Festividad del Sagrado Corazón de Jesús en Lambayeque (Brüning, 1917)
La generosa y benemérita ciudad de San Pedro
de Lambayeque posee una antigua y larga tradición católica que bien podríamos
datarla desde las últimas cuatro décadas del siglo XVI, ateniéndonos a los
datos que nos proporcionan las fuentes más tempranas.
Sabemos que la fundación de Lambayeque - nos
estamos refiriendo a su origen hispano urbano bajo el patrocinio del apóstol
San Pedro y conservando el patronímico Muchik castellanizado de Lambayeque - se
remonta a la “reducción” o pueblo de indios de San Pedro de Lambayeque, así su
denominación original. Días iniciales en que por mandato de las leyes intrusas
se dio comienzo, a mediados del siglo XVI, a nuclear o agrupar en pueblo,
levantado según criterios europeos, a las dispersas parcialidades o comunidades
nativas tradicionales que conformaban su laborioso y rico señorío.
El
clérigo, soldado y cronista español Miguel Cabello de Balboa o Valboa, en su
crónica manuscrita Miscelánea Antártica,
nos da algunos detalles de la conversión a la nueva religión de dos caciques
principales que gobernaron el
repartimiento y pueblo de indios de San Pedro de Lambayeque en los primeros
años de la colonización y evangelización de estos valles.
El historiador Dr. Jorge Zevallos Quiñones, refiriéndose a este
cacique y amparándose en Cabello, anota: “Hízose tan fervoroso cristiano
que en su tiempo era tenido por el primer perseguidor de sus falsos sacerdotes
y hechiceros” (Ibid.,1989: 67).
Era política arraigada en los hombres que lideraban las invasoras
huestes españolas el procurar la conversión de los más influyentes de cada
comarca, todo esto con el velado propósito de atraer a las masas. No cabe duda
que la conversión de Coscochumbi haya causado notable impacto entre sus
vasallos.
El segundo lo fue don Martín Farrochumbi, hijo de Pedro Coscochumbi,
se le reconoce como el primer cristiano. Zevallos Quiñones, tomando el dato de
Cabello de Balboa, escribe: […] hombre
muy amigo de la verdad cristiana y favorecedor de la Iglesia”. (Ibid.,
1989: 68.)
De esto no cabe ninguna duda ya que el cacique Martín Farrochumbi
propicio e impulso, con su propio peculio, la construcción del primer templo
con que contó el pueblo de San Pedro de Lambayeque, entre los años de 1563 y
1566 - 1567. (Vega
Cárdenas, 1995: 12-13). El cacique y señor del pueblo de Lambayeque Martín
Farrochumbi, llamado el viejo o el Petrucio, aportó más de 2,000 pesos de plata
corriente para la culminación de la iglesia de Lambayeque, amén de otros mil
pesos para la compra de ornamentos.
Pues bien, si Lambayeque ya contaba con una
iglesia abierta al culto desde aproximadamente 1567, ésta también debería
contar, en el breve tiempo, con algunas cofradías (asociación laica de culto de
origen español). El historiador Dr. Lorenzo Huertas Vallejos, manifiesta:
“Además de la nucleación poblacional, el bautismo, la confesión y la predica constante, la iglesia uso a la cofradía como medio para conmutar las deidades nativas por los santos cristianos” (Huertas Vallejos, 2000: 197).
Tanto el Obispo de Lima, como el de Trujillo y
hasta el cura de doctrina, alentaron la fundación de cofradías. Argumento
válido hasta la actualidad. Esto no tenía nada de nuevo ya que tanto en las Leyes Nuevas (1542)
como en la Recopilación de las Leyes de Indias (1608) se ordenó establecer
cofradías en el Nuevo Mundo. Espacio en el que tuvo gran acogida, sobre todo en
los pueblos de indios.
Las cofradías fueron aquellas instituciones que emergieron en Europa a mediados del siglo XIII y que llegaron al Perú en el siglo XVI con los invasores y conquistadores españoles. Según el derecho canónico vigente durante la época colonial, una cofradía era “una reunión de determinado número de fieles para dedicarse en común al ejercicio de obras piadosas y de caridad.”. Estas cofradías surgen con el aval de las autoridades religiosas correspondientes.
Existen distintas clases de cofradías de acuerdo a
su finalidad. Las cofradías de Gloria están centradas en el culto a una
advocación, mientras que las cofradías sacramentales se orientan al Santísimo
Sacramento. Las cofradías penitenciales, por su parte, realizan penitencia en
Semana Santa. Es habitual que las cofradías realicen procesiones. Los
mayordomos de turno no sólo eran responsables de velar por la vida religiosa de
los cofrades, sino también de los bienes que servían para mantener el
culto.
Cofradías en el siglo XVI
La primera noticia documentada de la
existencia de una cofradía en el pueblo de Lambayeque se la debemos al
historiador Dr. Jorge Zevallos Quiñónez, cuando nos dice que Gonzalo Quisquis
Farrochumbi, cacique y gobernador del pueblo de Lambayeque, fue elegido Prioste
o mayordomo de la cofradía de la Limpia Concepción en 1591, y “por tal
desempeño el 15 de Marzo de 1594, estando de paso por el pueblo el Arzobispo de
Lima (se refiere a Santo Toribio de Mogrovejo), le concedió una licencia para
consolidar la limosna de 12 pesos anuales destinados a misas de sufragio por
las almas de los cofrades difuntos, y lo restante de las limosnas quedarían
retenidas en dicha hermandad” (Zevallos Quiñones, 1989: 69).
En España a la Inmaculada Concepción también se la llama: Purísima Concepción y Limpia Concepción, sin variación de significado. La imagen de Nuestra Señora de la Purísima Concepción se encontraba colocada, en 1784, en posición preferente, en el que fuera primer retablo mayor de la iglesia de Lambayeque.
Antigua imagen de Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción. Se encuentra en el nicho principal del altar mayor de la antigua ramada de San Pedro hoy Capilla San Francisco de Asís en Lambayeque. (Memo Luna, 2017).
Gonzalo Quisquis Farrochumbi, en su calidad de
cacique gobernador, el más alto representante de la elite política y religiosa
del pueblo de Lambayeque, se convierte así en uno de los primeros mayordomos de
una cofradía, al interior de la iglesia lambayecana, del que hasta el momento
se tiene fuente documental escrita que lo avale.
No sabemos si esta cofradía fue la primera que
se fundó en Lambayeque, o sí hubo algunas otras en ese periodo (siglo XVI), ya
que no existen fuentes de tan temprana época, que se puedan consultar en los
archivos públicos y eclesiásticos de nuestra región.
Aunque si sabemos que la culminación de la “fábrica”
de la primigenia iglesia lambayecana, conque contó el pueblo de Lambayeque, se
remonta a los años de 1566 - 1567, y que su presencia requería el fundar
cofradías, para que sirvieran de un eficaz instrumento de apoyo a los
doctrineros en su afiebrado afán de propagar la fe católica entre los neófitos,
suponemos haya habido, tal vez, en este periodo algunas otras cofradías al
interior de esta primitiva iglesia, lamentablemente arruinada por las copiosas
lluvias y fatal inundación que trajo consigo la cíclica presencia del
catastrófico fenómeno de El Niño del verano de 1578.
Esta sería una hipótesis de trabajo porque,
como lo hemos mencionado anteriormente, no se ha encontrado hasta el momento
documentación que nos demuestre fehacientemente la existencia de cofradías en
el mencionado siglo, aparte, como hemos visto, de la cofradía de la Limpia Concepción
de finales del siglo XVI.
A manera de un ilustrativo comentario debemos
agregar que en el pueblo de Lambayeque se rendía culto a la Virgen y Mártir Santa Catalina de Alejandría en el
siglo XVI. Una prueba documentaria de esto lo constituye la masiva procesión,
de principios de abril de 1578, que llevando en hombros el anda que portaba la
imagen de la venerada Santa, recorriera las primitivas, fangosas y arruinadas
calles, trazadas a cordel, de Lambayeque.
El motivo, de esta muestra de religiosidad
popular temprana: el tratar de que con su sola presencia, amén de las rogativas
y oraciones de los indios, se aplaquen las devastadoras plagas de grillos,
gusanos de las más diversas especies y ratones que asolaban las fértiles
tierras de esta laboriosa comarca, como apocalíptica consecuencia de las
torrenciales lluvias y total inundación que trajera consigo la cíclica
presencia del fenómeno de El Niño, catalogado de “muy fuerte”, del verano de
aquel fatídico año.
Así lo manifiesta en una de sus respuestas a
las interrogantes que se le hicieran con motivo de las “Probanzas” ejecutadas
en 1580, o sea dos años después del desastre y ruina, por ciertos cobros
indebidos del tributo de parte de los encomenderos de la región. Veamos:
[…] y en este pueblo hizieron procesion y
eligieron un santo por abogado y por suerte le cupo a señora Santa Catalina y
fue dios servido que de allí adelante lo que sembraron prevalecido y lo //
cogieron y cesa los grillos y ratones y paxaros que no uvo mas tormenta dellos”
(sic) (Huertas Vallejos, 1987: 57).
Virgen y Mártir Santa
Catalina de Alejandría.
En este punto, nosotros podemos plantearnos
también dos interesantes hipótesis:
A.- No sería, tal vez. que como natural
consecuencia y partiendo de este caro “milagro”, que no registra la tradición
católica lambayecana, el común de indios del pueblo de Lambayeque se animara,
después de algunos años y superada en buena parte las penurias económicas por
las que atravesaba, a construir, bajo la advocación de esta “milagrosa” Santa
mártir “, la capilla doctrinal o ramada del mismo nombre en Lambayeque.
B.- No es ésta, tal vez, una prueba de la
existencia de otra cofradía al interior de la primitiva iglesia lambayecana en
el siglo XVI. Al final, existía una imagen, el viejo documento del cual hemos
extractado el párrafo anterior así lo manifiesta, por lo tanto, debía contar
con un mayordomo y, a la vez, una congregación de devotos, o sea, tal vez, con
una cofradía.
Es más, tenemos conocimiento que, hasta
mediados del siglo XVII, existía en el pueblo de Lambayeque una plazuela con el
nombre de Santa Catalina.
Todo esto, como lo hemos manifestado al principio, como hipótesis de trabajo, porque no aspiran a más.
Imafronte de la Ramada de Santa Catalina (Memo Luna, 1993)
Cofradías en el siglo XVII
Después de una paciente búsqueda hemos podido
ubicar y fichar algunas de las cofradías que, para las cuatro últimas décadas
del siglo XVII, existían en la iglesia parroquial San Pedro de Lambayeque.
Veamos:
De la transcripción y lectura de una de las
cláusulas de la copia fiel y original del inédito testamento otorgado el 18 de
junio de 1673, ante el escribano del cabildo de naturales
don Nicolás Teño, por don Luís Minseh, indio originario del pueblo de
Lambayeque e hijo de don Francisco Nonchoc Consul y consorte de doña María
Piqui, podemos deducir que, para el citado año de 1673, existían en la iglesia
parroquial de Lambayeque las siguientes cofradías:
- Cofradía del Santísimo Sacramento.
- Cofradía de Nuestra Señora.
- Cofradía del Santo Cristo de la Columna.
- Cofradía de las Ánimas del Purgatorio.
- Cofradía de San Roque.
- Cofradía de San Antonio.
- Cofradía de San Sebastián.
- Cofradía de Santa Lucia.
- Cofradía de San Valentín.
A todas estas cofradías don Luís Minseh les donó, en su testamento, de una a dos “acequias” de tierras y algunos “pies” de olivar. Veamos:
Iten. mando para la Cofradía del Santísimo Sacramento una assequia de tierras que assi es mi voluntad = Iten. mando a la Cofradia de nuestra Señora una assequia de tierras = Iten. mando a la Cofradia del Santo Christo de la Columna una assequia de tierras, assi es mi voluntad = Iten. mando a la Cofradia de las Animas del Purgatorio una assequia de tierras assi es mi voluntad. Iten. Tengo por mis bienes propios seis acequias de tierras nombradas Chafnacuñin y las dos están en pleito con Juan Infu mando se prosiga el pleito, y las quatro acequias mando a las Cofradias como arriba están declaradas…” (Archivo del Autor. Escribano del Cabildo de Naturales don Nicolás Teño. Testamento de Don Luís Minseh. 1673).
Vieja fotografía de la efigie del Señor de La Columna (Colección del autor).
A estas cofradías agreguémosle también la de Santa Rosa de Lima. El dato lo hemos exhumado de un viejo e inédito expediente que se conserva en el Archivo Regional de Lambayeque. El instrumento trata sobre un pleito, acaecido en el año de 1675, entre los mayordomos de la citada cofradía y la cofradía del Santísimo Sacramento por el rédito que diariamente otorgaba el pago del pontazgo, o sea el impuesto que debían abonar todos los comerciantes que utilizarán el puente construido al noroeste del pueblo de Lambayeque, ubicado exactamente en lo que después se conocería como la calle “del Puente”, después “Puente Viejo”, hoy calle “José Gálvez”.
El Señor de Ánimas. Hornacina principal del retablo rococó de Ánimas del
Purgatorio. Nave de la Epístola. Iglesia San Pedro de Lambayeque
Debemos recordar, de paso, que el 11 de abril de 1670, el Papa Clemente X había declarado a Rosa de Santa María Patrona celestial de América, Filipinas e indias, y al día siguiente la Canonizo solemnemente.
A las finales la Cofradía del Santísimo Sacramento ganó la querella y mantuvo el derecho perpetuo del pago del pontazgo en el antiguo y desaparecido puente del rio Lambayeque.
Cofradías y mayordomías en el siglo XVIII
Cofradía de la Gloriosa Santa Rita de Casia
(1718), mayordomo: Joseph Puicón.
Imagen de Santa Rita de Casia. Se ubica en la calle lateral izquierda del primer cuerpo del retablo rococó de Ánimas del Purgatorio. Nave de la Epístola. Iglesia San Pedro de Lambayeque.
Cofradía de Nuestra Señora del Buen Suceso
(1719).
Cofradía del Santísimo Sacramento (1719).
Cofradía del Señor San José (1719).
Cofradía de San Sebastián (1719).
Cofradía de Nuestra Señora del Rosario (1719).
Para el bienio de 1761-1762, el mayordomo de esta cofradía era el Sargento
Mayor Diego de la Fuente y Torre. El tambo de Lambayeque abonaba 12 pesos
anuales a esta cofradía. El fraile dominico Ángel Menéndez Rúa, Anota: “Los
Libros de Cofradía del Rosario empiezan el año de 1797”. (Ob. Cit.,1935:110).
Cofradía de Nuestra Señora del Carmen (1719).
Todas las cofradías que figuran con el año de
1719, han sido exhumadas del testamento de don Sebastián de Azabache, natural
del Pueblo de San Pedro de Lambayeque, pachaca principal de la parcialidad de
Yencala y hermano de los Santos lugares de Jerusalén. Sebastián de Azabache era
hijo legítimo de don Diego de Azabache y de doña Petrona Siarsia (sic) y
consorte de doña Pascuala Minollulli y Vicop, testó en Lambayeque el 7 de
agosto de 1719, ante el escribano de cabildo y público don Lino de Herrera. En
una de las cláusulas, del citado instrumento, dejo dicho:
“que
era su voluntad que de el d[ic]ho ganado, que declara por sus vienes se saquen
setenta ovejas, y de ellas se den de limosna, diez a la cofradia de la virgen
Maria Nuestra Señora del buen suceso, otras diez a su santisimo Esposo Señor
San Joseph, otras diez a San Sebastián, otras diez a Nuestra Señora del Carmen,
otras diez a Nuestra Señora de Guadalupe, otras diez a la cofradia del Satisimo
Sacramento, y las diez, a Nuestra Señora del Rosario y todas las cuales cofradias se entiende son
de este Pueblo de Lambayeque, menos la de Nuestra Señora de Guadalupe que
pertenece a esa ciudad…” (sic) (Archivo Regional de Lambayeque (ARL).
Escribano Lino de Herrera “Testamento de Don Sebastián de Azabache”. Registro
14. Legajo N° 2 – 1719).
Cofradía del Glorioso San Roque (1740-1741),
mayordomo: capitán Joseph Calixto Cartagena.
Cofradía de Nuestra Señora de la Misericordia
(1751).
El clérigo presbítero don Joseph Pomares dio su poder para testar a su sobrina doña Rosa Barreto de Castro y Pomares mujer legitima de don Pedro Manuel de Isasi. En una de las cláusulas de dicho instrumento, Joseph Pomares, manifestaba ser:
“Hermano de la Cofradia de
Nuestra Señora de la Misericordia y de Nuestra Señora del Socorro, y que como
tal hermano de Nuestra Señora de la Misericordia avia d[ïc]ho todos los años
una misa resada por los esclavos vivos y Difuntos de d[ic]ha cofradia, y que
havia destinado el dia trese de noviembre para decir d[ic]ha misa lo que dixo
durante su vida” (sic). Además: “de una misa cantada que se ha de decir
todos los años con diaconos el dia del Señor San Sebastian” (sic) (ARL.
Escribano Sebastián de Polo. Tomo XII. 1750 – 1751).
Cofradía de Nuestra Señora del Perpetuo
Socorro (1751).
Cofradía de las Benditas Ánimas del Purgatorio
(1752).
Cofradía del Glorioso Mártir San Valentín (1753).
Mayordomo: Placido Míreles.
Mártir católico San Valentín
La Cofradía de San Valentín, el santo mártir
que alcanzó gran prestigio en su época por su defensa de la fe cristiana y del
Sacramento del Matrimonio entre enamorados, tuvo antigua data en el pueblo de
Lambayeque. Una prueba de ello lo constituye un viejo instrumento que trata
sobre la venta de un sitio, propiedad de dicha cofradía, efectuada por su
mayordomo y el procurador de ésta en el año de 1753. Veamos:
“Sepan
quantos esta carta vieren como nos Plasido Mireles y Juan de los Santos Recres
Mayordomo y procurador de la Cofradia del Glorioso San Balentin fundad en la
Iglesia de este Pueblo de Lambayeque de donde somos Indios naturales desimos
por quanto d[ic]ha cofradia tiene un sitio y solar donde fue la capilla del
Glorioso santo en los primitivos tiempos que no sirve al presente d[ic]cho
sitio y nesesitando de unas Andas para sacar en Proseción la Efigie De d[ic]ho
Santo nos presentamos ante el Señor vicario Juez Eclesiastico de este Pueblo y
la Provincia pidirndole concediese lizencia para bender d[ic]ho sitio y d[ic]ho
Señor vicario mando seguir las diligensias Judisiales a la letra son como se
sigue =
…Y estar d[ic]ho sitio mui Adentro de la calle en parte que no se puede o pudiera redificar una tienda para sacar de ella alguna renta y proveer las cosas necesarias para el culto y funciones que se ofrecen y en especial unas andas que no la tiene d[ic]ho Santo por cuio efecto no sale a las prosesiones que se ofrecen cada año, y para cuio Santo Sevicio supico a Vm. Se sirva demandarsenos la facultad y lisensia que sirva de titulo en forma para la forma y derecho que tenga y pueda tener el que comprare el referido sitio, y es de catorce varas de fondo y de ancho dies varas y quarta, que linda el d[ic]ho sitio Asia el oriente con Pablo Usero, y por el sur con el corral de Lucas Xemin y por el poniente con la de Jose Ñarmo y por el Norte con la casa del Capitan Don Miguel Sosa, y combiene a saber d[ic]ho sitio fue comprado el año de setecientos y uno por el mes de diciembre dia tres que lo compro el Mayordomo Alonso Niño de Olivo Infuc para el efecto de guardar el ornamento de d[ic]ho Santo; asi mismo estoi y estamos a ayudar y afrontar el d[ic]ho culto con los muñidores hasta finalisar d[ic]has andas según mi humilde y de toda intención…” (sic) (ARL. Escribano Sebastián de Polo. Tomo XV. 1753).
En fin, el sitio era muy
reducido para las actividades que desarrollaba la cofradía, ya que se
encontraba en medio de las casas mencionadas en sus linderos, y solo tenía
acceso a la calle por un estrecho callejón “de dos varas de ancho”,
aproximadamente 170 cm. de ancho. Lo rescatable del documento lo constituye el
hecho de enterrarnos que, para el año de 1701, ya existía una cofradía bajo la
advocación de San Valentín en el pueblo de San Pedro de Lambayeque.
En 1786, se instaló la Cofradía de San Miguel
Arcángel, su primer mayordomo don José Manuel Fernández, acompañado de doña
Isabel Garcilla como mayordoma. (Menéndez Rúa, 1935: 11).
Arcángel San Miguel. Se encuentra en el ático del retablo del Sagrado Corazón de Jesús. Iglesia San Pedro de Lambayeque. (Tito Luna, 2011).
La siguiente relación de cofradías y
mayordomías del siglo XVIII, se la debemos al trabajo de investigación
realizado por los arqueólogos e historiadores Juan Castañeda Murga y María del
Carmen Espinoza Córdova, en los repositorios del Archivo Arzobispal de Trujillo
(AAT) y el Archivo Regional de Trujillo (ART). (Véase: Fuentes Documentales
para la historia virreinal de Lambayeque. Juan Castañeda Murga – María
Espinoza Córdova. Lima, 2010). Veamos:
Cofradía de Nuestra Señora de la Merced
(1765), mayordomo: Licenciado don Justo Modesto Rubiños y Andrade.
Cofradía de Nuestra Señora del Pilar de
Zaragoza (1766).
Cofradía del Santísimo Corazón (1769 – 1770).
Sabemos también ahora, gracias al trabajo de
Castañeda Murga y Espinoza Córdova, que, en 1770, fue traída desde la ciudad de
Piura una imagen de Nuestra Señora de la Luz a Lambayeque y colocada, por los
fundadores y promotores de su celebración en esta ciudad, en la ramada de San
Roque, ubicada en el atrio del lado norte de la iglesia San Pedro de esta
ciudad. En 1775, los indios Alejandro Rodríguez y Bartolomé de Arcilla hacían
un pedimento a la Diócesis para que se autorice el establecimiento de una
congregación de devotos de la imagen, ya que su culto había ido en aumento
entre la población lambayecana y por esto contaba con la manifestación
favorable de los cuatro curas de doctrina del pueblo (Castañeda Murga – Espinoza
Córdova, 2010: 14).
Lambayeque contó con cuatro capillas
doctrinales o ramadas: Ramada de Santa Catalina, San Roque, San Pedro y Santa
Lucía. Sospechamos que la veneración a esta advocación mariana se diluyo con
motivo de la ruina que sufriera la ramada de San Roque, donde se encontraba
ubicada, por efecto del fenómeno de El Niño, catalogado de muy fuerte, que
asoló la ciudad en el verano de 1828. Actualmente no existe rastro alguno de la
imagen o, tal vez, de un lienzo, de esta advocación mariana en la iglesia
Parroquial de Lambayeque, como tampoco memoria alguna de que alguna vez se le
rindió culto en esta ciudad. Pero si esto ya resulta algo novedoso, sobre todo
para el lector y feligrés lambayecano, debemos mencionar también la existencia
de las mayordomías de “Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza (1767) y Nuestra
Señora del Cisne (1770)”, cuyas imágenes eran veneradas en la iglesia San Pedro
de esta ciudad. (Castañeda Murga - Espinoza Córdova, 2010: 22, 23).
En 1778, Se inician los trámites con el objeto
de establecer una Cofradía de Nuestro Amo Crucificado con título de
Huamantanga, en la ramada de San Roque. (Castañeda Murga – Espinoza Córdova,
2010: 24).
Para el año de 1784, se confirma la existencia
de una cofradía de Nuestra Señora de la Purísima Concepción, su mayordomo don
Antonio Atocha.
Por nuestra parte hemos logrado fichar a la
Cofradía de Nuestra Señora de Loreto en el año de 1790.
En 1790, testaba, ante el escribano Manuel
Vásquez Meléndez, el presbítero don Francisco Peralta Mireles, hijo del capitán
don Juan Antonio Peralta y doña Juana Mireles. Después de encomendar su alma a
Dios y pedir que su cuerpo sea sepultado al interior de la iglesia parroquial
de Lambayeque, en el lugar correspondiente a su estado sacerdotal, manifestaba,
en una de las cláusulas del citado instrumento, que dejaba una casita en la
calle Chancay, hoy calle Bolognesi, para que sea alquilada, y que el producto
de su arrendamiento, de cada un año, sea repartido de la siguiente manera:
[…] doce
reales para la cofradía del Santísimo Sacramento, otros doce reales para el Sagrado
Corazón de Jesús, otros doce reales para el Glorioso Señor San Joseph, otros
doce reales para la Señora de Loreto: otros doce reales para nuestra Señora del
Carmen, otros doce reales para nuestra Señora del Rosario, otros doce reales
para nuestra Señora de las Mercedes: otros doce reales para nuestra Señora de
los Dolores: Advocaciones y cofradías que se celebran en la Iglesia Parroquial
de este Pueblo (sic ) (ARL. Escribano Manuel Vázquez Meléndez. Tomo X. 1790
– 1791).
Aún no estamos del todo seguros para poder
afirmar que estas serían, a las finales, las únicas cofradías con que contaba
la iglesia San Pedro de Lambayeque en las dos últimas décadas del siglo XVIII;
pero todo hace suponer que tal vez así lo fuera.
Cofradías y Hermandades en el siglo XIX
Cofradía de Nuestra Señora de la Purísima
Concepción (1800). En 1804,
el Obispo de Trujillo nombra Mayordomo Mayor de la Cofradía de la Purísima
Concepción al presbítero don Justo Siancas, en reemplazo del seglar don Antonio
Atocha (Menéndez Rúa, 1935:111). A partir de 1814, era su mayordomo don Antonio
Montenegro.
Cofradía de Nuestra Señora de la O (1801),
mayordomo: don Isidro Ladrón. (Castañeda
Murga – Espinoza Córdova 2010: 25).
En 1801, se solicita licencia para el establecimiento de la Hermandad de San Antonio de Padua (Castañeda Murga – Espinoza Córdova 2010: 25).
Inventario de las alhajas de San Antonio de
Padua: “Una diadema de plata. Un cordón de plata. Una azucena de plata”.
((Archivo Parroquial de Lambayeque (en lo sucesivo APL). Inventario de la
Parroquia de Lambayeque ratificado el 16 de junio de 1902).
Cofradía del Gloriosos Arcángel San Miguel
(1804).
En el Archivo Parroquial de Lambayeque se
conservan algunos documentos sueltos referentes a esta cofradía, como un inventario
de 1804, y la entrega voluntaria de las alhajas del Santo efectuada, el 24 de
abril de 1849, por Felipe Siarcia albacea de su padre José María Siarcia. Así
tenemos que la imagen del Arcángel San Miguel que se veneraba en esta iglesia,
se encontraba, en 1804, […] colocado en su altar y retablo todo dorado nuevo. Y
unas andas de madera nuevas sin dorar”. El altar contaba con un frontal de
plata, clavado a él y concluido en ese año; su peso aproximado 15 marcos de
plata. Para 1849, el frontal ya no existía porque había sido requisado, en
1824, para solventar los gastos del Ejército Libertador. Entre su rica
parafernalia se encontraba: Un morrión de plata; dos alas de plata; un broquel
de plata; un alfanje de plata; un retazo de plata, sin saber su peso; un par de
chapines de plata; un ahogador con catorce piedras de topacio y una pequeña
cruz de cristal, veinticinco sortijas de piedra lucientes para el adorno de su
banda, además de un par de vestidos viejos y uno nuevo. (APL. Libros
Inventarios y Cofradías 1797 al 1855).
Mayordomía del Señor del Prendimiento (1808). (Castañeda Murga – Espinoza Córdova 2010: 26).
Cofradías unidas del Señor Crucificado y de
Nuestra Señora de los Dolores (1814), mayordomo: Juan Romualdo Vidaurre de la
Parra.
Cofradía del Santísimo Sacramento (1823),
mayordomo: el cura José Marcelino Sosa.
Inventario de la cofradía del Santísimo
Sacramento (1906): “Un Altar Mayor con sus respectivas imágenes: el Padre
Eterno, el Patriarca San José con su respectiva corona y azucena de plata (el
Padre Eterno tiene su triangulo de plata), la Virgen con su respectivo
vestuario, un pelicano con sus alas todo forrado de plata = un estandarte de
plata con seis campanillas también de plata, dos pasadizos (?) también de
plata, su báculo forrado en plata con su cruz de plata = un centellero con
siete candelejas de plata = Dos incensarios = una maceta = una cuchara de plata = cinco báculos forrados
en plata = Dos cañas de ciriales con sus candelejas de plata y las cañas
forradas en plata = Cuatro atriles forrados en plata = Doce candeleros grandes
de plata (a uno le falta un ruedo de pulgada y ½) = Cuatro candeleros chicos de
plata = una caña de plata con tres candelejas (para las tres marías) = una
campana de plata (en la agarradera le faltan las perillas) = un platillo de
plata de la demanda del Santísimo = Tres potencias de plata del paso de la cena
y su cabellera = un relicario de plata con su cadena de plata (sirve para las
renovaciones) = un sitial para el viatico con su delantera forrada en plata,
este sitial tiene una cruz de plata = Un sol de plata dorado que cubre la
custodia en el Altar Mayor = Cuatro faroles buenos y dos quebrados = una caja
de madera de la antigua custodia = Doce apóstoles retocados con sus respectivos
vestidos y el Señor de la Cena = una caja grande para guardar la cera = un
palio de lama de media vida = un estandarte de media vida = una funda de la
Cruz Alta = ocho banderas de raso nuevas = cuatro banderas de media vida = “
(sic) (APL. Papeles sueltos: Inventario de la Cofradía del Santísimo Sacramento
(1906).
Cofradía de Nuestra Señora del Rosario (1823),
mayordomo: Miguel Yacarini.
Cofradía de Nuestra Señora de las Mercedes
(1823), mayordomo: el presbítero José Donato de Ripalda.
Inventario de las alhajas de la imagen de
Nuestra Señora de las Mercedes: “Una corona de plata dorada, con dos perlas y
cuatro rosas guarnecidas de piedras preciosas; un escudo de oro con su doble
cadena también de oro y guarnecido de perlas y piedras preciosas; un ahogador
con nueve topacios rodeados con oro; un escudo de plata grande y una media luna
de plata. (APL. Inventario de la Parroquia de Lambayeque ratificado el 16 de
junio de 1902).
Cofradía de Nuestra Señora de Dolores (1823),
mayordomo: Manuel de la Fuente.
Cofradía de Nuestra Señora del Carmen (1823),
mayordomo: José Andrés Delgado y Cotera.
Inventario de Nuestra Señora del Carmen (1902):
“Cuatro ángeles de plata, uno sin alas. Dos arañas de plata con ocho brazos sin
candeleja y trece piezas sueltas. Una Virgen pequeña en su platillo de plata.
Un Virgen forrada en plata. Una corona de plata dorada. Una media luna de plata
dorada. Una coronilla de plata dorada. Un escapulario de oro con perlas y
piedras. Un escudo de oro con perlas y piedras. Una coronita de plata del niño
Dios (en el altar). Una coronita de la Virgen pequeña. Un escapulario de plata
del niño Dios y otro dicen que está en poder de la señora Amacilia Bazo. Una
Cruz de plata (rota). (sic) (APL. Inventario de la Parroquia de Lambayeque
ratificado el 16 de junio de 1902).
Cofradía de Nuestra Señora de Guadalupe
(1823), mayordomo: José León Cususoli.
Hermandad de San Antonio de Padua (1823),
mayordomo: Jacinto Martínez.
Hermandad de San Pascual Bailón (1823),
mayordomo: Miguel Navarrete.
Hermandad del Niño Dios (1823), mayordomo:
José Manuel Cususoli.
Imagen de San Pascual Bailón. Miembro de la Orden de Frailes Menores (franciscanos). Patrono de los congresos eucarísticos y de las cofradías del Santísimo Sacramento. Como hemos podido observar en la iglesia de Lambayeque se veneraba a este esté Santo y además contaba con una cofradía bajo su advocación, en las primeras dos décadas del siglo XIX.
Para el año de 1882, en los papeles sueltos
sobre Cofradías que custodia el Archivo Parroquial de Lambayeque (APL),
aparecen las Cofradías de: “S. Pascual
Bailón, de Nuestra Sra. de las Mercedes, de Animas, de S. José, y de Nuestra
Sra. de Guadalupe”. (Menéndez
Rúa 1935: 111). Por esa época seguía existiendo la Cofradía
del Niño Dios.
Por Ley del 2 de noviembre de 1889, expedida
por el gobierno del general Andrés Avelino Cáceres, se encarga, por embargo, a
la Beneficencia la administración de los bienes de las cofradías,
archicofradías y congregaciones de ese género. Sin embargo, en Lambayeque no se
cumple con esta disposición; así consta en el respectivo libro de actas de la
institución.
El 16 de enero de 1890, la Beneficencia de
Lambayeque, mediante oficio, se dirige a los alcaldes, a los gobernadores y
curas de los distritos pidiéndoles den razón de los bienes pertenecientes a
cofradías en su jurisdicción, con la finalidad de ser incorporados a la
institución benéfica según mandato de la Ley. A casi diez meses de emitida la
Ley, el cura y vicario de Lambayeque informó que en su jurisdicción no existían
tales bienes de cofradías.
En 1896, La Beneficencia de Lambayeque se
encontraba en total insolvencia. Una prueba de esto la encontramos también en
1897. En efecto, ese año la citada institución a duras penas pudo solventar, y
con atraso, los S/.120 soles que demandó la festividad de la Virgen María (8 de
diciembre), conmemoración a cargo de la congregación “Hijas de María”. En ese
mismo año (1896), el “Sr. Cura don José Gabriel Santillán, solicitó y obtuvo
del Sr. Obispo licencia canónica para establecer la Congregación de “Hijas de
María” en Lambayeque” (Menéndez
Rúa 1935: 111).
Esto también constituye una prueba de que la
Beneficencia ya administraba los bienes de cofradías en Lambayeque, entre las
cuales se encontraban también la del Santísimo Sacramento, Nuestra Señora de la
Purísima Concepción, Nuestra Señora del Carmen, Nuestra Señora del Rosario,
etc.
Todo parece indicar que la situación económica
de la Sociedad de Beneficencia Pública de Lambayeque comenzó a mejorar
paulatinamente desde los primeros años del siglo XX. Así, en diciembre de 1903,
donó inmediatamente S/.130 soles para la festividad de la Virgen María, que
como hemos visto anteriormente celebraba la Congregación “Hijas de María”, que
en ese año presidía la Sra. Matilde Leguía. Los mayordomos de tal o cual
cofradía recibían cheques a su nombre para la celebración de sus respectivas
festividades y estaban obligados a rendir cuentas a la Beneficencia de los
gastos efectuados.
Debemos advertir que esta es solo una relación
preliminar, provisional, ya que falta aún mucho por investigarse respecto al
número de cofradías, hermandades, congregaciones o simples mayordomías,
establecidas en el pueblo de Lambayeque a lo largo de los siglos que,
sucintamente, acabamos de tratar.
Sin embargo, esta pequeña muestra nos está manifestando que la Generosa y Benemérita ciudad de San Pedro de Lambayeque es poseedora de una vieja y larga tradición religiosa. Tan antigua y tan relevante como de la que, con orgullo, se pueda jactar cualquier otra ciudad de calificada importancia en la región norte de nuestro país.
Estandarte de la cofradía del Sagrado Corazón de Jesús. Lambayeque ( Brüning , 1917)
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Archivo del autor
Escribano del Cabildo
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Fotografía
Hans Heinrich Brüning.
Guillermo Luna Lorenzo (Memo Luna).
Demetrio Luna Lorenzo. (Tito Luna).
Colección del autor.