Al interior de la
monumental iglesia San Pedro de Lambayeque, declarada
Patrimonio Cultural de la Nación mediante R.S. N.º-2900-72-ED, se encuentra
una lograda imagen del apóstol San Pedro, considerado, en el mundo católico,
como el “Príncipe de los Apóstoles”.
Antes que todo, y sobre el tema, debemos mencionar: que desde finales de 1890 la antigua capilla doctrinal o ramada de San Pedro, una de las cuatro con que contó el pueblo de Lambayeque, se comenzó a denominar “Capilla San Francisco de Asís”. Todo esto, a raíz del expreso pedido de las hermanas de la Orden Tercera de San Francisco de Asís de Lambayeque, fundada, el 5 de octubre de 1885, por doña María del Carmen Salcedo de Leguía, madre del presidente don Augusto B. Leguía Salcedo. (Izquierdo Castañeda, 2005: 4).
Gracias a los denodados
esfuerzos y sacrificios desplegados por esta Orden, se logró refaccionar, por
aquellos años, la ramada de San Pedro, que se encontraba, desde tiempo atrás, en
completo abandono y a su suerte debido a su mal estado de conservación, como
fatal consecuencia de la fatídica y recurrente presencia del Fenómeno de “El
Niño”, de los veranos de 1891 y 1895, al extremo que los custodios de la
antigua efigie del apóstol San Pedro, que se encontraba en esta capilla, no
tuvieron otro remedio que trasladarla a la iglesia matriz.
Por lo que, hasta el
momento, hemos podido investigar, podemos asegurar que en el templo lambayecano
no se ha dado el caso de colocar la imagen, efigie o estatua, del santo patrón
de la ciudad en el centro de la iglesia, justo encima del Sagrario o
tabernáculo. Lo que hemos descubierto es que, en el antiguo retablo mayor consumido
por un voraz incendio en 1891, se encontraba, en posición preferente, una
imagen de Nuestra Señora de la Purísima Concepción, desparecida también en el fatal
siniestro ocurrido en ese año.
En la iglesia matriz, y poco
después del traslado de la imagen de San Pedro a ésta, se construyó un pequeño
y rustico retablo de madera para el apóstol, que se encontraba justo a la
entrada del templo, en el primer tramo de la nave principal.
Lo que sabemos, según
testimonio oral de viejos lambayecanos, es que, por varios años, la señorita
Victoria Ramírez se encargó de la custodia de la efigie de San Pedro. Ella
misma se encargaba de recoger las velas que alumbraban diariamente su modesto
pedestal, y ella también le mandaba oficiar la misa en el día de su festividad,
el 29 de junio de cada año.
Allí se mantuvo la
efigie dieciochesca del apóstol hasta la década de los 40s del pasado siglo, dificultando,
con el tiempo, el tránsito al interior de la misma. A raíz de esto, la imagen
fue colocada en la hornacina del lado izquierdo del altar mayor de la iglesia,
en sustitución de una antigua talla de vestir o candelero, con corona y azucena
de plata, de la Virgen María con el Niño, hoy desaparecida.
Aquí debemos agregar: que,
hasta las primeras décadas del siglo pasado, el altar mayor, que data. Como hemos
visto, de 1899, mantenía esa disposición tradicional de colocar a la Virgen
María al lado izquierdo y a San José en el derecho, Esa colocación no es
casual, aunque no existan normas o reglas específicas en relación a esta disposición.
Una irrefutable prueba de esto lo constituye la toma fotográfica que el ilustre alemán Hans Hendrich Brüning
captara, en 1911, con motivo de una de las celebraciones de Semana Santa en esta
ciudad.
Si observamos detenidamente, con ojos escrutadores, veremos que, a todas luces, se trata de efigies de candelero o de vestir, y ambas, tal vez, de mediados del siglo XVIII. Su paulatino deterioro, a raíz de su antigüedad, y los ya vetustos ajuares con que se las vestía y adornaba, fueron, no cabe duda, los principales motivos para que se las sustituyera.
Vista en detalle de la imagen de vestir o
candelero de San José con el Niño, hoy desaparecida, que se encontraba en el
lado derecho del altar mayor de la iglesia hasta promediar la década de los 50s
del pasado siglo. (Brüning, 1911). La efigie fue sustituida por una imagen contemporánea de Santo Domingo de Guzmán.
Como hemos visto
anteriormente, la talla del apóstol San Pedro, patrono de la ciudad, ocupó el
lugar de la Virgen María con el Niño y la imagen de Santo Domingo de Guzmán el
del Patriarca San José con el Niño.
En lo que respecta a la
imagen contemporánea de Santo Domingo de Guzmán (realizada en yeso policromado,
de tamaño natural y ojos de vidrio), demás esta decir que su ubicación en el
altar mayor fue promovida y ejecutada por los frailes dominicos, asentados en
nuestra ciudad desde 1923.
Ahora las cosas han vuelto a su disposición tradicional, aunque, repetimos, no existe ninguna regla imperativa al respecto. Sin embargo, buen número de templos católicos presentan este arreglo en su altar mayor o principal.
Por la década de los 60s
del pasado siglo se fundó la “Hermandad de San Pedro” o "El Apostolado de
San Pedro". institución que actualmente se encarga de su custodia,
mantenimiento y festividades.
En la actualidad la efigie, del Patrono de la iglesia y de nuestra ciudad, se encuentra colocada, temporalmente, en la hornacina principal del recientemente restaurado retablo, de estilo neoclásico, del Señor de la Columna y San Pedro Arrepentido, ubicado en la nave de la epístola de la monumental iglesia lambayecana.
La efigie del apóstol San Pedro, colocada, temporalmente, en la hornacina principal del retablo del Señor de la Columna. Iglesia San Pedro de Lambayeque (Memo Luna, 2021).
En
torno a la efigie del apóstol San Pedro
Patrono
de la ciudad de Lambayeque
No contamos, hasta el
momento, con suficientes datos en torno al proceso vital de esta magnífica
escultura. Lamentablemente, como sucede con casi la totalidad de antiguas
esculturas en este templo, no nos es posible dar con el nombre del artífice de
muchas de estas singulares tallas. Esto obedece, sobre todo, a la nula o escasa
papelería afín (libros de fábrica o conciertos de obra), en los archivos
públicos y eclesiásticos de nuestra región.
Sin embargo, hace algún
tiempo atrás tuvimos la suerte de exhumar, de entre la copiosa papelería que se
conserva en el Archivo Regional de Lambayeque (ARL), un inédito e interesante
dato inserto en una de las cláusulas del testamento que, ante el notario de
cabildo y público don Francisco Lino de Herrera, otorgara don Juan Niño de
Figueroa, en 1720. Niño de Figueroa era oriundo de la villa de Santiago de
Miraflores de Saña, con residencia en el pueblo de Lambayeque. Su oficio: Maestro
de Carpintería, y, a la vez, alférez de milicias disciplinadas.
La citada cláusula, a la
letra reza:
“Ítem. - es mi voluntad que la efigie
del glorioso Señor San Pedro que tengo en mi casa con su bestuario y silla y
veinte masetas curiosas que tengo en mi poder se entreguen al mayordomo de la
cofradía del glorioso santo de este pueblo de Lambayeque, por tenérselo donado
mucho tiempo a, y haverlo hecho a mi propia costa para este fin”. (sic)
(ARL. Lino de Herrera 1720 – 21. Legajo N° 03).
No estamos del todo
seguros en cuanto a si esta imagen, costeada hace tres siglos atrás por don
Juan Niño de Figueroa, corresponde a la que actualmente se encuentra en la
iglesia lambayecana. Nosotros no podemos afirmarlo, constituiría un vano
intento. Esta es una tarea, una delicada labor, que deben resolver expertos en
el tema. Lo que resulta curioso es que no hemos encontrado, hasta el momento,
una vieja cofradía bajo esta advocación en la iglesia lambayecana, tal y
conforme lo manifiesta don Juan Niño de Figueroa en el instrumento de su última
voluntad.
Se trata de una talla
barroca, de vestir y articulada, realizada en madera y policromada, con ojos de
vidrio. El “príncipe de los apóstoles”, aparece observando de frente y en
posición sedente (entronizado). Se le representa no como apóstol sino como
Papa, por sus vestiduras. Su rostro es serio y hierático, con bigote, barba
corta y rizada. Lleva tiara papal, sobre la cabeza calva, y en ocasiones solemnes
viste una rica capa púrpura y estola. Sustenta en su mano derecha dos llaves de
plata, que es el atributo más habitual del santo y que simboliza el poder que
le concedió el Supremo Varón, y en la mano izquierda un pescado también de plata.
Debemos agregar: que en
un inventario realizado el 16 de junio de 1902, en la parroquia de Lambayeque,
se registran los objetos de plata que, por aquella época, pertenecían a dicha
imagen. Así tenemos:
“Una tiara de plata con dos piezas
colgantes, también de plata. Un pescado de plata. Seis canutos de plata. Dos
perillas de plata. Una paloma de plata. Dos llaves de plata. Al margen se puede
leer: Lo enmendado, corona y báculo = vale = (sic) (Archivo Parroquial de
Lambayeque (APL).
Bibliografía
IZQUIERDO CASTAÑEDA,
Jorge. La Ramada de San Pedro en Lambayeque. Informe histórico.
Suplemento Dominical del Diario “La Industria” de Chiclayo. 2005.
Documentos
Archivo Regional de Lambayeque (ARL)
Testamento de don Juan
Niño de Figueroa. Escribano: Lino de Herrera. Protocolo:
1720 – 21. Legajo No 03).
Archivo Parroquial de
Lambayeque (APL)
Inventario. Parroquia San
Pedro de Lambayeque. Hojas sueltas. 16 de junio de 1902.
Fotografía
Hans Hendrich Brüning
Guillermo Luna Lorenzo
Valentino Juan
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