miércoles, 21 de febrero de 2018

Coronel Sebastián Fernández Samudio y los héroes lambayecanos de la Batalla de Pichincha

Batalla de Pichicha

El 24 de mayo de 1822, las escabrosas faldas y laderas del volcán Pichincha a más de 3.000 metros sobre el nivel del mar, cerca de la ciudad de Quito, fueron testigos de uno de los hechos gloriosos de más significado para la vida del Ecuador y de América toda: la Batalla de Pichincha.
La victoria del ejército independentista bajo el mando del General Venezolano Antonio José de Sucre en el Pichincha selló la independencia de las regiones que integraron la Real Audiencia de Quito durante los siglos coloniales y abrió el camino para formar primero parte del Distrito del Sur de la Gran Colombia y, ocho años después, separarse y constituir la República del Ecuador.
Jóvenes lambayecanos, unidos a los de Piura y Trujillo, integraron los batallones peruanos que asistieron a esta histórica jornada. El abogado, magistrado, historiador, político y periodista trujillano Nicolás Rebaza Cueto, en su obra Anales del Departamento de La Libertad en la Guerra de la Independencia (1971), anota:
    “Los cuerpos peruanos hijos del antiguo Departamento de la Libertad, fueron: El Batallón “Trujillo”, organizado y disciplinado en esta plaza, en la época del Presidente Marqués de Torre – Tagle; y el Batallón “Piura” formado en la ciudad de su nombre […] el Batallón Trujillo, de 700 plazas, no tuvo ninguna baja por deserción hasta llegar a Quito, sino por enfermos en la camino, y los que perdió en la batalla, que fueron en número considerable” (Ob. Cit. : p. 104).
En la relación suscrita el 28 de mayo de 1822, por el comandante en jefe de la División Perú, general Andrés de Santa Cruz,  se consignan los nombres de los valerosos combatientes que particularmente más se distinguieron en dicha acción de armas. En ella figuran los siguientes héroes lambayecanos: el sargento Manuel Salcedo, del Batallón Nº 2 del Perú, […] que quedó tendido en el suelo, despedazado a machetazos, por haberse metido él solo, con su fusil entre las filas españolas, Gómez de la Torre, Domingo Pozo y Sebastián Fernández (Cf. : Izquierdo Castañeda, 2011). El nombre de éste último combatiente, Sebastián Fernández, figura en la lista de firmantes del acta de independencia de Lambayeque, suscrita por el "pueblo bajo" la madrugada del 31 de diciembre de 1820, en casa del síndico procurador don Mariano Quesada y Valiente. Su nombre también se encuentra inscrito en una de las caras de los obeliscos de mármol de carrara, que adornan las cuatro esquinas de la atractiva plaza de armas "27 de Diciembre" de ésta ciudad.
En ésta batalla también resultaron heridos los siguientes lambayecanos: "Manuel Vidaurre, Cipriano Sabaleta, Manuel Aguilar, Mateo Blanco, Manuel Iturregui, José Albujar, Juan Ruiz, Vicente Castañeda y el chiclayano Sebastián Romero (Ibíd.).

Agreguemos también a ésta lista al lambayecano José Joaquín de Lecuona y Lecuona, hijo de don Nicolás de Lecuona, natural del Señorío de Vizcaya y de doña Josefa López Vidaurre. José Joaquín, contaba con 21 años de edad cuando asistió a la batalla de Pichincha (Cf. : Zevallos Quiñones, Tomo II, 1947, p. 61).

Por nuestra parte debemos añadir a ésta nómina de ilustres héroes de Pichincha, a don José de la Cruz Pantojas y don Francisco Rivas Casós, ambos naturales de la ciudad de Lambayeque. Del primero de los nombrados se conserva una vieja fotografía que reproducimos a continuación gracias a la gentileza de nuestro dilecto amigo el bibliófilo y bibliógrafo chiclayano Miguel A. Diaz Torres, y del segundo su testamento; inédito instrumento que exumáramos hace algún tiempo atrás de la copiosa papelería que custodia el Archivo Regional de Lambayeque (ARL), y que a la postre nos ha servido para hacerle una ligera semblanza biográfica y, de paso, abalar su participación en dicha acción de armas. Veamos: 

José de la Cruz Pantojas, héroe de Pichincha (colección: Miguel A. Diaz Torres)

Francisco Rivas Casós, fue hijo legítimo del Maestre de Campo don Felipe Rivas Matheus, natural de Galicia (España) y de doña Josefa Casós Barrionuevo, hermana del olvidado prócer de la independencia de Lambayeque general de brigada don Juan del Carmen Casós Barrionuevo. 

Don Francisco, contrajo nupcias con doña Teresa Álvarez de Toledo. Durante su matrimonio procrearon a: doña Josefa, doña María del Carmen, don Francisco de Paula, don Felipe, doña Manuela y don Rubén Rivas Álvarez.
A las tres de la tarde del 25 de julio de 1856, don Francisco redactó su testamento ante el escribano público de Lambayeque don Pedro Pablo de Anteparas. Contaba con 72 años y su oficio era el de minero. En una de las cláusulas del instrumento de su última voluntad, declaraba que el Estado le adeudaba:
    […] tres años siete meses de sueldo, como vencedor en la Batalla de Pichincha, que fui con el grado de capitán, cuyas credenciales existen en mi poder, y ordeno a mi albacea los cobre y acumule a la masa de mis bienes, lo puntualizo para que conste” (Archivo Regional de Lambayeque (ARL). PN. Pedro Pablo de Anteparas. Año 1856-1857, f. 375, escritura 272).
En ésta batalla se capturó al enemigo 1,100 prisioneros, 160 oficiales, 14 piezas de artillería, 1,700 fusiles y abundante material de guerra de todos los tipos. Los realistas tuvieron 400 muertos y 190 heridos, los patriotas alrededor de aproximadamente 300 bajas y 140 heridos, de los cuales solamente la división peruana tuvo 158 bajas, de ellos 91 muertos y 17 heridos.
Rebaza Cueto, refiere un episodio sobre esta histórica batalla, contada por el coronel lambayecano don Sebastián Fernández, en 1841, cuando el aludido militar desempeñaba el cargo de Prefecto accidental del departamento de la Libertad. 

En esa oportunidad Fernández, que en la batalla ostentaba el grado de teniente y contaba con 32 años de edad, le manifestó que el triunfo de Pichincha se debió en gran medida a él. 
Y la explicación dada por el coronel a Rebaza fue la siguiente:
    “El movimiento estratégico de gran importancia que tenía que hacer el General Sucre, era tomar el Pichincha, antes que las fuerzas del General Aymerich, apercibidas, lo coronasen, por la facilidad que tenían, según las distancias.
    Se levantó el campo patriota por la noche para andar en toda ella y llegar en la madrugada al Pichincha. El camino que llevaba el ejército era el corriente; más advirtiéndolo yo (decía Fernández) expuse al capitán de la compañía: - por la ruta que llevamos no llega el ejército al Pichincha en la madrugada, y lo haremos a lo más a las 8 de la mañana. Yo conozco un camino excusado, por el que se economiza lagunas leguas; y si lo siguiésemos, llegaríamos al amanecer”. El Capitán trasmitió al jefe del cuerpo y éste al General Sucre, que mandó hacer alto al ejército y ordenó que compareciera ante él. Me preguntó, si era exacto lo que le acababan de decir, y contestándole afirmativamente le dije: “antes de sentar plaza, me ocupaba en compañía de otros de Lambayeque, de introducir a Quito, tabaco por contrabando, para lo cual, muchas veces los interesados de Quito en el negocio, nos encaminaban por una senda excusada, que conozco perfectamente; y por ella se ahorraría en verdad mucho camino”. El general sucre contestó: “señor oficial, bajo palabra de honor y sujeto a su responsabilidad en caso contrario, ¿puede Ud. guiar al ejército, para llegar al Pichincha a la hora que se desea? Contesté “acepto mi general la responsabilidad y no haya cuidado”. Se me dio pues la conducción del Ejército, tomando no obstante seguridades sobre mí, porque el General Sucre era muy avisado”. – Guio Fernández bien; y como lo dice la Historia, a las 6 de la mañana coronaba el Pichincha el ejército patriota. Y repetía, vea Ud. si tengo razón para afirmar que por mí se ganó la batalla; si seguimos por el camino corriente, hubiéramos llegado a las 8 ó 9.” (sic) (Ob. Cit.: p. 105).
El destacado abogado, político, parlamentario y constituyente peruano, Dr. Javier Ortiz de Zevallos, en su libro San Martín y Torre Tagle en la Independencia del Perú, anota:
    “Para muchos, como el historiador argentino Jacinto Sixto García, al Teniente peruano Sebastián Fernández, quien también antes se había distinguido en la toma de Otuzco con la columna de Santa Cruz, se debe en gran parte la gran victoria de Pichincha, y es de justicia divulgar esa verdad, que ha sido minimizada por la historiografía tradicional” (Ob. Cit. 1982: p. 180). 

Después de una exhaustiva y paciente búsqueda hemos logrado ubicar, de entre la copiosa papelería que se custodia en el Archivo Parroquial de Lambayeque (APL), la vieja e inédita partida de bautismo del coronel lambayecano don Sebastián Fernández, héroe de las victoriosa jornada de Pichincha. Gracias a ella sabemos ahora que el susodicho coronel nació en Lambayeque el 19 de enero de 1791; por lo tanto, en éste mes, se han cumplido 227 años de su nacimiento. 

El coronel Sebastián Fernández Samudio, así su nombre completo, fue hijo natural de don Gregorio Fernández, de raza blanca, y de doña Cecilia Samudio, de casta mulata (hija de español y negra) y natural del pueblo de Lambayeque. 
A los cuatro días de nacido, el 23 de ese mismo mes y año, fue bautizado por don Casimiro Lombera, teniente de cura de la ramada o doctrina de Santa Lucía de Lambayeque, fue su madrina doña Manuela Soraluce, a quien se le advirtió “su obligación y parentesco espiritual (Archivo Parroquial de Lambayeque (APL) Libro de Bautizos Nº 19, Año 1772 – 1811, partida  Nº 1109).


Bibliografía

IZQUIERDO CASTAÑEDA, jorge Rogerio. Lambayequealbicentenario.blogspot.com/

REBAZA CUETO, Nicolás. Anales del Departamento de La Libertad en la Guerra de la Independencia. Trujillo – 1971.

ORTIZ DE ZEVALLOS. Javier. San Martín y Torre Tagle en la Independencia del Perú.  Promotores, Consultores y Asesores Andinos S. R. L. Centro de Documentación e Información Andina (CDI). Lima – 1982.

ZEVALLOS QUIÑONES, Jorge. Lambayeque en el siglo XVIII. Revista del Instituto Peruano de Investigaciones Genealógicas. Tomos: 1, 2 y 3. Lima – 1947.


Documentos

Archivo Regional de Lambayeque (ARL). PN. Pedro Pablo de Anteparas. Año 1856-1857.

Archivo Parroquial de Lambayeque (APL) Libro de Bautizos Nº 19, Año 1772 – 1811.


No hay comentarios:

Publicar un comentario