La reiterada pregunta que
siempre nos hemos hecho con respecto a la conmemoración de los primeros 100 años de la independencia del pueblo de Lambayeque, ha sido la
siguiente: ¿De qué manera celebró la ciudad de Lambayeque el primer Centenario de tan magno
acontecimiento?
Felizmente la respuesta
la hemos encontrado en algunos viejos, empolvados y amarillentos periódicos de
la época, como el Diario, de la tarde, “El Bien Agrícola” de Chiclayo, El
Diario “El País” de Chiclayo, la “Monografía” de Ricardo Miranda (1927), y,
especialmente, en un inédito y bien conservado “PROGRAMA” alusivo, que
contiene, precisamente, las actividades que debían de llevarse a cabo los días
26, 27, y 28 de diciembre de 1920, en la ciudad de Lambayeque con motivo de
festejar tan feliz acontecimiento. Viejo y valioso instrumento, este último,
que custodiaba, celosamente, el recordado nonagenario lambayecano, don Pedro
“Perico” Esposorio Palacios Torres, y del cual, gracias a su mistad y
gentileza, poseemos una copia fotostática.
El “Programa” fue editado
por la Imprenta “La Tarde” de Chiclayo, 3 Teniendo como fuente, de primera mano
los citados periódicos, el “Programa” y la Monografía, hagamos una breve
reconstrucción de los actos llevado a cabo durante los tres días que duraron
los festejos. Veamos.
Desde las ocho de la mañana
del 26 de diciembre de 1920, los edificios públicos, civiles y militares lucían
totalmente embanderados y muchas de sus fachadas engalanadas con guirnaldas y
cadenas de papeles de colores rojo y blanco, las calles aseadas diligentemente.
Para las 8.30 a.m. de ese
día estaba programado la recepción oficial, que en este caso se debería brindar
al presidente de la República. Lamentablemente, el presidente Augusto
Bernardino Leguía Salcedo, nuestro ilustre coterráneo, no pudo asistir a tan
importante conmemoración. Motivos de fuerza mayor impidieron, tal vez, su
esperada presencia en tan importante efeméride.
Un corresponsal, anónimo,
del Diario de la tarde “El Bien Agrícola” de Chiclayo, narraba así el hecho:
“A consecuencia del fracaso sufrido respeto
a la ansiada llegada del Presidente de la República Sr, Augusto B. Leguía, el
programa preparado de antemano tuvo que sufrir algunas modificaciones
sustanciales que han motivado el poco atractivo con que se han realizado las
fiestas centenarias de Lambayeque.
La noticia de que ya no
llegaba el Presidente causo gran desaliento en las masas populares, y de aquí
se explica la disminución del entusiasmo, no obstante la gran afluencia de
gente con que se ha visto invadida esta histórica ciudad en la fecha más grande
de su historia” (sic) (“Bien Agrícola”, 1920: 2).
Augusto Bernardino Leguía
Salcedo
Sin embargo, desde las 8 a.m. del día 26, la ciudad de Lambayeque mostraba un ambiente festivo, cívico - patriótico, con el embanderamiento general de las viviendas de la población y el izamiento a toda asta del pabellón nacional en los principales edificios públicos como la “casa presidencial”, debidamente acondicionada, la Municipalidad, la subprefectura, los edificios militares como la Comandancia General, Estado Mayor, Cuarteles y la Intendencia de Guerra.
Sospechamos que la denominada “casa presidencial”, no era otra que la casa de la familia Salcedo en Lambayeque. Casona ubicada en la antigua calle “Real de Mercaderes”, hoy “8 de Octubre”, justo a espaldas de la iglesia parroquial San Pedro de esta ciudad. En está "casa grande", como antaño la motejarán, vivía doña Laura Mariana Pastor viuda de Salcedo. Doña Laura había estado casada con don Bernardino Salcedo y Taforó, su tío carnal, fallecido en 1916. Debemos recordar que en esta casa se firmó el acta de la independencia de Lambayeque, la memorable noche del 27 de diciembre de 1820.
La desaparecida Casa
Salcedo en Lambayeque (Brüning. 1911)
A esa misma hora (8 a.m.)
la banda “Elías Aguirre” de Ferreñafe (por aquel entonces distrito de
Lambayeque) recorrió las principales calles y jirones de la ciudad despertando
el entusiasmo de los vecinos. De paso, la pequeña ciudad se vio completamente
atiborrada de gentes de Chiclayo y Ferreñafe, que habían acudido a las
festividades en trenes extras de la Empresa del Ferrocarril de Eten, Estas
locomotoras habían corrido todas las horas del día con rebajas en los pasajes.
Al promediar las 5 p.m.,
de ese día, se dio inicio a la solemne apertura de la Exposición de productos
del departamento.
En horas de la noche. las
tropas de la guarnición del Regimiento N° 1. irrumpieron por las calles y
plazas de la ciudad portando significativas antorchas y entonando canticos
militares, siendo efusivamente aplaudidos por el público.
Terminado el paseo de
antorchas se dio inicio, a las 9 p.m., a la gran “Velada Literario Musical” en
el antiguo y remodelado teatro de esta ciudad. Programa preparado por
distinguidos personajes de la sociedad lambayecana.
El anónimo corresponsal
del Diario “El Bien Agrícola”, refiriéndose a este acto, escribe:
“Todas las señoritas y caballeros que
tomaron parte en la citada actuación, merecieron la ovación del numerosísimo
público concurrente, pues cada cual supo distinguirse en la parte que el
programa le señalaba” (Ibid.).
Para finalizar el
ajetreado día, a las 12 p.m. en punto se quemaron “los grandiosos Fuegos
Artificiales”.
El día 27, La ciudad de
Lambayeque amaneció, nuevamente, completamente embanderada.
A las 7 a.m., de ese día,
el Buque de la Marina de Guerra del Perú, Crucero “Almirante Miguel Grau”,
atracaba en la bahía de Pimentel.
BAP. Almirante Miguel Grau (1906).
A las 7.30 a.m., desembarcaba, en el muelle del puerto del mismo nombre, el ministro de Guerra, general E.P. Antonio Castro y Arellano, militar que en reemplazo del gobierno central presidiría los actos. Éste venía acompañado del ministro de Marina, el contralmirante Juan Manuel Ontaneda. General Antonio Castro y Arellano Contralmirante Juan Manuel Ontaneda.
En su viaje a Lambayeque hicieron una parada en Chiclayo:
“…donde un gentío inmenso los vitoreo en
la estación, habiéndoles dirigido las palabras de bienvenida el señor Eugenio
W. Ibáñez, a la sazón, Teniente Alcalde de Chiclayo. De la estación los
ministros y sus acompañantes se dirigieron al Club Unión y Recreo”, donde se
les ofreció, por el señor José Francisco Cabrera, una Champañada. Este señor
les dirigió la palabra, saludándolos a nombre de Chiclayo” (sic) (Miranda
Romero, 1927: 104).
Arribo de la comitiva oficial a la ciudad de Chiclayo. De izquierda a derecha: Sr. Moisés Escurra, prefecto del Departamento; contralmirante Juan Manuel Ontaneda, ministro de Marina; general E.P. Antonio Castro y Arellano, ministro de Guerra.
Concluidos los agasajos,
la comitiva, venida de Lima, y una enorme muchedumbre se condujeron a la
estación del Ferrocarril, para proseguir su rumbo a Lambayeque.
Al promediar el mediodía,
la locomotora anunció la llegada de la comitiva oficial a la estación del
ferrocarril de Lambayeque. Las tropas de la guarnición acantonada en esta
ciudad, que se encontraban bien uniformadas y en correcta formación en la plaza De La Independencia, detonaron salvas de artillería al arribo de la comitiva a
dicha estación que, dicho sea de paso, se encontraba completamente invadida de
gentes venidas de todas partes del departamento. Inmediatamente después, el
alcalde de la ciudad Sr. Miguel Baca Matos “en correcto y expresivo
discurso, dio la bienvenida a los distinguidos huéspedes, discurso que fue muy
aplaudido, y contestado por el Sr, Ministro de Guerra” (sic) (“El Bien
Agrícola”, 1920: 2).
Debido a lo avanzado de
la hora, el ministro de Guerra pasó una rápida y breve revista a las tropas
que, como hemos visto, se encontraban en plena formación en la plaza de la
Independencia. En lo que respecta al desfile de honor estipulado en el
“Programa” para las 3,30 p.m. del día anterior, ósea el 26 y postergado para el
día 27, éste se canceló por la premura del tiempo. Esta es una muestra de las
variaciones que sufrió el “Programa” en dichas actividades.
Seguidamente se efectuó
el ingreso a la población, con dirección a la iglesia parroquial de San Pedro.
La entrada a la ciudad se convirtió: “en interminable desfile precedido por
los Ministros, los representantes parlamentarios, nacionales y regionales, las
instituciones todas de Chiclayo y Lambayeque, todo el cuerpo de la Región
Militar del Norte y el pueblo que exteriorizaba su entusiasmo en vítores al
nombre del Presidente Leguía, al Ministro de Gobierno y a las notables
personalidades que en representación de los Poderes Ejecutivo y Legislativo
visitaban la ciudad” (sic) (Miranda Romero, 1927: 104).
En el templo, elegantemente adornado para la ocasión, los visitantes fueron recibidos por el párroco Aurelio Delgado, acompañado de los presbíteros Sencie, Vílchez, Ortega y Ríos. Finalizado el acto protocolar se procedió a la ceremonia religiosa con Panegírico y Te Déum, que, como era de esperarse, fue muy concurrido. En esta ocasión, desde el púlpito, el párroco dio lectura a un breve y significativo discurso. Al respecto, Miranda Romero, escribe; “Al terminar la ceremonia religiosa, numerosas señoritas recorrieron la iglesia solicitando u patriótico óbolo a cambio de artísticos discos de plata, que llevaban esta inscripción: Primer Centenario de la Independencia de Lambayeque - 1820 – 1920.” (Ob. Cit. 1927: 104).
Nave principal del templo
lambayecano abarrotado de gente. Se puede observar al párroco Aurelio Delgado
dirigiendo su breve discurso desde el púlpito.
Terminada la ceremonia litúrgica, los ministros y su comitiva se dirigieron a la denominada casa presidencial, llamada así porque, no cabe duda, había sido especialmente acondicionada para recibir al presidente Leguía. En esta casa, la anfitriona doña Laura Mariana Pastor viuda de Salcedo, se esmeró en brindar todas las atenciones a los representantes del ejecutivo.
Poco después, la comitiva
en pleno se dirigió al local del hoy centenario Casino Civil Militar, ubicado
al lado sur de la plaza principal. En sus instalaciones la Comisión de las
fiestas del Centenario, presidida por el burgomaestre lambayecano Sr. Miguel
Baca Matos, ofreció una “Champañada” y un apetitoso almuerzo a los distinguidos
visitantes.
En esa ocasión hicieron uso de la palabra el Sr, Miguel Baca Matos, alcalde de la ciudad; el ministro de guerra, general Antonio Castro. el Dr. Placido Jiménez y los señores José Francisco Cabrera, alcalde de Chiclayo, y Manuel Antonio Mesones Muro, en representación de Ferreñafe. Los oradores arrancaron sonoros aplausos de parte del público que se había dado cita en el mencionado evento social.
A las 4 p.m. se dio inicio a la sesión solemne en la sede del municipio. Se entonó el Himno Nacional, a cargo de un coro de niños de la localidad y se leyó el acta de la independencia de Lambayeque (27 de diciembre de 1820). El discurso de orden estuvo a cargo del alcalde la ciudad Sr. Miguel Baca Matos. Seguidamente el secretario del concejo municipal dio lectura al mensaje, vía telégrafo, que el presidente de la República hacia a la generosa y benemérita ciudad con motivo de la conmemoración del Centenario de su independencia del anacrónico régimen peninsular.
El mensaje, a la letra,
decía:
“Señor Presidente de la Comisión del Centenario – Lambayeque. Con el mayor fervor os acompaño en la fecha que perpetúa la más heroica y fecunda acción del patriotismo. Inconvenientes que austero deber aconseja no vencer me impide trasladarme al lado de mis comprovincianos en estos momentos de puro regocijo, pero los acompaño en espíritu y les envío todo mi afecto con la efusión que despierta el amor al suelo natal, esa porción singularmente querida de la Patria con cuyo recuerdo me siento hoy rejuvenecido y gozoso sintiendo no poder compartir personalmente las patrióticas alegrías de los lambayecanos entre quienes tengo el orgullo de contarme. He delegado en los señores Ministros de Guerra y Marina la representación suprema del Gobierno en los actos conmemorativos del Centenario. Quiera Ud. trasmitir estas expresiones a las autoridades y al vecindario de Lambayeque y recibir con ellos el saludo cordial que les mando en este gran día de imperecederos recuerdos. Leguía.” (sic) (Miranda Romero, 1927: 105).
Terminada la sesión solemne, la comitiva oficial presidida por el ministro de guerra, general Antonio Castro y Arellano, asistió a la Procesión Cívica, preparada para la ocasión. En una de las arterias de la plaza de armas se exhibía la cuna en que se meció al presidente de la República don Augusto B. Leguía.
La famosa cuna exhibida
en la Plaza de Armas de Lambayeque
Hubo desfile de carros
alegóricos por las principales calles de la ciudad, y un vistoso desfile
militar cerró la tarde. El autor anónimo del Diario “El Bien Agrícola” de
Chiclayo, escribe:
“A las 6 de la tarde, desfilaron por la
ciudad tres carros en procesión cívica: el de Lambayeque, el de Motupe y el de
San José, siendo este último el premiado”.
Empero, en el “Programa”,
elaborado por la Comisión de Fiestas del Centenario, se menciona lo siguiente:
“Gran Desfile Cívico que partirá de la
“Plaza de la Independencia” en la siguiente forma:
Carro de la Independencia ofrecido por el
Municipio de Lambayeque. - Carro de Chiclayo ofrecido por la Municipalidad de
Chiclayo – Carro de la Instrucción ofrecido por los Colegios de la localidad –
Carro Militar ofrecido por las tropas de la guarnición – Carro ofrecido por el
Comité Patriótico “LAMBAYEQUE” – Carros ofrecidos por los distritos de la
Provincia”.
Como podemos apreciar, no
existe relación alguna en cuanto a lo que aparece en la nota periodística
publicada en el “El Bien Agrícola” de Chiclayo, y de lo que se supone debería
llevarse a cabo, tal y como lo dictaba el “Programa” elaborado en Lambayeque.
Sin duda, todo esto se
debió, como ya lo hemos manifestado anteriormente, a los repentinos cambios que
se hicieron en el “Programa”, toda vez que ya se tenía conocimiento, aunque no
oportunamente, qué el presidente de la República no asistiría a los actos
conmemorativos.
Lo que sí parece ser
cierto es que Chiclayo no se hizo presente con su voceado carro alegórico. Al
respecto, en el artículo aparecido en el Diario “El País” de Chiclayo, el 27
de
diciembre de 1820, bajo el título “El Centenario en el ridículo”, su anónimo
autor, entre otras cosas, anota:
“¿La joven ciudad de Chiclayo ha hecho
algo por la celebración del Centenario glorioso de Lambayeque teniendo la
suerte de ser la capital del Departamento? No, nada absolutamente nada ha hecho
por su hermana mayor, esa hermana a quien le debe el ser que tiene, el rango
que disfruta hoy. Quizás, si Lambayeque fuese una sección territorial de
Siberia, hubiese Chiclayo hecho algo por la ciudad Generosa y Benemérita, pero
desgraciadamente ¡que sarcasmo! Es la provincia hermana que puso a disposición
de la Patria, un siglo atrás, la vida preciosa de sus hijos, todos sus
intereses por la santa libertad, la que dio el mérito y valor a la hermana que
hoy es su capital, para que, en su centenario glorioso, que es de todo el
Departamento, la dejen sola, sin merecer por mera cortesía, una mirada de
desinteresada simpatía. ¡Triste condición de Lambayeque!
…………………….
Solamente la colonia
italiana ha hecho un generoso obsequio en honor de Lambayeque, los
cajamarquinos una corona de bronce, los monsefuanos una rama de laurel (en
bronce) ¿y la muy modesta Chiclayo? Solo una placa de bronce. ¡Oh! Chiclayo
hecho la casa por la ventana con su placa de bronce y el carro alegórico conque
diz (sic) tomará parte hoy en el Centenario ¡Cuánto derroche!”
Dejemos, por el momento,
los diversos, polémicos y duros comentarios, amén de las sanas críticas de
algunos de los corresponsales venidos a la ciudad prócer de Lambayeque, con el
único objeto de cumplir con su tarea informativa. Aunque, en honor a la verdad,
algo de razón tenían.
Habrá ocasión, si la
rueda del tiempo avaro nos lo permite, de analizar, sin apasionamientos de
ninguna índole (menos aún, sin sesgos de ninguna clase, y, más aún, sin tratar
de herir susceptibilidades), los artículos publicados en los medios de
información escrita de esa época.
Sin embargo, la pluma se
torna, en algunas ocasiones, sumamente frágil, diríamos, muy ligera. De ahí que
nos hemos permitido extraer los dos últimos párrafos de los artículos
publicados tanto en el Diario “El País”, con el tirulo de “El Centenario en el
Ridículo”, como en el “El Bien Agrícola”, bajo el título de “Las fiestas del
Centenario. Lambayeque”. Ambos, como lo hemos manifestado líneas arriba, de
autores anónimos. Y también, ambos periódicos, opositores, en su momento, al
gobierno presidido por el presidente Augusto B. Leguía Salcedo. Veamos:
“Generosa y Benemérita Lambayeque: el
ridículo que sufres hoy, no será tuyo, sino de todo este ingrato Departamento,
que formaste con tus propios hijos cien años atrás”. (“El País”, 1920: 2).
Por su parte el reportero
del Diario “El Bien Agrícola”, anota:
“Si es cierto que se ha notado gran
entusiasmo por parte del pueblo, ha habido mucho que censurar, que no
narraremos porque ello está en el convencimiento de todos los que han asistido
a las fiestas del Centenario” (“El Bien Agrícola”. 1920: 4).
No obstante, todo lo
dicho, y a pesar de no haber asistido el presidente Leguía y, más aún, cuando
algunos otros lugares la provincia de Lambayeque y del departamento en general,
no estuvieron a la altura de las circunstancias, repetimos: aún a pesar de todo
ello, las fiestas sociales, los banquetes y las recepciones, continuaron en la
generosa y benemérita ciudad.
Una vez terminada la
procesión de los “contados” carros alegóricos por las principales arterias de
la ciudad, se dio inicio al festival de bandas de músicos. La Banda del
Regimiento N°1, acantonado en esta ciudad, en la Plaza de Armas “27 de
Diciembre” y las bandas populares en la Plaza "De La Independencia”.
Al promediar las 9 p.m.
(del día 27) los oficiales militares de la Región, ofrecieron un espléndido
banquete a los ministros, comitiva oficial y autoridades locales y regionales
en las instalaciones del cuartel del Regimiento N°1.
Cuartel “Leoncio Prado” en Lambayeque, sede del Regimiento N°1
A las 12 p.m. se quemaron
vistosos Fuegos Artificiales en el perímetro de la Plaza de Armas de Lambayeque.
Terminado el ágape,
ofrecido por los oficiales del ejército, que duro aproximadamente dos horas, se
improvisó, ya que no se tenía previsto, un “suntuoso baile” en el salón
principal, o de verano, del Casino Civil Militar. La fiesta se prolongó hasta
promediar las 3.30 a.m. del día 28. Poco después los ministros de Guerra y
Marina, se alojaron en la casa de doña Laura Pastor viuda de Salcedo.
Casino Civil Militar de
Lambayeque, 1920
El día 28, gran almuerzo de despedida a los distinguidos visitantes, ofrecido por el diputado nacional Sr. Enrique Baca Matos, en las instalaciones del Casino Civil Militar. Nuevamente se hicieron presentes, en las plazas y calles principales de la ciudad numeroso grupo de gentes, y las bandas populares continuaron con su festival.
A las 4 y media de la tarde, los representantes del gobierno tomaron el tren, siendo acompañados a la estación de Lambayeque por gran número de caballeros, su destino: Chiclayo. Ciudad a la que arribaron al promediar las 5 p.m.
En la estación de La Compañía del Ferrocarril y Muelle de Pimentel, con sede en la ciudad de Chiclayo, estuvieron por espacio de breve tiempo, solamente el preciso para tomar el tren que los llevaría a Pimentel.
Antigua foto de la Estación
del ferrocarril en Pimentel
Una vez en el puerto, el
Dr. Manuel Ríos, a la sazón, alcalde del distrito de Monsefú, se acercó respetuosamente al
ministro de Guerra, general Antonio Castro y Arellano, y después de pronunciar
unas muy breves palabras puso en sus manos “un elegante bastón para que
fuese entregado al Presidente de la República. Señor Leguía, como ofrenda de la
corporación municipal de dicho distrito” (sic) (Miranda
Romero, 1927: 105).
Inmediatamente después, la comitiva abordó la lancha que los conduciría al Buque de la Marina de Guerra del Perú “Almirante Miguel Grau”, con destino a la ciudad de Trujillo.
La comitiva oficial,
presidida por el ministro de Guerra, general Antonio Castro, a bordo de la
lancha que los conducirá al Buque “Almirante Miguel Grau”, surto en la bahía
del puerto de Pimentel, con destino a la ciudad de Trujillo (“Variedades”.
Enero, 1921).
El día 28, las
actividades se cumplieron tal y como estaba previsto en el “Programa”. Así
tenemos que a las 9 a.m. se dio inicio al Gan Concurso de Tiro al Blanco, según
programa especial. Se premió al Club vencedor y a los mejores tiradores.
A las 3 p.m. Se organizaron
fiestas populares y una gynkana (gincana o yincana) militar, donde efectivos
del ejército mostraron su destreza, ingenio y habilidades para deleite del
público asistente. El acto se realizó en la “Pampa del Club de Tiro”.
A las 8 p.m. Paseo de
antorchas por las principales arterias de la ciudad y un festival musical a
cargo de la Banda de músicos del Regimiento N° 1 y las bandas populares, en la
Plaza de Armas “27 de Diciembre”.
A las 12 p. m. Fin de
fiesta con la quema de “Grandes Fuegos Artificiales”.
Bibliografía
MIRANDA ROMERO, Ricardo.
Monografía General del Departamento de Lambayeque. T Diario “El Bien Agrícola”.
Chiclayo 27 de diciembre de 1920.
Periódicos y Programa
Diario “El País”,
Chiclayo 27 de diciembre de 1920 (Propiedad del autor).
Diario, de la tarde, “El
Bien Agrícola” de Chiclayo. 27 de diciembre de 1920 (Propiedad del autor).
PROGRAMA. Para la
celebración de las Fiestas del Centenario de Primer Grito de Independencia 1820
- 1920. Imprenta La Tarde – Chiclayo. Talleres Tipográficos El Tiempo, Chiclayo
1920 (Propiedad del autor).
Fotografía
Antiguas Fotos de
Chiclayo.
Colección: Miguel Ángel
Diaz Torres
Hans Heinrich Brüning.
Revista “Variedades”.
Lima 21 de agosto de 1921.
Revista “Variedades”.
Lima 15 de enero de 1921.
Dibujo
José Carlos Bustamante Marroquín.
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