El Paso del Señor de la
Columna en la tradicional procesión de
Semana Santa en Lambayeque
Rómulo Paredes nos
da una leve descripción del “paso” procesional del Señor de la Columna, tal vez
de mediados del siglo XIX, cuando dice: “…consistía en una imagen de Jesús, con
el torso desnudo y las manos amarradas a una columna, y un judío con un azote
en la mano derecha y el brazo en alto en actitud de agredir”.[1]
La efigie del
Señor de la Columna es, no cabe duda, la misma que aún constituye uno de los
once actuales pasos de la tradicional procesión de Viernes Santo en esta
ciudad. La imagen del judío portando el azote ha desaparecido desde hace mucho
tiempo atrás, victima, tal vez, del paso inexorable del tiempo y el ataque de
los xilófagos.
Conservamos una
fotografía de la década del sesenta del pasado siglo y en ella podemos observar
que la imagen del judío fue reemplazada, no sabemos cuando, por una lograda
escultura del apóstol San Pedro arrepentido, llorando al evocar el sufrimiento
de Cristo y su cobardía al negarle por tres veces.
Las efigies del Señor
de la Columna y el apóstol San Pedro arrepentido, dejaron de desfilar juntas en
los primeros años de la década del setenta del pasado siglo. El motivo: el
anda, realizada en gran parte en madera de algarrobo, no era la apropiada dadas
sus dimensiones y su excesivo peso.
La flamante Agrupación
del Señor de la Columna, presidida por el señor José Antonio Huamán y conformada
por devotos lambayecanos, entre los que destacan las familias Huamán Piscoya,
Samamé Rodríguez, Chávez Silva y Olaechea Rodríguez, realizaron una serie de
actividades con el objeto de recaudar fondos para la construcción de una nueva
y aparente anda de madera de cedro (material, a todas luces, mas liviano), y la
confección de un nuevo faldellín para el Señor de la Columna y una capa para el
apóstol San Pedro.
Las actividades
no llegaron a cubrir, del todo, el monto de lo pactado, por lo que los miembros
de la Agrupación recurrieron a los buenos oficios de la Municipalidad
Provincial de Lambayeque. Inmediatamente el
municipio lambayecano dispuso se corriera con la mitad de los gastos que
demandara tanto la construcción del anda como la confección de los atuendos.
Mientras tanto,
dado el mal estado de conservación en que se encontraba la imagen del Señor de
la Columna era intervenida de emergencia en un ambiente especialmente
acondicionado, para tal fin, por el P. Fredy Beltrán García, al interior de la
Iglesia San Pedro de Lambayeque.
La efigie, además
de estar completamente repintada, mostraba
las huellas del ataque de xilófagos
(polilla, comején), con pérdida de elementos compositivos en parte de su
espalda, cadera y tobillo izquierdo. Su desinfección, limpieza, el retiro de la
burda capa de pintura que la cubría y el tratamiento de sus partes afectadas
por los insectos, corrió a cargo de la Parroquia de Lambayeque.
En notable gesto,
los miembros de la Agrupación, nombraron como padrinos del anda al burgomaestre
lambayecano CPC. Percy Alberto Ramos Puelles y a su señora esposa. El grupo fue
bendecido por el P. Juan José Silla.
Gracias a toda
esta labor en conjunto, de la cual hemos sido testigos de excepción, se logró
que el paso del grupo escultórico conformado por el Señor de la Columna y el
apóstol San Pedro arrepentido desfile nuevamente en la tradicional procesión de
Viernes Santo en esta ciudad.
El “paso” del Señor de la Columna (1963)
El
Señor de la Columna
Talla barroca de
madera policromada y ojos de cristal. Mide 163 cm. de altura. Data de finales
del siglo XVIII y su autor es desconocido. Se trata de una trágica representación de Jesús flagelado.
Se le muestra de cuerpo entero, de pie y de frente.
Lleva como única vestimenta un
paño de pureza elaborado en tela encolada. Cuando sale en procesión se le
coloca un faldellín de color morado ricamente bordado y ceñido a la cintura por
un fajín del mismo tono. Está atado a una exenta columna
de madera por un cordón, realizado en plata, que cuelga de su cuello. La
columna se ubica al costado izquierdo de la imagen y a la altura de su cadera.
Se supone que ésta, representa la unión entre el cielo y la tierra.
La cabeza, que lleva tres potencias de plata, se encuentra levemente
inclinada hacia el hombro derecho. El rostro ligeramente ovalado,
la frente despejada. Cejas arqueadas; la mirada baja refleja resignación; los
ojos, con el iris color castaño oscuro, muestran
un extraño y trágico brillo;
nariz recta y prominente; los labios ligeramente entreabiertos. La cabellera postiza
larga y rizada, dejando visible buena parte del pabellón auditivo del lado
izquierdo. La barba corta, rizada
y ligeramente partida. Los brazos flexionados a la altura del abdomen, cruzados
y enlazados por la cuerda de plata, la muñeca de la mano derecha monta la de la
mano izquierda. Esta apoyado en su pie y
talón izquierdo, con la pierna derecha ligeramente flexionada hacia adelante,
dejando el talón, de ese lado, casi en el aire. La imagen muestra una carnadura
de tonos claros, salpicada por huellas de laceraciones y tumoraciones en todo
el cuerpo, destacándose las de la parte media de la espalda, donde también son
remarcados los huesos que la conforman.[2]
El Señor de la Columna, antes y después de su
intervención (Foto. Memo Luna)
El
Apóstol San Pedro
Talla barroca
realizada en madera policromada, tela encolada y ojos de cristal, realizada a
finales del siglo XVIII y de autor anónimo.
Se le representa como
un hombre ya maduro con la pierna izquierda de rodillas y la derecha flexionada
hacia delante; con notable pérdida de cabello en la parte superior del cuero
cabelludo (calvicie); un mechón de pelo ondulado le cae sobre la frente; el
ceño fruncido; la frente con visibles arrugas; las cejas ralas; la cabeza inclinada
hacia arriba. Su mirada muestran aflicción y arrepentimiento; de sus ojos se
desprenden lagrimas como suplicando perdón por haberlo negado; nariz recta y
pronunciada; pómulos acusados; barba bífida y rizada; la boca entreabierta deja
traslucir parte de los dientes superiores. La cabeza y el tórax ligeramente
inclinado hacia la derecha, con los brazos flexionados hacia arriba y las manos
cruzadas en actitud orante, apoyando la mejilla derecha en el dorso de la mano
izquierda. No cabe duda se trata de una imagen de retablo de ¾ de cuerpo.
Renovado paso del Señor de la Columna y San Pedro arrepentido (Foto. Memo Luna)
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