domingo, 17 de abril de 2022

DOMINGO DE RESURRECCIÓN DE AYER, HOY Y SIEMPRE EN LA CIUDAD DE LAMBAYEQUE

 

Efigie de Jesús Resucitado. Iglesia San Pedro de Lambayeque (Parroquia de Lambayeque)

Hasta hace poco más de un siglo atrás, en la madrugada del domingo de Pascua de Resurrección, se celebraba, en la iglesia San Pedro de la generosa y benemérita ciudad de San Pedro de Lambayeque, la Misa de Resurrección, tal y como hasta ahora se ejecuta.

Luego, a las seis de la mañana, salían dos procesiones. Por la puerta principal o de la “Esperanza”, aquella que da a la antigua calle de “San Roque” hoy calle “2 de Mayo”, salía el anda de la Dolorosa, con rico manto negro, y por la puerta del “Perdón”, que mira a la Plaza de Armas “27 de Diciembre” de esta ciudad, Jesús Resucitado, con cabellera postiza, vestido con una especie de trulla, con una banda roja, que le cruzaba el tórax, y la mano derecha en alto, portando una bandera roja adornada con lentejuelas.  

“El día domingo al rayar la aurora, cánticos y oraciones acompañan por diferentes rutas a Cristo, resucitado, y a María, la Virgen Madre, para realizar el acto del Encuentro. Ya a la vista, ambas imágenes se inclinan reverentes y manos infantiles descubren el rostro, cubierto de primoroso velo, de la Virgen”.

Esta procesión se mantiene hasta nuestros días casi sin ninguna variante. Madre e hijo, después de rodear la plaza se encuentran, en la mitad del recorrido, frente al local del Casino Civil Militar de Lambayeque, haciéndose, ambas imágenes, tres ceremoniosas venias.

El Encuentro

La efigie que representa a Jesús Resucitado, es de estilo barroco, data del siglo XVIII y su autor es anónimo. Se trata de una talla de madera policromada, de pie y de frente, ojos de cristal, Tiene una altura de 1.57 m., y reposa sobre una peana de madera, pintada de color verde, de 0.12 m. de altura.

Es la imagen de un cristo erguido, el pelo recogido por detrás hasta la espalda, tapándole completamente ambas orejas, rostro ovalado, frente despejada, cejas algo arqueadas color castaño claro, ojos grandes con el iris color castaño, los parpados superior e inferior pintados, la nariz recta, la boca entreabierta, los labios encarnados, bigote con las partes cercanas a las comisuras rasuradas y barba rizada.

El brazo Izquierdo blandiendo en su mano el estandarte glorioso de la Resurrección y la mano derecha se levanta suavemente como signo de bendición y saludo. La pierna derecha ligeramente flexionada, sus pies descalzos. Un Cristo poderoso que triunfa sobre el pecado y sobre la muerte.

En la mayoría de ocasiones viste faldellín de terciopelo rojo bermellón y una ancha banda que se apoya sobre el hombro derecho, también de terciopelo del mismo color; ciñe su cintura un ancho cinturón con dos extremos, todo adornado con motivos dorados. Presenta pintados de color rojo la herida del costado derecho y las de ambas manos y pies.

Efigie de Jesús Resucitado (2022)

En cuanto a la imagen de la Dolorosa, o Virgen de la Aurora, es “de vestir” o “de candelero”, data de finales del siglo XVIII y su autor es anónimo, mide 1.29 m. de altura y descansa sobre una peana de madera, pintada de color blanco. de 0.5 cm. de altura. Solamente la cabeza, brazos y manos articuladas están tallados en madera policromada, posee ojos de cristal. 

A la imagen se le presenta con un rostro sereno, de mujer joven, no coincidiendo la representación con la edad que debía tener María cuando se realizó el encuentro con Jesús resucitado. Posee una frente amplia y despejada, finas cejas que en buena parte han perdido su color castaño claro, ensoñadores ojos de cristal con el iris color castaño, diminutas pestañas pintadas, nariz recta, labios cerrados, barbilla redondeada y una papada destacada, los brazos flexionados a la altura de la cintura y hacia su pecho, con las manos abiertas y los dedos ligeramente flexionados.

El ovalo del rostro enmarcado por un velo de color blanco transparente deja traslucir una cabellera corta, pintada de color castaño oscuro, y el lóbulo de los pabellones auditivos. La encarnadura de tono pálido adquiere tonos rosados en mejillas labios y barbilla. Viste túnica y manto de color blanco, ciñe su cintura un grueso cíngulo de tela plateada y dorada.

La Dolorosa o Virgen de la Aurora, vestida de blanco.

Para la procesión se la viste con un manto de terciopelo de color negro. Realizado el feliz encuentro una jovencita vestida de blanco sube al anda de la Dolorosa y le quita el manto de riguroso luto, para reemplazarlo por un rico manto de color celeste adornado con motivos florales elaborados en finos hilos dorados, en prueba de que el duelo ha terminado hasta el siguiente año. Todo esto, en medio de los aplausos de la numerosa concurrencia de fieles. Poco después ambas imágenes hacen su ingreso al Templo por la puerta “del Perdón”, al son de repiques de campanas, quema de cohetes y alegres melodías ejecutadas por una banda de músicos de la localidad.

“Cristo ha resucitado, los cohetones y plegarias junto al humo del incienso suben a su encuentro llevando un pedido de fe y de esperanza, en este mundo que los vio nacer”.

La Dolorosa o Virgen de la Aurora en su traje de fiesta

Desde siempre y durante la Semana Santa la población lambayecana prepara potajes especiales para estos días de recogimiento y oración, entre los que destacan la guitarra guisada; el cebiche; pepián de pava; manías; frito; boda de pato; nacidos y otros platos tradicionales más, preparados por experimentadas manos culinarias de la localidad y cuya sazón ha rebasado sus fronteras. Por todo esto Lambayeque se ha convertido en la “Capital Gastronómica del Norte del Perú”. Y qué decir de sus exquisitos dulces, como las empanaditas de “ña Millán” y los famosos alfajores (King Kong), delicias del paladar más exquisito.

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