lunes, 21 de enero de 2019

El desaparecido Seminario de Operarios Eclesiásticos del pueblo de San Pedro de Lambayeque

Plano del Seminario de Operarios Eclesiástico de Lambayeque (Baltazar Jaime Martnez Compañón. 1874)

Hace algun tiempo atrás, Luís Enrique Escobar Costa, natural de Lambayeque, hijo de mis dilectos amigos Luís Escobar Chulli y Nela Costa Saavedra, ambos oriundos de Motupe y con larga residencia en esta generosa y benemérita ciudad, publico, en su cuenta de Facebook, una vieja fotografía que dataría, tal vez, del año de 1910.

Para hacerlo consultó con las personas que gentilmente le habían proporcionado la vista, con el propósito de que le indicaran el nombre del espacioso inmueble que se encontraba retratado en la antigua toma, la unánime respuesta fue: que se trataba del “antiguo mercado de abastos de Lambayeque”. Con este membrete aparece colocada en su cuenta.

Supuesta fotografía del Mercado de Abastos de Lambayeque (1910)
Hechas las investigaciones del caso, resulta que aunque la fotografía de marras es un importante y antiguo documento gráfico, la verdad no se trataría del viejo mercado de abastos de Lambayeque, que se encontraba ubicado en el perímetro urbano, lado Este, de esta ciudad prócer. Al respecto, solo nos resta decir: que sería interesante averiguar de qué inmueble se trata ya que la vista así lo amerita, como también la sana intención de darla a conocer.  

Pero como su publicación causo cierto revuelo en nuestra comunidad, creo que es nuestro deber dar a conocer algunos pormenores, no tanto del antiguo mercado de abastos de esta ciudad en sí, sino de una, hoy por hoy, desconocida y magnifica construcción del siglo XVIII, que se levantara precisamente en buena parte del área en que hasta en año de 1967, albergara las estructuras del ahora desaparecido “antiguo” mercado de abastos de esta ciudad.

Queremos recalcar que para el desarrollo de esta entrega hemos tomado, como fuente escrita de primera mano, la tesis, que bajo el titulo de LOS SEMINARIOS DEL OBISPO MARTINEZ COMPAÑON EN EL NORTE PERUANO, elaborarán Ramón Gutiérrez, Rodolfo Vallin y Mireya Muñoz, aparecida en HISTORICA (PUCP). Vol. VIII. N 92. Diciembre 1984.
  
Ahora bien, rescatemos juntos parte del devenir histórico de este imponente y desaparecido edificio dieciochesco lambayecano. Veamos.

Monseñor Baltasar Jaime Martínez Compañón y Bujanda, nacido en Cabredo – Navarra (España), fue obispo de Trujillo del Perú (1778-1788). Durante su permanencia en el episcopado realizó una importante Visita Pastoral a las ciudades y pueblos de su diócesis, que abarcaba los actuales departamentos de Amazonas, Cajamarca, La Libertad, Lambayeque, Loreto, Piura y San Martín, esta se plasmó:

    “en una serie de obras de promoción humana, social y religiosa: creación de pueblos, escuelas de primera enseñanza, trazar caminos y edificación de templos. Se realizaron cientos de dibujos (acuarela y tinta) donde quedaron recogidos mapas del territorio, planos de las ciudades, retratos de personas, flora, fauna y escenas de la vida cotidiana de los habitantes. Esa valiosa colección se conserva en el Archivo del Palacio Real de Madrid” (F. Javier Campos y Fernández de Sevilla, p. 167).

      Baltazar Jaime Martínez de Compañón      
En 1784, durante su visita eclesiástica al pueblo de San Pedro de Lambayeque - en el Archivo Parroquial de la ciudad de Lambayeque se conserva el Auto concreto de su Visita a este lugar - se percata de “las dificultades derivadas de tener concentrados curatos en una sola Iglesia tanto para españoles como para indios y mestizos” (Ibíd.: 124) dictando al respecto algunas medidas correctivas. Además plantea la necesidad de “instalar un Seminario que facilite el adelantamiento de los niveles de enseñanza y de vocaciones sacerdotales” (Ibíd.). A las finales, debido a su densidad demográfica, el partido de Lambayeque lo ameritaba.

El terreno elegido, en pampa y sin construir, donde se levantaría el Colegio, se encontraba situado en la periferia, al lado Este del pueblo, frente a la tina de elaborar jabón y curtir pieles de Irigoyen. El sitio, de bajo costo por los motivos antes mencionados, era un “terreno a propósito para el barro y adobes necesario para la construcción y el agua al pie, que es el mayor costo de la fábrica y un horno para hacer y quemar ladrillos" (Ibíd.: 124, 124).
 
Con ocasión de los trabajos de construcción del nuevo y moderno edificio de la biblioteca “Emiliano Niño Pastor” de esta ciudad, salió a luz el pozo de agua o “noria” que sin duda sirvió para el abastecimiento del líquido elemento en la fábrica del Colegio, es más, se ubicaron, al lado Oeste del terreno, vestigios de los hornos que sirvieron para la fabricación de los ladrillos. Durante las excavaciones también se encontró, al pie de los hornos, un piso de adobes en buen estado de conservación.

Para cristalizar la obra del Colegio se convocó al clero, al vecindario y a los vecinos notables con el fin de que efectuaran donaciones para su construcción. El anuncio, hecho público, calo en el sentir de la población, obteniéndose con esto un espléndido resultado que rebaso las expectativas.

    “Así, el Maestro de Obras Francisco Robledo se comprometió a construir a su costa la capilla y Tomás Veliz a poner toda la tablazón de umbrales y pilares para la fábrica del Colegio. En esta primera derrama se obtuvieron además 2163 pesos y el compromiso de aportes de 687 pesos anuales. 

La participación de los artesanos también fue importante. Como el Teniente Coronel Don Domingo Figuerola donó 12 marcos de plata de piña para hacer la Custodia, el Maestro Platero Juan Esteban Bulnes donó la hechura del primer cáliz para el colegio y el Fundidor Tomás Matos las campanas. 

De la misma manera el Herrero Basilio Pardo se obligó a hacer toda la obra que se ofreciere para el Colegio y el Carpintero Joaquín Bastidas donó puertas” (Ibíd.).

Agreguémosle a todos ellos al presbítero don Francisco Peralta Sousa, que entusiasmado con tan importante obra, vario su primigenio testamento, otorgado ante el escribano de cabildo y público don Manuel Vásquez Meléndez el 3 de agosto de 1782, mediante un codicilo, otorgado ante el escribano Josef Vásquez Meléndez, el 14 de mayo de 1874. Aquí el texto literal de la cláusula variada:

    “Por tanto poniéndolo en efecto por via de Codicilo, o como mas haya lugar de derecho, ordena y manda lo siguiente = Que en el dho su testamento ordenó, se diesen después de su fallecimiento al convento y monasterio de Nuestra Señora del Carmen de Trujillo dos ornamentos costosos de tisu de oro, y de plata con su alva, y singulo correspondiente, bajo de ciertas condiciones, y ahora es su ultima Voluntad se entregue todo en la misma forma, y con las calidades que en dha clausula se expresan, al Colegio Seminario de Operarios Eclesiasticos, que trata de fundar, y establecer en este Pueblo el Ilustrisimo señor Obispo Diocesano = (sic) (Archivo Regional de Lambayeque (ARL). Escribano Josef Vásquez Meléndez. Tomo XVI).

Aquí, otra perla más. El 24 de mayo de 1874, don Manuel Albújar y don Antonio Farro, indios principales del pueblo de Lambayeque, pedían licencia al Obispo diocesano Martínez de Compañón  para poder colocar en la iglesia parroquial de San Pedro de este pueblo una “efigie” del Señor Cristo Pobre, que decían estaban “a sus expensas costeando” (sic).
De paso le solicitaban, al citado Obispo, les permitiese pedir limosna para cubrir los gastos que demandaban “el mejor culto y veneración de dicha soberana efigie” y poder, con el tiempo, formar también una cofradía. Todo esto, manifestaban, mientras se concluía la “obra del Colegio”, lugar donde, Albújar y Farro, habían determinado colocar la “sagrada efigie” (Izquierdo Castañeda, 2008: 10). La imagen fue trasladada a la iglesia en 1785, lo que nos lleva a sospechar que la obra del Colegio o Seminario se encontraba en sus comienzos.

Imagen de Cristo Pobre. Iglesia San Pedro de Lambayeque (Memo Luna, 2010)

Ahora bien, la adquisición de los terrenos con todo no fue simple ya que se trataba de una cuadra sita a espaldas de la antigua calle de las Cruces, hoy calle “Junín” donde se encontraban instalados algunos ranchos. “Si bien los dueños estaban de acuerdo en cederlos en abril de 1784 se realizó un peritaje y tasación de su valor por el Alarife Dionisio Jarrín y la intervención de Matías de Soto y Soraluce Vicario de San Roque "y persona inteligente en materia de obras"" (Ibíd. 125).

El arqueólogo e historiador trujillano Juan Castañeda Murga, tuvo acceso a cierta información proveniente del Archivo Histórico de Colombia, y en conversación personal me manifestó que las personas posesionadas en el espacio donde se levantaría el Colegio o Seminario fueron reubicadas, principalmente, en el barrio de las Tres Cruces. En un inédito e interesante documento fílmico, que tuvo la gentileza de mostrarme, se pueden apreciar los nombres de cada uno, y no eran pocos, de estos nativos propietarios.

Prosigamos. "Es justamente el Presbítero Matías de Soto quien habría de correr con la fábrica de la obra mientras que la faz administrativa estaría a cargo del cura de la Ramada de Santa Lucía Don Ignacio de Luna" (Ibíd.).

El acaudalado presbítero don Matías de Soto y Soraluce, nació en Lambayeque y fue bautizado en su iglesia parroquial en 1720. Siendo capitán de milicias disciplinadas contrajo matrimonio, en 1746, con la no menos acaudalada dama lambayecana doña María Antonia de Gastelú y Robles, no teniendo, a la postre, ninguna descendencia. Matías de Soto y Soraluce, “Vistió lo hábitos eclesiásticos y fue Licenciado Presbítero. Cura de la Parroquia de San Roque de Lambayeque 1760-87. Falleció en 1796” (Zevallos Quiñones, 1948: 103).

El denominado Seminario de Operarios Eclesiásticos El Salvador del pueblo de San Pedro de Lambayeque, de cuya existencia no queda huella alguna en la memoria de los actuales habitantes de esta ciudad, y que a grandes rasgos hemos tratado de rescatar del olvido, tuvo, a las finales, una existencia efímera. Parece que su construcción se inició en 1785, pero la nefasta presencia del recurrente fenómeno “El Niño”, muy fuerte, que asolo sin piedad nuestro litoral en el verano de 1791, trajo por los suelos las magníficas estructuras de este impresionante edificio, estando algunas de ellas aún por concluirse.

Así como en el pueblo de Lambayeque, las ciudades de Trujillo, Cajamarca y Piura, también contaron con seminarios de la misma naturaleza. Sin embargo el Seminario o Colegio de Lambayeque fue edificado poco después de los anteriormente citados. “El proyecto de Lambayeque es sin duda el más completo del conjunto, quizás debido a la circunstancia de realizarse totalmente ex Novo, y probablemente por el hecho de aprovechar las experiencias anteriores” (Ibíd.: 126).

Y aquí una muy ligera descripción del colegio lambayecano: “El Templo más amplio, de tres naves y torre se abre sobre una plazoleta-atrio que define la localización de la portería. Sobre el costado de la Iglesia hacia la calle se formaban cuatro tiendas con cuyas rentas se mantendría el Seminario” (Ibíd.).

Plano de Lambayeque, mandado elaborar por el obispo Martínez de Compañón. En la leyenda y con la letra N figura el Seminario de Operarios Eclesiásticos de Lambayeque.

He revisado algunas pequeñas notas en las que recordaba haber apuntado algunas fugaces referencias sobre este desaparecido Seminario o “Colegio”, término, este último, conque el común de Lambayeque solía denominarlo. Estas anotaciones datan de 1996, año en que nos propusiéramos elaborar un artículo sobre los primitivos nombres de las calles de esta ciudad. Mi bunker, el Archivo Regional de Lambayeque.

Al final, el artículo fue publicado en el Suplemento Dominical del Diario “La Industria” de Chiclayo, en marzo de 2007, bajo el título “Las calles originarias de Lambayeque”. En él hacemos referencia a la “calle del colegio”, que con el tiempo se le comenzó a llamar calle “del antiguo colegio” o " del desolado colegio" en el año de 1809. Desde finales del siglo XIX, se le comenzó a denominar como calle "del Mercado" o "de la Plaza" (Izquierdo Castañeda, 2007: 5).

Esta arteria es hoy la cuadra N° 01 de la actual calle “Miguel Grau”. Esta es pues la cuadra que en algún momento albergara el Colegio Seminario de Operarios Eclesiásticos El Salvador de Lambayeque, y también es la cuadra donde se construyera y ubicara el mercado de abastos de Lambayeque, que fuera reconstruido en 1926, por la Comisión de Irrigación de Piura y Olmos a cargo del ingeniero norteamericano Charles Sutton. Hoy en este terreno, y en esta cuadra, se levanta la moderna Biblioteca “Emiliano Niño Pastor” de está ciudad.

El "antiguo" y desaparecido mercado de abastos de Lambayeque (Memo Luna, 2005)

Biblioteca "Emiliano Niño Pastor" de Lambayeque

Bibliografía

GUTIÉRREZ, Ramón, VALLÍN, Rodolfo, MUÑOZ Mireya. LOS SEMINARIOS DEL OBISPO MARTINEZ COMPAÑON EN EL NORTE PERUANO, HISTORICA. Vol. VIII. N 92. Diciembre 1984.   

F. JAVIER CAMPOS Y FERNÁNDEZ DE SEVILLA, OSA. El obispo de Trujillo del Perú Martínez Compañón y su obra (1778 – 1788). www.realacademiabellasartessevilla.com.

IZQUIERDO CASTAÑEDA, Jorge. Las calles originarias de Lambayeque Suplemento Dominical del Diario “La Industria” de Chiclayo. Marzo 2007.

IZQUIERDO CASTAÑEDA, Jorge. Una joya del arte virreinal en Lambayeque. Suplemento Dominical del Diario “La Industria” de Chiclayo. Octubre 2008.

ZEVALLOS QUIÑONES, Jorge. Lambayeque en el siglo XVIII. Tomos I, II, III. 1946, 1947, 1948.

Documentos

Archivo Regional de Lambayeque (ARL).

Registro Notarial. Escribano Josef Vásquez Meléndez. Tomo XVI.

Fotografía
Guillermo Luna Lorenzo (Memo Luna)

Luís Enrique Escobar Chulli.



 


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