeque fue convocado, por bando, para que a las once de la mañana, del siguiente día, asistiera a la sala municipal para enterarse de la suprema orden y “manifiesten consecuentemente el patriotismo que constante y repetidas veces tienen demostrado”; sobre todo “teniendo en consideración las actuales urgencias de nuestra madre patria”

Esa mañana del 30 de junio, el coronel de milicias de caballería, don Baltasar Muro de Rojas, natural de Ferreñafe, fue el primero en ofrecer una carga de jabón como donativo voluntario a beneficio de la expedición marítima.
Los pueblos de Lambayeque, Ferreñafe, Chiclayo, Saña, Eten, las haciendas de Tumán y Chongoyape, San Pedro de LLoc, perteneciente por aquella época al partido de Lambayeque, enviaron inmediatamente sus donativos consistentes en cientos de arrobas de arroz, maíz, decenas de arrobas de carne y frijoles, y cientos de pesos. Las fechas de entrega, los detallados montos y los nombres de los que contribuyeron a esta noble causa, figuran en un viejo expediente de 6 folios que se conserva en el Archivo Regional de Lambayeque.
Aparte de todo esto, hemos podido ubicar algunas misivas, de las tantas que debe haber habido, enviadas tanto al gobernador político militar del partido de Lambayeque como al alcalde de la provincia de Lambayeque. Así mismo existen también algunas de las enviadas por el gobernador de San Pedro de Lloc.   
Gracias a ellas sabemos ahora que en las primeras horas de la mañana del 1 de julio de 1822, don José Leonardo Ortiz, a la sazón, regidor del cabildo de Chiclayo, le comunicaba al gobernador político y militar del partido de Lambayeque el haber sido notificado de que por orden expresa del “Excelentísimo Señor Protector del Perú” estaba tratando, dicho gobernador, de colectar granos que sirviesen para el sustento del ejército libertador “que va practicar para la entera desolación del enemigo opresor”, por tal motivo no podía menos que adherirse patrióticamente a tal noble fin, por lo tanto ofrecía, “ en parte del indicado socorro”, 60 arrobas de maíz y 40 arrobas de arroz (Archivo Regional de Lambayeque (ARL). Comandancia Militar 1822).  
José Leonardo Ortiz, se encargó, inmediatamente y conjuntamente con los demás miembros del cabildo chiclayano, de esparcir, por su jurisdicción, la noticia de la orden dada por el Protector al gobernador político y militar de Lambayeque.

Firma autógrafa de don José Leonardo Ortiz

A las diez de la mañana de ese día, el chiclayano Francisco Lora, en nota cursada al coronel Nicasio Ramallo, ponía de su conocimiento el haber sido notificado de que se encontraba, dicho coronel, recolectando granos para beneficio del Ejército Libertador "q[ue] se dirige a extirpar al tirano opresor y enemigo n[ues]tro" , manifestándole que a pesar de "sus cortas facultades" se comprometía a poner a su disposición treinta y dos arrobas de maíz y diez y seis arrobas de arroz "en esta atencion y como un solo rasgo de mi Patriotismo suplico á Vs. se servira admitirme este corto obsequio..." (sic) (Ibíd.).
Noticiado en ese mismo día (1 de julio), y en una nota cursada al gobernador político y militar del partido de Lambayeque, don Teodoro Samame, natural de Chiclayo, le hace saber que ponía a su disposición, “con el indicado objeto” y sin ningún costo, 60 arrobas de maíz, que servirían para el sostén del ejército “que se dirige a debelar al enemigo opresor”, previniéndole lo recogiera cuando lo creyera más oportuno. (Ibíd.). 
Un día después, el 2 de julio del mismo año, recibida también la noticia de hallarse el Ejército Libertador escaso “de biveres y demás auxilios” (sic), el alcalde de primer voto de Chiclayo don Santiago Manuel de Pinillos, le envió una nota al gobernador político y militar del partido, ofreciéndole diez quintales de charqui “muy bueno”, manifestándole, a la vez, que “la expesie no dejará de ser útil” (sic) al ejército, y, por último que se sirviera avisarle  el día “que debera entregarse para tenerlo listo y terminado” (sic) (Ibíd.).
Ese mismo día (2 de julio de 1822), el teniente gobernador de Chiclayo don Antonio Solís, daba razón al gobernador del partido de Lambayeque, de los individuos reclutados en ese pueblo en virtud de lo ordenado por el citado gobernador. Los conscriptos remitidos fueron en esa oportunidad siete, y sus nombres eran: Pedro Alzamora, Fermín Farro, Buenaventura Careaga, Toribio Uchofe, Marcos Nepo y José Manuel Sambrano. (Ibíd.).
El 7 de julio, don José Cayetano Bertiz, gobernador del pueblo de San Pedro de Lloc, ponía en conocimiento del coronel Nicasio Ramallo haber recibido el oficio que, ese mismo día, había expedido su despacho. 

En el citado instrumento se le facultaba tanto a él como al alcalde de dicho pueblo, iniciaran el acopio de víveres que hacían notable falta para “el sostén de la expedición maritima pronta a salir en defensa de ntra. Independencia” (sic) (Ibíd.).

Inmediatamente, y postergando sus propios intereses, se abocaron en la tarea de hacer efectivo el acopio de granos en el pueblo de San Pedro de Lloc, así como también en “los Pueblos inmediatos”. El resultado de ésta diligencia le sería comunicado, mediante el respectivo parte, al gobernador político y militar de Lambayeque; no sin antes manifestarle también: “que los granos de la cosecha pasada se perdieron por falta de manos auxiliares con motivo de lebas, y ahora están en la presente cosecha” (sic). Al final, y pese a esto, se comprometían a poner “todo el exfuerso posible” (sic) para que no faltara el alimento que exigía el Excelentísimo Señor Protector del Perú (ibíd.).

El buque de vela o goleta "ANA"

Desde fines de junio de 1822, el buque de vela o goleta "Ana" se hallaba “surto y anclado” en el puerto de Pacasmayo, por disposición emanada del “Supremo Gobierno”. Su objetivo: el de conducir los víveres, “de cuenta del Estado”, que se hayan podido colectar, al puerto del Callao.

La citada embarcación se encontraba fondeada, en dicho puerto, por espacio de veinte días, sin que durante ese tiempo se le hubiera facilitado carga alguna. Esto motivó a que el capitán de dicho barco se quejara, y con razón, al teniente gobernador de San Pedro de Lloc, don José Eusebio Esteves, por esta demora. Haciéndole presente, mediante una extensa nota, que para remediar esta lamentable situación se pusiera de común acuerdo con el gobernador del partido de Lambayeque para que se le entregara la carga que le correspondía.

    […] pues no parece conforme á razón, que después de haberse verificado un servicio tan importante en obsequio á la Patria, con haber franqueado el Dueño su Buque quede expuesto á que faltandole la única Ancla que lo sostiene por la poca seguridad que presenta la inclemencia de este Puerto, se vea en la dura realidad de dar la Vela al Del Callao, respecto á que á V. le es constante que habiendose propasado á Cherrepe, en su fondeadero perdió su Ancla, por cuyo motivo habiendo Arribado á Payta, apenas pudo conseguir una muy pequeña que es la que en el dia conserva…” (sic) (ARL. CM. 1822).

Modelo de Goleta de dos mástiles (siglo XVIII)

La falta de amarras y sin un ancla acorde con el peso y dimensiones de la goleta, hacían presagiar funestas consecuencias en su capitán. Y la prudencia primó. En horas de la tarde del 20 de julio de 1822, la goleta se hizo a la vela.

Así lo manifiesta José Zeferino Hurtado, vigía del puerto, al gobernador de San Pedro de Lloc don José Cayetano Bertiz. Inmediatamente Bertiz dio parte de lo acontecido al coronel Nicasio Ramallo, gobernador político y militar del partido de Lambayeque, notificándole también que si se daba el caso “retrocediese dho Buque” (sic) sería informado en el acto. Todo parece indicar que esto no ocurrió.

Firma autógrafa de don José Cayetano Vertiz
Lo que no sabemos es si otro de los pedidos efectuados por el capitán de la goleta "Ana", por intermedio del teniente gobernador de San Pedro al gobernador de dicho pueblo, fue cumplido a cabalidad. Se trataba de que el gobernador ordenara, al administrador de la aduana de su jurisdicción, se le reintegrara el importe:
     
    […] de los gastos ocasionados en la manutención de la Oficialidad y Tripulación, que son de cuenta del estado, según Contrata celebrada en Lima, lo mismo que el gasto que hubiere de hacerse aqui en la compra del Rancho para seguir Viage á su destino del Callao” (sic) (Ibíd.).

Lo que nos queda claro es que la goleta “Ana” echo velas, y se perdió en el horizonte con rumbo al puerto del Callao, el 20 de julio de 1822. 
Ocho días después, el administrador daba cuenta que en su poder quedaban “doce cargas de Arros, conducidas por el Arriero Tomas Gomes las mismas qe. ha rremitido el Sor. Gobernador Politico y Militar de la Ciudad y Partido de Lambayeque” (sic) (Ibíd.).

Hemos ubicado otro interesante e inédito documento con respecto a este tema. Se trata de un oficio fechado el 5 de agosto de 1822, remitido por el administrador de la aduana de Pacasmayo, don Pedro José Bracho, ante el pedido cursado por el coronel Nicasio Ramallo, preocupado, este último, por el destino que habían corrido los víveres recolectados en el partido de Lambayeque con destino al puerto del Callao.

Después de las disculpas del caso y de lamentarse por no poder cumplir cabalmente con su comisión, en el sentido de hacer una relación exacta de todo lo recibido y embarcado en víveres para el estado en el puerto de Pacasmayo, Bracho manifestaba que esto se debía a que hacía ya tres días que la goleta “ANA” “conductora de los viveres recibidos” (sic) le faltaba la amarra y un ancla “por cuyo motivo no á podido borver al Puerto y ha recibido los ultimos auxilios a la bela” (sic) (Ibíd.).

En su defecto, lo único, que a esa fecha, pudo dar a conocer el administrador de la Aduana de Pacasmayo al gobernador político y militar del partido de Lambayeque, fue la cuenta detallada de la remisión de recibos otorgados por el capitán de la goleta “Ana”, teniendo como aval los oficios de entrega de víveres remitidos por el gobernador de Chiclayo.

Los últimos auxilios recibidos, en el mes de julio, por la goleta “ANA”, dada ya a la vela, fueron:

19 de julio: 60 cargas de maíz con 240 arrobas.
22 de julio: 12 cargas de arroz.
23 de julio: 12 cargas de arroz.
24 de julio: 20 cargas de maíz con 140 arrobas.
27 de julio: 83 cargas de maíz con 581 arrobas.
2 de agosto: 35 y ½ cargas, divididas en 22 cargas de maíz y 13 cargas de arroz. Agregándose a estas: 8 cargas de maíz; 10 ½ cargas de arroz y 1 carga de frejoles.

Según narra en su oficio, el administrador de la Aduana de Pacasmayo, esto hacía un total de: “Ciento Dies y nueve y Dies y seis costales de mais con Docientas quarenta arrobas” (sic), remitidas por el teniente gobernador de Chiclayo, quedando en la bodega: “ciento quince tercios de frijoles y arros” (sic), que no fueron embarcados a tiempo por “averle faltado la amarra a la Goleta” (sic) (Ibíd.).

En el último párrafo de su oficio, Pedro José Bracho, manifestaba también: que hasta el momento en que daba curso a su oficio no había entregado nada el pueblo de San Pedro de Lloc. Sin embargo el gobernador de dicho pueblo le había notificado "tener prontas treinta cargas para embarcar en la Goleta cuya remicion no hiso á este Puerto, aguardando ocacion para remitirlas para quedar a disposicion del Estado" (sic) (Ibíd.).

Firma autógrafa de don Pedro José Bracho

La Fragata “LUISA”

Toda la contribución lambayecana fue embarcada, a mediados de septiembre de 1822, en la Fragata “Luisa”, buque ligero de tres palos, surta en el puerto de Pacasmayo con destino al Departamento Marítimo del Callao. La citada Fragata, que se encontraba al mando del capitán don Juan Epry, había arribado, al mencionado puerto, en reemplazo de la Goleta "Ana".
 

Antigua Fragata. Pintura al Óleo: Autor: S. Lambert'

Los pueblos de Lambayeque, Ferreñafe, Chiclayo, Saña, Eten, las haciendas de Tumán y Chongoyape, San Pedro de LLoc, perteneciente por aquella época al partido de Lambayeque, enviaron inmediatamente sus donativos consistentes en cientos de arrobas de arroz, maíz, decenas de arrobas de carne y frijoles, y cientos de pesos. Las fechas de entrega, los detallados montos y los nombres de los que contribuyeron a esta noble causa, figuran en un viejo expediente de 6 folios que se conserva en el Archivo Regional de Lambayeque (ARL).

Nos resta agregar, que desde la Secretaría de Gobierno con sede en Lima, el funcionario don Francisco Vilches despachaba una nota al gobernador de Lambayeque, Nicasio Ramallo, manifestándole haber recibido, por duplicado, la nota que el citado gobernador le enviara con fecha 1 de octubre de 1822, en la que el capitán de la fragata “Luisa” hacía un recuento detallado de “los efectos” que “se habían embarcado en ella” por cuenta del Estado “en el puerto de Pacasmayo” (ARL. CM. 1822).


Todo este apoyo logístico lambayecano, del cual solo hemos podido dar, por el momento, algunos datos sueltos, sirvió para la manutención y aseo de los miembros de la flamante Marina de Guerra del Perú, que inició sus operaciones el 15 de octubre de 1822, bajo el mando de su primer Comandante General capitán de navío Martín Jorge Guise. La función inicial de la Armada Peruana fue bloquear los puertos del sur, zona aún ocupada por los realistas.


Nota: Mi más sincero agradecimiento a don Alejandro Pariamanco Barrientos, Jefe del Archivo Histórico del Archivo Regional de Lambayeque (ARL), por el paciente y desinteresado apoyo brindado en la búsqueda de la, hasta ese momento, dispersa e inédita papelería, principal fuente para la elaboración de la presente entrega.  

Documentos

Archivo Regional de Lambayeque

Comandancia Militar – 1822

Comandancia Militar – 1822 - 1823