Batalla
de Junín. La carga victoriosa
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Los dos Escuadrones de
Caballería de la “Legión Peruana de la Guardia” creada por Decreto Protectoral
del general argentino José de San Martín y Matorras, el 18 de agosto de 1821, bajo
el comando del mariscal de campo José Bernardo Tagle, Marqués de Torre Tagle, fueron
el origen del actual Regimiento de Caballería «Glorioso Húsares de Junín» N° 1
- Libertador del Perú.
Debemos recordar que “La Legión
Peruana de la Guardia” estaba compuesta por un batallón de infantería, de seis
compañías (una de granaderos, una de cazadores y cuatro de fusileros), dos
escuadrones de caballería ligera y una compañía de artillería volante,
Estos dos escuadrones de caballería, que en un principio estuvieron bajo las órdenes del mayor argentino Eugenio Mariano Necochea Saraza, fueron fundados sobre la base del “Escuadrón de Húsares de la Escolta” - antes llamado Escuadrón del Regimiento “Cazadores a Caballo de los Andes”, compuesto por soldados argentinos - creado en enero de 1821, bajo las órdenes del capitán, de nacionalidad francesa, Pedro Benigno Raulet.
Eugenio Mariano Necochea Saraza |
En octubre de 1822, se modifico la organización interna de la
Legión: “el batallón de Infantería sirvió de base a un Regimiento de dos
batallones, llamado “Legión Peruana”; y los dos escuadrones de caballería se
convirtieron en un regimiento de esa arma con cuatro escuadrones; el cuarto de
estos escuadrones sirvió de base para formar el Regimiento de “Coraceros”, el mismo
que adoptó el nombre de “Húsares del Perú”, a inicios de 1824”.
El historiador y periodista peruano Juan José Vega Bello, decía
que este regimiento, que en sus inicios estuvo conformado por jinetes peruanos
y argentinos, se llamaba “Coraceros”, pero una vez que fuera incrementado con
los escuadrones organizados en Lambayeque
(Chiclayo, Ferreñafe y San Pedro), La Libertad y Piura devino en
llamarse “Coraceros de Lambayeque”, desde ese momento su personal sería
exclusivamente peruano, y básicamente de tez morena. El “Cuarto Escuadrón de
Húsares de la Legión Peruana de la Guardia” estuvo bajo el mando del general tarapaqueño
Antonio Gutiérrez de la Fuente y del entonces mayor Ramón Castilla y
Marquesado, también oriundo de San Lorenzo de Tarapacá.
General Antonio Gutierrez de la Fuente |
El “Cuarto Escudrón de Húsares de la Legión Peruana de la Guardia”
se creó en Lambayeque.
A escasos días de haberse
producido la histórica batalla de Pichincha, el 24 de mayo de 1822, para ser más
exactos: el 2 de junio de 1822, el sargento mayor de caballería del Ejército
Libertador don Eufemio Aramburú, de nacionalidad argentina, fue comisionado
para formar en Lambayeque: el “Cuarto Escuadrón de Húsares de la Legión Peruana
de la Guardia”. El citado Escuadrón se compondría, a su vez, de dos compañías
de lanceros de 150 plazas cada uno.
Para cumplir con esta
misión, Aramburú, había arribado a Lambayeque, vía el puerto de Pacasmayo,
acompañado de un Cuadro de oficiales y su “correspondiente base de veteranos” de esa arma. El Cuadro, en su momento, se encontraba conformado, incluyendo a
Aramburú, de los siguientes efectivos: un Alférez, un Húsar, un Cabo y
veinticuatro Húsares veteranos. En total 28 personas.
Uniforme de un Húsar de la Guardía |
Enrique
Santiago del Carmen Martínez Dizido |
Así mismo, Ramallo,
quedaba plenamente autorizado: “para establecer empréstitos con la garantía de
los fondos del Estado, admitir donativos y promover los arbitrios equitativos
que proporcionen los útiles necesarios, y principalmente caballos". (ARL. CM. 1822). Ramallo, podía dar cuenta de todo lo
librado - en cuanto a los gastos indispensables del Cuadro de oficiales y
veteranos - tanto en la receptoría de Lambayeque, a cargo de don Andrés de Irazábal,
como en la Aduana de Pacasmayo, a cargo de don Pedro José Bracho: “en cuyos
establecimientos hará se tome razón de esta orden” (Ibíd.).
En su oficio, el coronel
Martínez Dizido concluía instando al gobernador con estas sugerentes palabras:
“Proclame a ese benemérito vecindario y
excite su patriotismo, para que con su opinión e influjo a este importante fin
(sic) que tiene por objeto la seguridad pública”. (Ibíd.).
Días antes, el 18 de
junio de ese año, el coronel Ramallo había oficiado al gobernador de Chiclayo,
don Antonio Solís, para que inmediatamente consiguiera 70 mulas a efecto de
destinarlas al Escuadrón de Húsares que se estaba formando en Lambayeque.
En su respuesta, Solís,
le hace saber, al gobernador político y militar del partido, que solamente
había podido colectar 50 mulas de los arrieros “existentes” en el pueblo de
Chiclayo, por estar los demás “ausentes” y otros, como en el caso de Juan
Manuel Soto, por haber presentado su “papel” de excepción otorgado por ese
gobierno.
Las mulas estarían en
Lambayeque “sin falta” el día 20 del corriente. Esta pequeña demora se debió a
que Solís se había dirigido, el día anterior, “â los montes à traerles el
Pasto” (sic) (ARL. CM. 1822 – 1823). Solís, finalizaba su nota, expresando que
para dar fiel y total cumplimiento a lo solicitado “debera Ocurrirse al Pueblo
de Eten” (sic) (Ibíd.).
En esa oportunidad, en un
gesto patriótico que lo enaltece, el coronel de caballería de milicias
disciplinadas de Ferreñafe don Baltazar Muro de Rojas, ofreció, de su peculio,
un peso de gratificación a cada voluntario que se alistase en el “Cuarto
Escuadrón de Usares de la Guardia” (sic), que se estaba formando en Lambayeque,
bajo las órdenes del comandante Eufemio Aramburú.
Baltasar Muro de Rojas,
fue hijo primogénito de don Juan Joaquín Muro de Rojas, natural de Villoslada,
Castilla la Vieja (España), y de doña María Isabel de Rojas Caso. "Fue:
Ayudante Mayor de Caballería. Defensor de Menores y del Juzgado de Bienes de
Difuntos en 1792-94. Alcalde ordinario de Lambayeque, 1801. Coronel de
Caballería. Administrador de correos en Lambayeque. Ministro Principal de las
Cajas reales de Cuenca, en 1818. Gobernador político y militar de la provincia
en 1823. Contrajo matrimonio hasta en tres oportunidades: en primeras nupcias,
con doña Josefa Guzmán Cossío, sin sucesión; después, con su sobrina doña Juana
Miera Polo, sin sucesión; y por último, con doña Mariana O’ Kelly, con
sucesión”. (Zevallos Quiñones: 1946, T II: 74, 75). “Baltazar Muro de Rojas,
inició sus acciones patrióticas a tempranas horas del 27 de diciembre del año
1820, presentándose en Lambayeque como Comandante de las Milicias de Caballería
de Ferreñafe, teniendo a su cargo 491 hombres de la Tierra de la Doble Fe”.
(Jorge Manuel Idrogo Muro). La memorable noche de ese día, el partido de
Lambayeque proclamo, exitosamente, su independencia del opresor régimen
español.
Por constituir un
documento histórico, bien vale la pena trascribir, literalmente, la carta
enviada por el coronel Baltazar Muro de Rojas al coronel Nicasio Ramallo,
veamos:
Lambayeque junio 30 de 1822.
Siento el mayor placer al resolverme á
cercenar desde hoy la ración de pan á mis siete menores hijos por concurrir al
auxilio de la expedición que ba á construir la Libertad de mi Patria, bajo la
conducta del hijo predilecto de la victoria que nos ha enviado el cielo,
canzado ya de sufrir á los monstruos de la tiranía, y despotismo, que la han
oprimido tres siglos.
La adjunta libranza es inferior á mis
deseos, pero no me permite por aora otra cosa mi fortuna. Estoy contribuyendo
un peso de gratificación á cada voluntario que se presenta al servicio del
Escuadron de Usares, que se esta levantando para la defensa del Estado, y no
excusaré contribuir á ella h[as]ta el sacrificio de mi persona e hijos, con los
cortos haberes de que subsisten si para salbarlo fuere necesario, porque para
todo estoy decidido, sin exigir recompensa, ni reintrego de ninguna especie.
Dignese VS. Aceptar mi pequeña ofrenda, y
las consideraciones de su mas atento y seguro servidor. (sic).
Baltazar Muro. (Ibíd.)
Aparte de estos nobles y
significativos aportes voluntarios, los cupos, la requisa de la plata labrada
de las iglesias y la colectación de empréstitos forzosos se venían ejecutando
con cierta regularidad en todo el partido. Una muestra de ello lo constituye la
entrega, en calidad de empréstito forzoso de 134 pesos y 6 reales, a los que se
sumarían los 4 pesos de don Pedro Arriola “de los dos semestres que no había
enterado, y D. José María Arriola su hijo entrego igualmente doce reales de su
pertenencia” (sic), total: más 5 pesos 4 reales. Según la nota enviada por el
teniente gobernador de Pacora, don José María Rivadeneira, al coronel Ramallo
(ARL. CM. 1822 – 1823).
Sin embargo, las bajas
por deserción del "Escuadrón Húsares de la Guardia" se habían tornado
inquietantes. Un claro ejemplo lo constituye la nota, fechada el 19 de
septiembre de 1822, enviada por el citado comandante, al coronel Nicasio
Ramallo, gobernador político y militar de Lambayeque, donde le informa de la
deserción de 18 individuos de aquel Escuadrón “desde el veinte y cuatro de
Agosto hasta esta fecha” (Ibíd.).
Esto nos da una idea en
cuanto a que el reclutamiento de personal, para el servicio de las armas, no
siempre estuvo a la altura de las circunstancias. La leva “forzosa” o la
conscripción obligatoria de todos los hombres de 17 a 50 años de edad, sobre
todo solteros, no siempre dieron los resultados deseados.
La leva “forzosa” que
consistía en enviar al servicio de las armas a hombres marginales o “sin
importancia”, que carecían de oficio conocido o “mal entretenidos”, mendigos,
revoltosos, presos, desertores etc. dieron lugar, en muchos casos, a sendos
abusos, donde se reclutaban hombres a la fuerza bajo el pretexto de faltas o
delitos inexistentes, a veces aprovechando las horas nocturnas, ya sea en
campos, suburbios, pulperías, haciendas, etc.
Esto se dio a todo lo
largo de la campaña final de nuestra independencia del opresor régimen español.
Pero esto también dio pie a que ciertas autoridades se hicieran de la vista
gorda con el fin de proteger a individuos que reunían algunas de las
“cualidades”, no tan santas, antes mencionadas.
Un claro ejemplo de esto
lo constituye la queja que una autoridad de San Pedro de Lloc, don Marcos
Ortega, le hace llegar, mediante una nota fechada el 28 de octubre de 1822, al
coronel Ramallo, gobernador político y militar del partido de Lambayeque. En
ella, Ortega, le manifiesta que el teniente gobernador de ese pueblo:
“…disimula los mejores hombres para el servicio, por consideraciones de ser
ellos de la misma población, y vecinos de los riquitos de la población, y solo
pone la atención en aquellos casi inutiles para el sevicio y pobres huerfanos
labradores habiendo en dha. poblacion y circuitos de ella tantos hombres bagos
lleno de todos los bisios” (sic). (ARL. CM. 1822).
Eusebio Ortega, se
quejaba de no haber cumplido con reclutar a esos hombres porque su accionar era
limitado y no contaba con ningún auxilio. Esa era también una de las causas por
la que se burlaban de él; como lo había hecho el alcalde de naturales de dicho
pueblo don Eusebio Ulfe, que aparte de negarle los auxilios necesarios que,
Ortega, le había solicitado con anticipación, había echado a la calle, “por
autoridad propia”, a los mejores reclutas que se encontraban retenidos en la
cárcel. Además el alcalde de naturales le había “rebatido” en público: que si
no largaba a los que el mismo señalaba “los botaria á todos” (sic). Ortega, se
lamentaba: “si verdaderamente lo egecuta se quedara echo por no tener yó como
contenerlo” (sic) (Ibíd.).
De todo esto no se libraba
ni el mismo alcalde de San Pedro de Lloc, don José Cayetano Vertiz, “ni todos
los demás jueces” (Ibíd.). El citado alcalde, relata Ortega, franqueo
“pasaporte á un recluta que lo tenia en deposito quitándolo a uno de los
rregidores con el mayor escandalo en la Calle publica, asiendo poco caso de mi
comicion sin atender a mis rrasones prudentes, injuriándome con palabras
denigratorias” (sic) (Ibíd.). A raíz de todos estos vejámenes, Ortega, le
solicitaba al gobernador político y militar del partido de Lambayeque, le
enviara “caso de considerarlo justo” de cuatro a seis hombres “para de esta
manera juntarme con siquiera treinta reclutas de los muchos bagos que estan
metidos en las mismas casas de esta población, facultandome para todo bajo
rresponsabilidad" (sic) (Ibíd.).
El 22 de enero de 1823,
se publicó un bando o aviso que se fijó en carteles públicos en toda la
jurisdicción del partido de Lambayeque, amén de haberse pregonado, a viva voz,
por las principales calles. El citado instrumento, emitido por el presidente de
la intendencia de Trujillo el 16 de enero de ese mismo año, daba cuenta del
"indulto" que se había practicado a los desertores del Ejército
Libertador, con el fin de que retornaran a sus respectivos cuerpos.
A fines de febrero de
1823, el presidente de la intendencia de Trujillo hizo público otro bando, en
el cual se prevenía que de los cuerpos cívicos o milicias disciplinadas de la
ciudad de Lambayeque y su partido, se “organise uno” (sic) para que pase a
Trujillo “al mando del oficial encargado”. Esto, con la finalidad de engrosar
los cuerpos que en esa ciudad se encontraban.
En una nota enviada el 7
de abril de 1823, por el gobernador de Chiclayo, don José Antonio Solís, al
gobernador político y militar del partido de Lambayeque, coronel Baltazar Muro
de Rojas, le manifestaba que el problema para dar fiel cumplimiento con dicha
orden: era el que los desertores del "exercito y escuadrón de la recluta
de Usares” (sic) no se habían presentado a pesar del “indulto” que se les había
concedido el 16 de enero de 1823. Para ese momento habían trascurrido dos meses
de la publicación del bando, con lo cual ya había caducado o vencido la gracia,
el perdón o la amnistía.
A raíz de esto, el
presidente de la intendencia de Trujillo prorrogó dicho término por 15 días
más. La orden se publicó por bando el 5 de abril de 1823 en Chiclayo, y fue
dirigida, manifiesta Solís en su nota al coronel Baltazar Muro, “sin perdida de
tiempo” (sic) al teniente gobernador de Monsefú para que “alli practicara la
misma diligencia de publicación, hasiendo siguiera su destino a los demás
Pueblos hasta el de San Pedro” (sic) (ARL. CM. 1823). Tanto Chiclayo como San
Pedro de Lloc pertenecían, por aquel tiempo, al partido (provincia) de
Lambayeque.
En la Gaceta de Gobierno del 12 de abril de 1823, consta que el coronel de caballería de Ferreñafe don Baltasar Muro de Rojas y el teniente coronel don Manuel Ojeda, proporcionaron, cada uno, cien pesos “para los que voluntariamente se alistasen en dicho cuerpo”, y que la dama lambayecana doña Catalina de Agüero López Vidaurre, costeó el estandarte de uno de estos escuadrones. Lo que no se precisa es si dicho estandarte era para el "Escuadron de Húsares de la Guardia", en plena formación, o para el Cuerpo que debía crearse, también en esta ciudad, con el fin de marchar a Trujillo.
El 9 de agosto de 1823, el coronel Pedro Manrique daba cuenta de la “Razón de las Reclutas” que habían entregado los pueblos de Chiclayo, Monsefú, Olmos, Ferreñafe, etc., del partido de Lambayeque, y que habían caminado con destino a la ciudad de Trujillo, a engrosar las filas del Ejército Libertador. Son parte de los cientos de soldados lambayecanos que asistieron o regaron con su sangre los campos de batalla de Junín y Ayacucho. Son parte de aquellos miles de desconocidos compatriotas - campesinos, comuneros, indios, negros, mulatos, zambos, pardos, mestizos y criollos - que la historia oficial denomina “Héroes Anónimos”.
Bibliografía
Documentos
Archivo Regional de Lambayeque (ARL)
Comandancia Militar. 1821 - 1822
Comandancia Militar. 1822
Comandancia Militar. 1822 - 1823
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