domingo, 17 de marzo de 2019

El cerco perimetral de la iglesia San Pedro de la ciudad de Lambayeque (Parte I)

Cerco perimetral de la iglesia San Pedro de Lambayeque, después del retiro del revestimiento de ladrillo y concreto (Memo Luna, 2019)
Debido a la serie de comentarios en todos sentidos que han sido vertidos en las redes sociales y en los medios de comunicación escrita y radial de nuestra región, en torno a la obra que se lleva a cabo en la iglesia San Pedro de la generosa y benemérita ciudad de San Pedro de Lambayeque, se ha suscitado una tremenda polémica entre sus pobladores.

El que suscribe, ha sido incluido en este sorpresivo despertar de pasiones “huerequeque”, sobre todo por mis modestos juicios al respecto. Opiniones que vertí en mi cuenta personal de Facebook.

Estas observaciones fueron publicadas, a toda página, por el Diario “La Industria” de Chiclayo, en su edición del domingo 3 de marzo del año en curso. En ellas, dábamos cuenta de lo que después de una ligera investigación íbamos descubriendo, sobre todo, en torno al devenir en el tiempo del actual cerco perimetral de la iglesia San Pedro de esta ciudad.
 
Desde un comienzo, el problema o la interrogante que nos propusimos resolver, pese a los insalvables obstáculos, radicaba en tratar de descubrir la fecha, aunque sea aproximada, en que se dio inicio a la fábrica del cerco perimetral. Lamentablemente en el Archivo Parroquial de Lambayeque (APL) no existen antiguos “cuadernos de fábrica” de la iglesia, menos en el Archivo Regional de Lambayeque (ARL), por lo que la tarea de exhumar su data se torna sumamente difícil. Y he aquí uno de los principales e “insalvables obstáculos”.

Sin embargo, y pese a ello, hemos tratado, con lo poco que tenemos a la mano, de iniciar, por nuestra cuenta, una ligera investigación histórica con el fin de obtener nuevos conocimientos e ir atando cabos en cuanto al primitivo origen del intervenido cerco perimetral del templo lambayecano. Todo esto, con el sano propósito de despejar algunas interrogantes y contar, siquiera, con un relato más o menos coherente con respecto a este tema. 

Y ya que nuestras humildes opiniones se han hecho públicas, no nos queda más que armarnos de paciencia “benedictina” y sentarnos a escribir lo que, hasta hoy, hemos avanzado en este vano, pero a la vez ilustrativo, intento, Por razones de capacidad lo hemos dividido en dos partes. Veamos:

El cerco perimetral de la iglesia San Pedro de Lambayeque

La iglesia San Pedro de la generosa y benemérita ciudad de San Pedro de Lambayeque cuenta con un cerco perimetral fabricado, en un principio, de adobe y enlucido con mortero compuesto de yeso, cal y arena de río (lavada). Su remate se realizó a manera de un techo a dos aguas revestido con ladrillo del tipo pastelero enlucido también con el mismo mortero, todo esto con el fin de proteger la estructura del agua lluvia.

Como es natural el cerco ha sufrido serios daños con el inexorable paso del tiempo. Daños ocasionados especialmente por la recurrente presencia del fenómeno “El Niño” en nuestro litoral. Las copiosas lluvias y, en algunos casos, consecuente inundación de la ciudad, fueron la principal causa de su lento pero seguro deterioro, pese a ser un muro grueso y de baja altura o sea que es estable.

Pues bien, de lo que estamos seguros, ahora, es que el cerco perimetral no fue construido a la par de la iglesia, o sea a mediados del siglo XVII, de ninguna manera.

Nuestra tesis se sustenta en los dos planos más antiguos conque, hasta el momento, cuenta esta ciudad. El primero mandado elaborar en 1784, por el Obispo de Trujillo don Baltazar Jaime Martínez de Compañón, publicado en 1789, y el segundo que se encuentra en el Atlas Geográfico del Perú de Paz Soldán editada en 1865. Este último fue levantado por el sargento mayor don Gregorio de la Rosa en 1845. El sabio Federico Villareal, natural de Túcume (Lambayeque), dice que fue elaborado poco después del nefasto verano de 1828.

En el primero de los planos podemos observar, nítidamente, como estaba constituido el antiguo cerco perimetral de la iglesia, y si observamos el segundo nos daremos cuenta que pese a los años trascurridos, entre uno y otro, no existe ninguna palpable diferencia. Es más, el atrio del lado Sur de la iglesia se encontraba, por así decirlo, en pleno contacto con la Plaza Mayor o Principal, ya que no hay signos de arteria que los separe y además poseía varios puntos de acceso al atrio de la iglesia. 
Es también sumamente interesante percibir, en el plano de Martínez de Compañón (1784), una estructura pegada al lado izquierdo de la iglesia ¿sería tal vez una posa o capilla miserere? ya que al pie de esta y marcada con la letra “C” se lee “Cementerio”. 


Detalle del plano mandado elaborar por el Obisto de Trujillo en 1784, Se puede observar las disposición del cerco
Detalle del plano levantado por el sargento mayor Gregorio de la Rosa en 1845 (Atlás Geográfico del Perú. Paz Soldan, 1865)

Entre la elaboración de uno y otro plano hubo dos fatídicos y recurrentes fenómenos “El Niño” de intensidad “muy fuerte”, el del verano de 1791, que acarreo una fatal inundación del pueblo, a tal extremo que el agua llego a una altura de una vara al interior del templo, se cayeron algunos de los más antiguos altares y se arruino completamente el Campo Santo, y el segundo en el verano de 1828, en el que felizmente no hubo inundación causada por su temperamental rio (ahora desaparecido), pero sin embargo las torrenciales lluvias trajeron por los suelos cientos de casas y entre ellas el local del cabildo (Municipalidad) situado justamente frente a la puerta de acceso principal de la iglesia San Pedro de esta ciudad.

Sin embargo, también se reportan daños ocasionados por acciones del hombre. Ángel Menéndez Rúa OP. en su Boceto histórico de la Iglesia de Lambayeque (1935) anota que en 1853, acampan tropas en el atrio de las iglesia, que servía de panteón y piden los señores curas que les “reparen los desperfectos de las almenillas y el atrio”. La fuerza que ocupaba la torre de la iglesia tuvo un fuerte choque contra la parapetada en la capilla de San Pedro y panteón causando desperfectos a ambos edificios.

Sumémosle a estos el fatídico “Niño” del verano de 1871, en que las aguas desbordadas de su río inundaron el interior del templo hasta más de un metro de altura. Sobre este fatídico evento la revista limeña “El Perú Ilustrado”, de enero de 1888, manifestaba lo siguiente: “…las aguas subieron más de dos varas, hallándose el piso algo más elevado que el de la calle; hoy de la inundación no se conserva otro vestigio que la señal del piso hasta el que llegaron las aguas”. De paso, agreguémosle los terribles fenómenos “El Niño” de los veranos de 1878 y 1895. Estos son acontecimientos que en Lambayeque se deben tomar muy en cuenta cuando se elaboran proyectos de intervención en espacios declarados Patrimonio Cultural de la Nación.

Algunas líneas más arriba, hemos tenido la ocasión de leer la palabra “almenillas”, aquellas que en 1853 sufrieron “desperfectos”, al igual que el “atrio” de la iglesia. Pues bien, se denomina Almenilla a un adorno con figura de Almena, y estas no son más que un elemento arquitectónico típico de la arquitectura militar medieval. En palabras de elevado crédito; “Se trata de cada uno de los salientes verticales y rectangulares dispuestos a intervalos regulares que coronan los muros perimetrales de castillos, torres defensivas, etc.”. En nuestro particular caso las “almenillas” se adosaron al muro pretil, o muro de baja altura de la iglesia, con un sentido puramente decorativo.

Almenilla adosada al muro pretil de la iglesia (Mamo Luna, 2019)
Y aquí surgen algunas otras interrogantes: ¿contaba la iglesia con un cerco perimetral corrido y con almenas para el año de 1853?, de ser así ¿en qué fecha se construyó este? Atando cabos, y ateniéndonos al plano levantado por el sargento mayor don Gregorio de la Rosa en 1845, podemos suponer que el cerco se construyó, tal vez, por la década del cincuenta del siglo XIX.
 

De ser así, no cabe duda que los fenómenos naturales que asolaron la ciudad de Lambayeque en las tres últimas décadas del siglo XIX (1871, 1878, 1895), de los cuales hemos dado una ligera referencia, afectaron notablemente las primigenias estructuras del cerco. No cabe duda también, que por este motivo el primitivo cerco perimetral tuvo que ser reparado o, en su defecto, reconstruído en más de una vez. Estas intervenciones sin duda alteraron su composición estructural, más no, sospechamos, su republicana tipología original.

Continuara.








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