miércoles, 4 de julio de 2018

Mariscal Eloy Gaspar Ureta Montehermoso. Breve semblanza biográfica (Parte I).

Mariscal Eloy Gaspar Ureta Montehermoso

En los primeros meses de 1892, y con el cargo de Capitán de los puertos de Eten y Pimentel, arribó a la Heroica ciudad de Chiclayo, a la sazón, capital del departamento de Lambayeque, el capitán de fragata de la Armada Peruana don Gaspar Ureta Martínez (Bachmann, 1921, p. 58). Había nacido en el Callao (Lima) en 1837, y era hijo de don Esteban Ureta y doña Carmen Martínez.
Se sabe que estuvo presente en la Batalla de Pisagua, acaecida el 2 de noviembre de 1879, en el marco de la cruenta Guerra del Pacifico. La operación, como sabemos, culminó con la ocupación de Pisagua, pese a la decidida defensa de los aliados peruanos y bolivianos al mando del coronel Isaac Recavarren Flores.
Éste distinguido marino tuvo varios compromisos a lo largo de su existencia.  Veamos:

De su primer compromiso con doña Martha Garagate, vinieron al mundo: Isabel, nacida en 1863; Adela, de la que desconocemos la fecha de su nacimiento; y Melchora Ureta Garagate, que nació en 1879.
En 1883, Gaspar Ureta Martínez, contrajo matrimonio, en el Callao (Lima), con doña Dolores de la Cuesta Huayanares, unión que no dejó descendencia. 

De la corta realación que mantuvo con doña María Casas, nació don Mario Lorenzo Ureta Casas, por el año de 1889. 
Eloy Gaspar Ureta Montehermoso, el futuro Mariscal, vendría a ser producto de la unión de su padre con doña Mercedes Montehermoso viuda de Bar Nuevo. De esta relación también nació Águeda Graciela Ureta Montehermoso, en 1895.
La familia Ureta – Montehermoso afincó en la ciudad de Chiclayo y tuvo como morada una vivienda ubicada en una quinta situada en la antigua calle de “San Sebastián” hoy cuadra 12 de la calle “Juan Cuglievan” signada actualmente con el N° 1219.
En el muro lateral derecho de ingreso a dicha quinta, se pueden observar todavía las huellas de dos de los cuatro anclajes donde, hasta hace aproximadamente dos décadas atrás, se podía contemplar una placa de bronce que como justo y merecido homenaje, señalaba el solar donde había visto su primera luz el ilustre mariscal chiclayano.
Eloy G. Ureta Montehermoso hizo sus estudios primarios en el Colegio San José de Chiclayo, cuyas aulas, debidamente acondicionadas, se encontraban en el antiguo Convento franciscano de Chiclayo, justo al costado de la desaparecida Iglesia Matriz de ésta ciudad. Este Colegio, de fecunda y dilatada vida en nuestra Región, fue creado en 1859, y durante las primeras décadas, tuvo que soportar suspensiones temporales del dictado de clases, de las cuales, para los fines del presente trabajo, cabe mencionar solo dos:
La primera: el 6 de diciembre de 1867, cuando el coronel José Balta Montero, perseguido por el general Mariano Ignacio Prado, se estableció en este local con su estado mayor y oficiales. Las clases se suspendieron y el coronel Balta abandonó Chiclayo una vez que la revolución que encabezara en ésta ciudad contra Prado, conjuntamente con el general Pedro Diez Canseco en Arequipa, triunfara. Poco después, comenzó la reparación de aulas y mobiliario destruido durante el asedio de las tropas del gobierno, reabriéndose en 1868.
Y la segunda: lo constituye el receso más prolongado que sufrió el Colegio con motivo de la infausta Guerra con Chile. Las ciudades de Lambayeque, Chiclayo y Ferreñafe fueron invadidas y ocupadas por las tropas chilenas en 1881. El local del Colegio San José fue ocupado y convertido en cuartel y caballeriza. Tres años después, en 1883, fue evacuado dejándolo en estado ruinoso, sin muebles y mucho menos material didáctico.
No cabe duda, que estos lamentables hechos ya constituían parte de la historia del mencionado Colegio. Y el aún muy joven alumno Eloy Ureta, los escuchaba atento de boca de los que regentaban el Colegio y de sus mayores.
No esta demás sospechar, que el noble oficio de su padre – un guerrero hombre de mar – y los relatos de los actos bélicos que tuvieron como escenario el plantel donde recibiera sus primeras enseñanzas “de amor a la Patria, a la Justicia y al Deber”, fueron el crisol donde lentamente se iba forjando el espíritu de un verdadero soldado, un eficiente y enérgico oficial de nuestro glorioso Ejército, que años después, como corolario a los hechos anteriormente citados, se convierte en el estratega indiscutible que dirigiendo, hábil e inteligentemente, a sus aguerridas tropas, las condujo a la conquista de los laureles de la victoria ante la vil y cobarde agresión de que era víctima la frontera Norte de nuestro suelo Patrio.
Ureta realizó sus estudios secundarios en el Seminario “San Carlos y San Marcelo” de Trujillo, fundado el 4 de noviembre de 1625 por el entonces Obispo de la Diócesis de Trujillo, don Carlos Marcelo Corne. 

Connotados personajes de nuestra historia republicana pasaron por los claustros de este histórico Seminario. 

En el siglo XIX, destacan José Faustino Sánchez Carrión, ideólogo de la revolución de nuestra independencia del poder español; el precursor de la independencia Toribio Rodríguez de Mendoza, educador y director del Convictorio de San Carlos de Lima; el Coronel José Andrés Rázuri, héroe indiscutible de la Batalla de Junín en agosto de 1824; el Gran Mariscal Luis José de Orbegoso y Moncada, Presidente de la República en los agitados años iniciales de la República; el Teniente Coronel Ricardo O'Donovan Córdova, diputado que abandonó su curul en defensa de la Patria, sucumbiendo con gloria en la defensa de Arica en junio de 1880; y el General Justiniano Borgoño Castañeda, héroe de la defensa de Lima y de la indómita Campaña de la Breña, y segundo Vicepresidente de la República, encargado del mando supremo en 1894. 

En el siglo XX, destacan el connotado político Víctor Raúl Haya de la Torre, fundador del Partido Aprista Peruano; el filósofo y periodista Antenor Orrego Espinoza, destacado miembro del llamado "Grupo Norte"; el político Javier Alva Orlandini, ministro de los gobiernos de Fernando Belaúnde y ex magistrado del Tribunal Constitucional; y desde luego, nuestro ilustre biografiado, el Mariscal del Perú, don Eloy Gaspar Ureta Montehermoso.
Con 16 años de edad, en 1908, Ureta hizo su ingreso al Ejército como soldado alumno de la Escuela de Clases del Ejército. En 1909, a la edad de 17 años, ingresó a la Escuela Militar de Chorrillos. A los 21 años, una vez concluida su formación académico castrense, obtuvo el despacho de alférez del Arma de Artillería, el 1° de febrero de 1913. Gobernaba el Perú, el temperamental don Guillermo E. Billinghurst.

Antigua vista de las instalaciones de la Escuela Militar del Perú
Eloy Ureta (1908)

Eloy Ureta (1909)

Eloy Ureta, perteneció a la 13ª Promoción egresada de la Escuela Militar de Chorrillos. En esta promoción se graduaron 24 oficiales de las tres armas del Ejército, las únicas disciplinas castrenses que por aquella época contaba la Escuela: trece subtenientes de Infantería, cuatro alféreces de Caballería y siete alféreces de Artillería.

Posteriormente, Ureta contrajo nupcias con doña Consuelo Ureta. Durante su matrimonio procrearon a Eloy Aurelio y Mercedes Ureta Ureta. Además, don Eloy fue padre de una hija natural habida en doña Leonor Köster, llamada Leonor Ureta Köster, nacida el 22 de marzo de 1948, en el distrito de San Isidro, Lima.  

Ureta fue ascendido a Teniente en 1915, a Capitán en 1918, a Sargento Mayor en 1922, a Teniente Coronel (comandante) en 1930, a Coronel en 1936, a General de Brigada en 1941. El Congreso por unanimidad de votos, lo asciende al alto grado de General de División, por “Acción Distinguida”, en 1941, y finalmente a Mariscal del Perú, el 18 de enero de 1946. He aquí, en apretadas síntesis, la carrera brillante de éste plecaro militar peruano.

Eloy Ureta vistiendo uniforme de oficial

Y todo esto, porque desde muy temprano, Ureta no se resignó a ser uno más dentro de su prestigiosa institución militar, no era un conformista, ni mucho menos, sino que buscó permanente y decididamente "actualizar, ampliar y perfeccionar sus conocimientos militares" (Montoya - Figueroa, 1986, p. 65).

Dentro de este aspecto cabe señalar sus estudios realizados, entre los años de 1920 y 1922, en la Escuela Superior de Guerra del Perú, integrando la 7ª Promoción de dicha Escuela. En 1924, con el grado de Mayor sería nombrado Director de la Escuela de Artillería. “Posteriormente realizó estudios de perfeccionamiento en la Escuela Superior de Guerra de Turín, y otras escuelas especializadas de Italia. Así cvistiendoomo también, siguió estudios superiores de artillería y de mando en Francia” (Ibíd.).

Como maestro militar, fue instructor de clases, profesor del curso de artillería en la Escuela Militar de Chorrillos, Director de la Escuela de Aplicación de Artillería, Director de la Escuela Militar, y posteriormente promovido a la Dirección  de la Escuela Superior de Guerra. Siendo titular de éste último y más alto instituto técnico del Ejército, “supo cooperar, dirigir y enseñar a la brillante oficialidad del Perú”.  

No cabe duda, que aquí se funden y consolidan en un solo espíritu: una brillante e indesmayable vocación por la carrera de las armas, sin dobleces, solamente a mérito del constante estudio y el esfuerzo, y, por otro lado: una innata pasión académica reflejada en la preparación técnica de gran parte de las promociones de oficiales que, en su momento, formaron los cuadros del Ejército.

Con el grado de Teniente Coronel, Eloy Ureta fue nombrado, en 1931, Jefe del Estado Mayor de la Primera División con sede en ésta generosa y benemérita ciudad de Lambayeque, desempeñando también al mismo tiempo el cargo político de Prefecto del Departamento de Lambayeque.

Ureta intervino en la derrota de la denominada Revolución de Trujillo, levantamiento aprista ocurrido en julio de 1932, durante el gobierno del comandante Luis Miguel Sánchez Cerro. Ante la tenaz y porfiada resistencia del pueblo en armas, por la terrible crisis política que atravesaba el País, el jefe de la Primera Región Militar con sede en Lambayeque, coronel Manuel Ruíz Bravo, se desplazó - por orden superior - hacía Trujillo, conjuntamente con su Estado Mayor encabezado por el teniente coronel Eloy Ureta.

Ruiz Bravo y Ureta Montehermoso planearon meticulosamente el asalto a Trujillo. Éste se inició en la madrugada del 10 de julio y tras un intenso bombardeo y el despliegue terrestre de tropas se tomó la ciudad el 11 de julio.

Ureta, comentó, tal vez irónicamente, ese nefasto capítulo de nuestra Historia, escribiendo: “Como soldado reprimí desórdenes...” (M. Ureta, 1953, p. 193). Y es que estos son hechos que por nefastos que a primera vista parezcan, marcan también, de alguna manera, el derrotero de una vida.

Tiempo después, en 1936, con el grado de Coronel, Ureta fue trasladado a la Jefatura de la Tercera Región Militar en Arequipa, ocupando a la vez el cargo político de Prefecto del Departamento.

En la ciudad del Misti, sus méritos se relievaron nuevamente, resolviendo con serenidad, dialogo y buen tino los problemas y conflictos obreros acaecidos en esa ciudad sureña. Es más, en su calidad de Prefecto, ad portas de cumplirse el cuatricentenario de la fundación española de la ciudad (1540 - 1940), alentó y gestionó con éxito las obras que se venían proyectando para conmemorar, con toda solemnidad, tan importante como significativa fiesta en ésta, en un principio, Villa Hermosa de Nuestra Señora de la Asunción, Arequipa.

Al finalizar el año de 1938, el Gobierno del General de División Óscar R. Benavides, le encomendó la Dirección de la Escuela Superior de Guerra, cargo que Ureta desempeñó hasta 1940, desarrollando “en ese estrecho lapso de tiempo una fecunda labor de grandes proyecciones” (Ibíd. p. ). (Continuara).


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