El 28 de julio de 1921,
el reducido casco urbano de la generosa y benemérita ciudad de San Pedro de
Lambayeque y, como es obvio, con menos densidad poblacional de la que hoy
ostenta, celebró los primeros 100 años de la simbólica proclamación política de
la Independencia del Perú del opresor régimen español, la mañana de 28 de julio de 1821, en la ciudad de Lima.
Por aquellos años los límites de la ciudad de Lambayeque eran los siguientes: por el Norte: el nuevo y antiguo cauce del río Lambayeque con sus respectivos puentes metálicos inaugurados en 1908, con los nombres de puente “Pardo”, en honor al presidente, en funciones por aquella época, don José Pardo y Barreda, y puente “León”, en atención a las cualidades morales del empresario y político lambayecano don Augusto F. León Paredes.
Debemos agregar que el puente “León”, se construyó sobre la antigua y hasta hoy operativa acequia “San José”, y el puente “Pardo” se construyó justo al ingreso, de sur a norte, de la actual avenida “Augusto B. Leguía”, en la hoy denominada calle “Miguel Baca Matos".
Augusto F. León Paredes.
El puente “José Pardo”
sobre el antiguo cauce del río Lambayeque (1920).
Por el Sur: la antigua
calle “Tancún” actualmente calle “Emiliano Niño Pastor”, la vieja acequia de
Chantón, sobre cuyo cause se construyó después la hoy denominada calle “Juan
XXIII”; el campo de “Tiro al Blanco”, espacio donde hoy se levanta la
Universidad Nacional Pedro Ruiz Gallo (U.N.P.R.G.), y, por último, los “Montes
de la Virgen”, extensas dunas o médanos de arena movediza pertenecientes, en su
origen, al común de indios de Lambayeque.
Por el Este: la Estación
y terraplén del Ferrocarril y Muelle de Puerto Eten y el Hospital “Nuestra
Señora de Belén”.
Por el Oeste: la pampa de Sodac, el Cuartel Leoncio Prado, la calle “Cruz del Siglo XX” (hoy calle “Charles Sutton”).
Al Noroeste: el viejo puente de la Carramuca. Antiguo
puente que perteneciera, en su momento, a la cofradía del Santísimo Sacramento
de la iglesia parroquial San Pedro de esta ciudad. Este puente se encontraba
ubicado en la intercepción de las hoy denominadas calle “Miguel Baca Matos”
(antiguo cauce del río Lambayeque) y la calle “José Gálvez” (antaño conocida
como calle "del puente" o calle del “puente viejo”.
El puente viejo de la
Carramuca a principios del siglo XX.
Cuartel Leoncio Prado, inaugurado en 1916.
Ese era, en apretada
síntesis, el perímetro urbano que abarcaba la ciudad de Lambayeque al momento
de celebrar el primer Centenario de la jura de la Independencia del Perú (28/7/1821–
28/7/1921).
Una ciudad, de poco más de 4,000 habitantes, que todavía mostraba
su antiguo esplendor. Ese viejo lustre se encontraba reflejado en su antigua e
inconclusa iglesia matriz, de una sola torre campanario; sus capillas
doctrinales o ramadas, y en sus viejas casonas solariegas de sobrias y
singulares fachadas.
Mansiones señoriales
dotadas de recios portones y postigos de ingreso, zaguanes con arcos de medio
punto, amplios patios empedrados, solidos ambientes decorados con logradas
pinturas murales al temple o, en su defecto, forrados con fino papel importado
de Francia o Italia. Antiguos inmuebles equipados de largos balcones abiertos
de cajón corrido, de techos artesonados con fina madera de cedro de Nicaragua,
de ventanas exquisitamente elaboradas en fierro forjado, de balconcitos con sus
balaustres de madera o fierro, etc., etc.
La antigua calle de “San Roque”, hoy “2 de Mayo” a principios el siglo XX.
La antigua casa solariega
de los Iturregui en Lambayeque, demolida en 1928 (Brüning
Las antiguas capillas
doctrinales o ramadas
Carlos J. Bachmann, en su Monografía aparecida en 1921, nos dice que una de las casas que mostraba, aún, su “magnificencia de antaño” en esta ciudad, lo constituía la casa de don Bernardino Salcedo, ubicada en la antigua calle “Real de Mercaderes” hoy “8 de Octubre”. Bachmann escribe: “Tiene amplio patio y está bien conservada. En el patio, hacia la derecha, se ve un viejo y hermoso tamarindo, cuyo tronco revela su ancianidad, y cuyo follaje da sombra envidiable que provoca aprovecharla” (Ob. Cit., 1921: 318)
De lo que a todas luces
no estaba enterado Bachmann, es de que, en uno de los amplios salones de esta
mansión señorial, el cabildo en pleno de Lambayeque declaró la independencia
absoluta del poder español, la memorable noche del 27 de diciembre de 1820.
Lamentablemente, está histórica casa fue demolida, “por la piqueta del
progreso”, en 1962.
“En el mismo Jirón -
continua Bachmann - queda otra casa colonial, propiedad de la señora Águeda
Leguía de Cúneo, hermana del ministro de gobierno, doctor German Leguía y
Martínez. Es de altos; sus balcones y ventanas ostentan verjas de fierro de
primoroso trabajo” (Ibid.).
Sin imaginarlo también, Bachmann hacía una descripción muy sucinta de la casa virreinal que ocupara, 100 años atrás, el síndico procurador del cabildo de Lambayeque Dr. Mariano Quesada y Valiente. Sí, aquella en que el pueblo bajo o llano de Lambayeque juró su independencia del anacrónico régimen peninsular, la madrugada del 31 de diciembre de 1820. En la actualidad, esta histórica casa también ha desaparecido, fue derruida, sin motivo aparente, en 2014.
Constituye una verdadera
lástima el que no se conserven fotografías de algunos de los acontecimientos
más importantes acaecidos en esta ciudad en los primeros años del siglo XX.
Sin embargo, contamos con la copia de un artículo aparecido el 21 de agosto de
1921, en la revista limeña “Variedades” (copia proporcionada por mi dilecto
amigo el bibliófilo y bibliógrafo chiclayano Miguel Ángel Díaz Torres), en él
se insertan algunas vistas y se detalla, muy brevemente, las actividades
realizadas en esta generosa y benemérita ciudad con motivo de conmemorarse el primer
centenario de la Independencia del Perú. Por su lectura sabemos, hoy, que el
día central, el 28 de julio de 1920:
“…hubo parada militar y los colegios y
otros centros de educación desfilaron en perfecto orden por las calles de la
ciudad recibiendo los aplausos del público; además una serie de diversas
actuaciones”.
Desfile militar en Lambayeque (1929). Se puede observar, al extremo derecho, el frontis del antiguo cabildo lambayecano.
Desde uno de los balcones del Casino Civil Militar de Lambayeque, hizo uso de la palabra el mayor Zarate, en representación Regimiento N. 1 acantonado en esta ciudad. Posteriormente, tanto civiles como militares desfilaron por las principales calles de la ciudad precedidos por un “cuadro vivo” alusivo al magno acontecimiento.
El mayor Zarate dando lectura a su alocución patriótica desde uno de los balcones del Casino Civil Militar.
El multitudinario desfile
cívico - militar hace su paso por la calle “8 de Octubre” de Lambayeque.
precedido por un cuadro vivo, la mañana del 28 de julio de 1920.
Ahora bien. El primer
Centenario de la ruptura con el anacrónico régimen peninsular, trajo consigo la
aparición, reconstrucción y consiguiente inauguración de dos obras
conmemorativas, realizadas en igual número de espacios públicos con que contaba
la ciudad de Lambayeque.
En primer término: la
construcción de la “Plaza de la Independencia”, erróneamente conocida hoy como
parque “Pascual Saco Oliveros”. Algunos meses atrás, de tan importantes
efemérides, el señor Gamarra Castañeda, subprefecto de la provincia, había
nombrado un comité, ad hoc, que trabajaría en la adecuación del espacio.
El comité fue apoyado por
el Club Sport “Pascual Saco” y por familias lambayecanas comprometidas, desde
un principio, con el proyecto. Su principal tarea:
“La distribución de los sardineles o posas,
donde, previó sembrío, había de formarse el jardín en los distintos
compartimientos. Esta Plaza fue adornada con particular esmero, por tratarse de
los Héroes y estar dedicada a ellos” (Menéndez Rúa, 1935: 207).
Posteriormente, con
ocasión de celebrarse el primer Centenario de la Independencia del Perú
(28/7/1821 – 28/7/1921) se construyó, al centro de dicha plaza, un sobrio y
elegante pedestal levantado sobre tres gradas de piedra granito, y en su
cúspide se colocó una lograda e imponente escultura de bronce, de tamaño
natural, que representa al prócer de la independencia de Lambayeque, coronel
don Pascual Saco Oliveros. agente primordial de la rendición realista en esta
ciudad. Al ilustre prócer lambayecano se le muestra de pie, vistiendo uniforme
militar, con charreteras y botas de montar, portando entre sus manos una espada
de caballería envainada. En las cuatro esquinas de la plaza, igual número de
bustos de bronce dedicados a los próceres lambayecanos Juan Manuel Aniceto
Iturregui Aguilarte, José Rivadeneira y Tejada, José Ignacio Iturregui
Aguilarte y José Leguía y Meléndez.
Busto de bronce de don
José Rivadeneira y Tejada (Archivo del autor).
Tanto la estatua de bronce del coronel Pascual Saco Oliveros, como los cuatro bustos, elaborados también en bronce, de los patriotas lambayecanos antes mencionados, fueron realizados por uno de los más destacados exponentes de la primera generación de escultores peruanos de las dos primeras décadas del siglo XX, el artista plástico chalaco (natural del Callao) don David Lozano Lobatón. (1885 – 1936), en su taller de Barrios Altos en la ciudad de Lima.
David Lozano Lobatón
(Colección: Miguel Ángel Diaz Torres).
En lo que respecta al busto, esculpido en bronce, de José Ignacio Iturregui Aguilarte, que adorna una de las cuatro esquinas de esta plaza, ha surgido recientemente un interesante debate en torno a si verdaderamente es la imagen de Iturregui o se trataría de la imagen del ferreñafano coronel Baltazar Muro de Rojas y Sandoval, activo colaborador de la independencia de Lambayeque.
La fotografía de Muro de Rojas y Sandoval, exhumada hace poco tiempo atrás por sus más cercanos descendientes, tiene un gran parecido con el busto que se supone se trataría del coronel Iturregui. Es más, la estampilla aparecida en 1921, con el supuesto retrato de Iturregui, también lo deja entrever.
De ser así, no nos imaginamos tremendo error. Máxime, si sabemos que a la cabeza del ministerio de Gobierno, de aquella época, se encontraba el ilustre historiador lambayecano Germán Leguía y Martínez, inquieto promotor de la construcción de la Plaza de la “Independencia” en esta ciudad prócer. No cabe duda, que sobre este particular caso habrá que seguir investigando.
Estampilla
con el supuesto retrato de José Ignacio Iturregui Aguilarte.
Busto
de José Ignacio Iturregui Aguilarte.
Ahora bien. Como lo hemos manifestad
anteriormente, recién el 28 de julio de 1921 se inauguró solemnemente la
flamante "Plaza de la Independencia”.
“Hechos los preparativos de rúbrica, y
reunidas las gentes, - que resultaron muchedumbres – se dio comienzo a la
ceremonia por la Estatua de Pascual Saco. El Sr. Prefecto de entonces, plecaro
hijo de esta Ciudad, Dn. Moisés Escurra, descorrió el velo que cubría al héroe.
Los de los bustos, fueron descubiertos por miembros de familia más o menos
allegados, como eran las Señoritas: Baca Iturregui, Elena Cúneo Leguía, y
Victoria Rivadeneira. Apadrinaron tan impresionante ceremonia el Sr. Juan Aita
y la Sra. de Echandía, en representación del Augusto Presidente de la República
y de la Sra. Francisca Iturregui de Leguía y Martínez. Asistieron el Regimiento
de Infantería No 1 y el de Zapadores No 1. La Banda tocó el Himno Nacional y se
hicieron nutridas y prolongadas salvas” (sic) (Menéndez Rúa, 1935: 208).
Prefecto del departamento
Sr. Moisés Escurra, natural de Lambayeque.
Autoridades asistentes a
la inauguración de la Plaza de la Independencia.
En este punto,
permítasenos dar cuenta de una atrayente y vieja anécdota - que en su tiempo se
convirtió en una emotiva tradición - que se suscitó, precisamente con motivo de
la inauguración de la Plaza Independencia, el 28 de julio de 1921. El breve
relato lo recogimos de labios del odontólogo lambayecano Adalberto Zapata
Jordán, Su protagonista: la matrona lambayecana doña Basilia Escute. Doña
Basilia vivió en la casa de la familia Zapata Jordán (en la calle Huamachuco).
fue hija de don Alejo Escute y había nacido en 1807. Doña Basilia, había sido
especialmente invitada a la ceremonia de inauguración de la “Plaza
Independencia” y, por ende, a la develación de la estatua de bronce del prócer lambayecano
coronel Pascual Saco Oliveros, ubicada al centro de la misma. Se dice que al
momento de correr el velo que cubría dicha estatua, emocionada y en voz alta,
doña Basilia exclamó: ¡adioo! ¡igualito a mi pascualito!!
No era para menos, ya que
doña Basilia contaba con 13 años de edad al momento de declarar y proclamar
esta ciudad su independencia del poder español. Por lo tanto, había llegado a
conocer, y muy de cerca, al mismo Pascual Saco Oliveros, a los hermanos don
Juan Manuel y José Ignacio Iturregui Aguilarte, a los hermanos Leguía y a don
José María Lastres y Martínez de Tejada. En fin, también daba cuenta detallada
de todos los que tuvieron activa y decisiva participación en tan memorable
jornada.
No cabe duda que doña
Basilia narrara también, y con lujo de detalles, los fatídicos efectos causados
por los copiosos aguaceros y catastróficas inundaciones que asolaron
notablemente su tierra natal a lo largo del siglo XIX (1828, 1871, 1878 y
1895). En el ocaso de su vida, doña Basilia, se convirtió en acérrima adepta al
gobierno del presidente don Augusto Bernardino Leguía Salcedo, su “paisano y
“amigo” como ella misma decía.
Prosigamos. En segundo
término: se remodeló también la antigua plaza mayor o plaza principal de está
prócer ciudad. Veamos algunos antecedentes.
A principios del siglo
XX, se inician intentos por reconstruir la vieja plaza lambayecana que mostraba
un aspecto carente de armonía y proporcionalidad. “En septiembre de 1900, se
trazan y pavimentan sus veredas a iniciativa de un Comité de Obras Públicas
presidido por el entonces subprefecto Sr. Gamarra Castañeda. En 1913, se
colocan los postes de madera para el alumbrado a kerosén, dotados de faroles
“Auto Luz”, donados por la Empresa del Ferrocarril y Muelle de Puerto Eten.
(Izquierdo Castañeda, 2006: 5,6).
Plaza mayor de Lambayeque
1897 (Colección: Benigno León Escurra).
En una fotografía captada
por el lente fotográfico del alemán Enrique Brüning, de finales del siglo XIX,
propiedad del recordado arquitecto lambayecano Benigno León Escurra, se puede
observar claramente en medio de la plaza un alto enrejado de fierro, que
protege un frondoso jardín y una pequeña y rustica pileta con su obelisco al
centro, se observan también los ficus que bordean la plaza (plantados a
principios del siglo XX y talados a mediados del mismo siglo), y los delgados
postes de madera con sus faroles, retirados en 1962.
“El 19 de mayo de 1920,
ante “la necesidad patriótica” de conmemorar, en diciembre de ese año, el
centenario de la independencia de Lambayeque, el presidente Augusto B. Leguía
emitió un Decreto, considerando, en su primer artículo, que la plaza principal
de Lambayeque llevaría en lo sucesivo la denominación de “Plaza 27 de
Diciembre”, en clara alusión a la gloriosa fecha en que el pueblo de Lambayeque
juró ser libre de toda opresión. Firma también el instrumento el ministro de
Gobierno Dr. Germán Leguía y Martínez, su pariente y coterráneo. Un mes
después, el 20 de junio de 1920, a escasos seis meses de los festejos, se da
inicio a la reconstrucción total de la plaza, siendo alcalde el Sr. Miguel Baca
Matos. Meses antes, el 22 de septiembre de 1919, se había instalado la
“Comisión de Fiestas de Independencia de Lambayeque” presidida por el síndico
Sr. Rafael Rodrigo Delgado y compuesta por los señores Edilberto Samillán,
Roberto Barandiarán, Arístides Pita Matute y Carlos Ruiz. Para el efecto se
destinó también una partida especial denominada: “Celebración 1er. Grito de
Independencia en Lambayeque el 27 de Diciembre de 1820”, ésta ascendía a la
suma de 150.00 Libras peruanas, procedente del cobro de veredas.
Sr. Rafael Rodrigo
Delgado
Dicha comisión se encargó
de concluir los 1,200 metros de vereda que se encontraban inconclusas para ese
año, parte de este material se utilizó en el pavimentado de la plaza. Se
empedraron las arterias que circundan la plaza, y se colocaron también las
primeras doce bancas de madera en la plaza mayor, construidas por el maestro
carpintero Víctor M. Cornejo Pinto, sus estructuras de fierro se trabajaron en
la ciudad de Trujillo. Estas medían cinco y medio pies de largo, por cuatro de
ancho, dos pies ocho pulgadas de alto y dieciocho pulgadas de asiento, su costo
25.6.80. Libras peruanas” (Izquierdo Castañeda, 2006: 5, 6.).
En el Decreto,
anteriormente mencionado, emitido por el gobierno central, el 19 de mayo de
1920, y firmado por Augusto B. Leguía, en su calidad de presidente de la
República, y el Dr. Germán Leguía y Martínez, a la sazón, ministro de Gobierno,
se estipulaba que debía instaurarse en la plaza principal de Lambayeque una
placa de bronce ya que hasta ese momento carecía de ella. Sin embargo, en vez
de la citada placa se determinó, no sabemos en qué momento, se construyera una
escultura del mismo material al centro de la plaza. Y ésta no sería otra que la
lograda “Estatua de la Libertad” de Lambayeque.
El monumento que debería
ser inaugurado, conjuntamente con la remozada Plaza de Armas, el 27 de
diciembre de 1920, con motivo de las celebraciones del Centenario de la
independencia de esta ciudad, tuvo que estrenarse siete meses después, el 28 de
julio de 1921, al conmemorarse el Centenario de la independencia nacional. El
móvil: la escultura no estaba concluida para la fecha prevista.
La “Estatua de la
Libertad”, es una magnífica obra realizada en bronce y ejecutada también por el
escultor chalaco David Lozano Lobatón.
No cabe duda fue diseñada
para representar esa facultad natural de todo hombre y nación, el de la
responsabilidad de ejercer la propia libertad. Por todo esto es que así se le
concibió: desnuda, libre, voluptuosa, graciosa, coqueta, provocativa e
irreverente. Así quisieron legárnosla nuestros mayores, los Leguía.
La imponente, bella, y, a
la vez, desvergonzada escultura, erigida justo al centro de nuestra sugestiva
plaza, recuerda a quienes nos visitan que la memorable noche del 27 de
diciembre de 1820, se dio, en esta santa tierra, el primer grito de libertad e
independencia en el norte del Perú.
Esta obra de arte, que se
yergue majestuosa sobre el suelo milenario de Ñampagic, es el permanente
símbolo que rememora cuan profunda es la gratitud y reconocimiento de los
lambayecanos, de hoy, a aquellos nuestros coterráneos que contribuyeron a la
independencia de la tierra que los vio nacer y del Perú.
Han transcurrido 101 años
de habérsele retirado el velo que la cubría el día de su inauguración, y pese
al siglo transcurrido se mantiene aun mostrando, a propios y extraños, su
sempiterna e inigualable belleza.
La “Estatua de la
Libertad”, musa y orgullo de todo lambayecano se convirtió, desde el mismo
momento de su estreno, en un atractivo turístico más en esta generosa y
benemérita ciudad.
La Estatua de la Libertad, 1929 (Anales del Congreso de Irrigación Olmos Piura)
El 28 de julio de 1921,
día central de las festividades del centenario de la independencia nacional, se
inauguró la reconstruida Plaza de Armas lambayecana. Era, a la sazón, ministro
de Gobierno el Dr. Germán Leguía y Martínez.
La comisión encargada de
la supervisión de las obras estuvo conformada por las siguientes personas: Sr.
Moisés Escurra, prefecto del departamento; Sr. Miguel Baca Matos, alcalde de la
provincia de Lambayeque; Sr. Antonio Monsalve Baca, subprefecto de la
provincia; y el Sr. E. Trujillo Bravo, ingeniero adscrito a dicha comisión. Fue
bendecida solemnemente por el P. Miguel Villavicencio, párroco interino de la
iglesia de Lambayeque.
“Los obeliscos que
adornan los vértices de los cuatro ángulos de la plaza, también fueron donados
por el Gobierno del presidente Augusto B. Leguía, para la conmemoración del
centenario de la independencia de Lambayeque. “Estos pilares están realizados
en fino mármol de Carrara, de cuatro caras, iguales y convergentes, rematadas
en achatadas puntas piramidales y descansan sobre tres gradas de piedra
granito. Estos monumentos conmemorativos fueron fabricados en la ciudad de
Lima, en la casa de José María León e Hijo. Las gradas de piedra granito fueron
cinceladas por el maestro picapedrero lambayecano Sr. Manuel Urcia” (Izquierdo
Castañeda, 2006: 5,6).
Imponente obelisco de mármol de carrara en la Plaza de Armas de Lambayeque (Memo Luna, 2014).
En las cuatro caras de
los obeliscos del lado oeste de la plaza se encuentran inscritos, tal y como
manda el decreto legislativo firmado por el presidente Leguía, los nombres de
los jefes militares y civiles que efectuaron el pronunciamiento la memorable
noche del 27 de diciembre de 1820, los de los miembros del cabildo patriótico,
a cuya cabeza se encontraba don Pedro López de Vidaurre, que rubricaron esa
misma noche el acta de independencia oficial; el nombre del personaje que
facilitó su casa para tan magno acontecimiento. don Melchor Sevilla Navarrete;
el nombre del personaje (el síndico procurador don Mariano Quesada y Valiente)
que levantó el acta en que el bajo pueblo juró la independencia la madrugada
del 31 de diciembre y de los que la suscribieron, entre los que se encontraban
los alcaldes indios de las cuatro ramadas (Manuel Chiquita, Juan Huerta,
Rudecindo Teno, Manuel Conde); los nombres de los que firmaron el acta de
proclamación pública de la independencia de Lambayeque el 14 de enero de 1821;
los nombres de los que estuvieron prestos a tomar por las armas, la noche del
27 de diciembre, el local donde se guarnecía el escuadrón realista, entre los
que destacan el limeño Juan del Carmen Casos Barrionuevo y los lambayecanos
Juan Pascual Saco Oliveros y Juan Manuel Iturregui Aguilarte y, por último, los
nombres de los jóvenes y valientes voluntarios que fueron a engrosar las filas
del Ejercito Patriota, para luego cubrirse de gloria en los campos de
Pichincha, Junín y Ayacucho, entre los que destaca José María Lastres y
Martínez de Tejada.
Otra vista de la Plaza de Armas de Lambayeque, 1940. (Colección: Víctor Manuel Boggiano).
Bibliografía
Bachmann, Carlos J. Departamento
de Lambayeque Monografía Histórico Geográfica. Imprenta Torres Aguirre,
1921.
Izquierdo Castañeda,
Jorge. La Plaza de Armas de Lambayeque. Suplemento Dominical del Diario
“La Industria” de Chiclayo, 2006.
Menéndez Rúa, Ángel. Boceto
Histórico de la Iglesia de Lambayeque. Imprenta La Gaceta. 1935.
Revista “Variedades”.
Lima 21 de agosto de 1921.
Fotografía
Antiguas Fotos de
Chiclayo.
Anales del Congreso de
Irrigación Olmos Piura.
Colección: Miguel Ángel
Diaz Torres
Colección: Víctor Manuel
Boggiano.
Colección: del Autor.
Guillermo Luna Lorenzo
(Memo Luna).
Hans Hinrich Brüning.
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