miércoles, 1 de junio de 2022

Reconocimiento a Lambayeque

El pasado 24 de mayo del presente año, se conmemoró el Bicentenario de la gloriosa Batalla de Pichincha (24/5/1822. 24/5/2022), histórica jornada, en la que un nutrido contingente de jóvenes lambayecanos, enrolados en los batallones “Trujillo” y “Piura” de la División del Norte del ejército patriota peruano (al mando del coronel boliviano Andrés de Santa Cruz), tuvieron una destacada y decisiva participación.

A raíz de esta célebre acción de armas, desarrollada en las escabrosas y elevadas cumbres del volcán Pichincha, a cuyos pies se yergue la ciudad de Quito, el ejército independentista bajo el mando del General Venezolano Antonio José de Sucre, selló la independencia de las regiones que integraron la Real Audiencia de Quito durante los siglos coloniales y abrió el camino para formar primero parte del Distrito del Sur de la Gran Colombia y, ocho años después, separarse y constituir la República del Ecuador.

La Municipalidad Provincial de Lambayeque, el Patronato de Cultura y Turismo, La Mesa Redonda Panamericana de Lambayeque, el Comité Patriótico del Bicentenario de la Independencia del Perú (Lambayeque), La Sociedad Bolivariana filial Chiclayo y la Sociedad Patriótica Ñampagic de Lambayeque, emitieron, a través de sus respectivas redes sociales, sendos saludos de felicitación a la hermana República del Ecuador, al conmemorarse tan significativa fecha.

Pocos días después, el 27 de mayo, dizque en el marco de la conmemoración del Bicentenario de la Instalación del Primer Congreso Constituyente, un grupo de congresistas de la república arribaba a nuestra querida ciudad, con el objeto de develar una placa conmemorativa, tal vez donada e impuesta por ellos mismos , del Bicentenario de la instalación del Primer Congreso de la República; a la vez, y de paso, eran portadores de un “Diploma” mediante el cual el Congreso de la República reconocía la primacía del antiguo partido de San Pedro de Lambayeque, en la proclamación de la independencia política del opresor régimen peninsular en el norte del Perú.

Primer Congreso Constituyente del Perú (1822) Capilla de la Universidad San Marcos

El partido de Lambayeque, pertenecía, por aquellas épocas, a la extensa jurisdicción de la intendencia de Trujillo, que se componía de ocho partidos o provincias: Trujillo, Piura, Chachapoyas, Chota, Cajamarca, Lambayeque, Huamachuco y Pataz o Cajamarquilla. El partido de Lambayeque estuvo conformado, a su vez y en su momento, por las actuales ciudades de Lambayeque, Chiclayo, Ferreñafe, San Pedro de Lloc, Chepén y Pacasmayo.

La Estatua de la Libertad de Lambayeque

Merecido y tantas veces esperado reconocimiento, del que los pobladores de la generosa y benemérita ciudad de Lambayeque, entre los que se encuentra el que suscribe, se enteraron a través de los medios de comunicación: redes sociales, prensa escrita y la radio.

La ceremonia en que se le otorgó el “Diploma”, comprobatorio del histórico hecho, se realizó en la emblemática Plaza de Armas “27 de Diciembre”, de esta ciudad prócer.

Acto verificado cuando aún faltan, aproximadamente, 4 meses, para celebrar dicho acontecimiento, ya que como es sabido el Primer Congreso Constituyente del Perú se instaló el 20 de setiembre de 1822, en la capilla de la Universidad Mayor de San Marcos, ubicada entonces en parte del terreno que corresponde actualmente al Palacio Legislativo.

Tal vez esa precaución, tomada con anticipación por las autoridades que rigen actualmente los destinos de nuestra ciudad, esa notable falta de información al respecto, y, por ende, la nula participación de la ciudadanía lambayecana, se deba, sospechamos, a que de antemano se sabía que entre los portadores de tan grata noticia y “Diploma”, que esperemos se encuentre respaldado por su respectivo Decreto Legislativo, se encontraban, qué lástima, dos congresistas, ambos considerados, por la “voz del pueblo”, como personajes nefastos en el quehacer político de nuestro, aún, secuestrado y maltratado País; se trataba de la alucinada e impresentable presidenta del Congreso de la República María del Carmen Alva Prieto. poseedora de una afiebrada imaginación, y del congresista almirante (R) Jorge Carlos Montoya Manrique, aquél que firmara el acta de sujeción al dictador Fujimori, en presencia del traidor Montesinos, y, actualmente, el principal protagonista de diversos y divertidos memes en el Perú.

Los lambayecanos debemos recordar: que entre los miembros del Primer Congreso Constituyente convocado por el general don José de San Martín, se encontraba el Dr. Mariano Quesada y Valente, aquel coterráneo en cuya casa el “pueblo medio y bajo” del pueblo de San Pedro de Lambayeque declaró su independencia política del opresor régimen español, la madrugada del 31 de diciembre de 1820.

Nos imaginamos cual hubiera sido la reacción de este hombre de “Huevos”, en palabras del libertador San Martín en carta dirigida, en 1821, a Torre Tagle, de haberse enterado de la presencia de estos innombrables “personajes” en la Santa Tierra que lo vio nacer.

Es más, otro de los connotados miembros de este Primer Congreso Constituyente lo fue el político y magistrado Dr. Justo Modesto Figuerola y Estrada, natural también de esta ciudad. Figuerola y Estrada, ocupó la presidencia provisoria del Perú en dos ocasiones, la primera que duró solo unos días, de 15 a 19 de marzo de 1843, y la segunda, en cuyo mandato se mantuvo solo dos meses, de 10 de agosto a 7 de octubre de 1844.

Dr. Justo Modesto Figuerola y Estrada

Existen dos versiones sobre un hecho ocurrido durante el efímero primer mandato de Figuerola y estrada, nuestro ilustre paisano. La primera se la debemos a la pluma del reputado escritor romántico, costumbrista, tradicionalista, periodista y político peruano don Ricardo Palma, cuando en una de sus Tradiciones Peruanas bajo el título de “Tirar la Bandera por la ventana”, cuenta que una multitud rodeó la casa de Figuerola y Estrada, (situada en calle Plateros de San Agustín, en Lima) y le exigió renunciar a favor del coronel Manuel Ignacio de Vivanco. “Figuerola, que se hallaba ya acostado, siendo recién las seis de la tarde, ordenó a su hija política que arrojara por el balcón la banda presidencial, queriendo así demostrar su desprendimiento y a la vez para que lo dejaran tranquilo; el gentío cogió alborozado la insignia y se lo llevó a Vivanco”.

Según algunos entendidos, una versión más confiable del mencionado hecho, sería la del memorialista Santiago Távara Andrade, que recoge el mismo hecho, pero variando en el sentido que fue un mensajero, en altas horas de la noche, quien dando furiosos golpes en la puerta despertó a Figuerola para avisarle que en Palacio había revolución; el anciano, enojado, no quiso levantarse de la cama y ordenó a su hija que arrojara la banda por la ventana; no se menciona a ninguna multitud en las afueras de su casa.​

El escritor tradicionalista y ensayista peruano Carlos Camino Calderón, en su obra “El Daño”, también hace alusión a este episodio.

No cabe duda, que el Dr. Justo Modesto Figuerola y Estrada, fue otro lambayecano de “huevos”, esta vez, en palabras nuestras.

Repetimos, como se habrán revolcado de frustración e impotencia, al no poder hacer absolutamente nada al respecto, estos dos ilustres coterráneos nuestros, al “enterarse”, allá en el mundo etéreo donde moran, de la ingrata presencia de estos repudiables personajes, en la ubérrima y bendita tierra donde vieran la luz por vez primera.

Sin embargo, pese a todo, somos optimistas. Porque todavía conservamos la firme esperanza de que, tal vez, con el tiempo nos convirtamos en dignos herederos de su memoria. Ya que la brillante oportunidad de ser nosotros mismos, de erradicar nuestros seculares complejos, nuestros miedos, nuestra pasiva e infortunada tolerancia, desgraciadamente, en esta ocasión, se nos fue de las manos otra vez. Qué lástima.

El periodista lambayecano Alex Carpena Burga, en un artículo aparecido en el Diario “La Industria” de Chiclayo, el 29 de mayo del año en curso, diría, al final y al cabo: “Lambayeque nuevamente ganó y esa es la noticia que nos debe importar. Somos y seremos hijos de la ciudad “Cuna del Primer Grito Libertario en el Norte del Perú”. Eso nadie jamás lo borrará”. En otras palabras: A lo hecho, pecho. Y punto.

 

 

 

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